César Bona, profesor en el colegio Puerta de Sancho, de Zaragoza, propuso a sus alumnos un juego, como hace cada miércoles. Al principio eran “historias surrealistas”: él proponía un título y los alumnos debían seguir la narración. Luego pasaron a buscar palabras poco habituales en el diccionario. “Como estábamos ya a fin de curso, les propuse una serie de términos para que me dijeran lo que podrían significar”, explica Bona a Verne. Sin hablar con nadie y sin consultar el diccionario. Es más, si conocían la palabra debían imaginar un significado diferente. Después tenían que escribir una frase usando esa palabra.
El resultado son estas 29 definiciones publicadas en dos entregas en su página de Facebook y firmadas por niños de entre 10 y 11 años.
Las dos publicaciones suman más de 3.000 “me gusta”, si bien es cierto que la primera se popularizó después de que la publicara otro usuario de Facebook, Pablo Díaz, que cuenta a Verne que la vio en un grupo de filología de la red social. Esta publicación se ha compartido más de 38.000 veces.
Tras escribir las definiciones, toda la clase las leía, en un ejercicio que provocó bastantes risas, para después buscar los significados correctos. El último ejercicio consistía en que cada alumno escribiera una redacción usando todos los términos, como la que recogió Bona en otra publicación de Facebook y que narra la historia del caballero del huevo frito, que se enamoró de una princesa que también era uróloga y a quien llevó a pasear en su coche híbrido. La uróloga le dejó por un grumete y el caballero acabó haciéndose un huevo frito con una espumadera.
El objetivo de Bona, uno de los 50 maestros de todo el mundo que fue candidato a ganar el Global Teacher Prize, es estimular la imaginación y la creatividad de los niños: “Provocar que salgan nuevas ideas”. Este maestro destaca “su frescura: son capaces de fijarse en cosas que nos pasan desapercibidas”.
Bona explica que todos los niños saben qué es un tanga y que un plafón no es "una planta que regala Vodafone". Pero también subraya su lógica -“que a los mayores nos parece ilógica”- a la hora de buscar conexiones y relaciones, conozcan o no la palabra. “Que una comidilla es una comida pequeña tiene todo el sentido del mundo”.
El hecho de que haya tanta gente compartiendo estas definiciones muestra “que la gente se está divirtiendo con el uso del lenguaje” y con esta forma de “jugar con las palabras”.
No es la primera iniciativa de los alumnos de Bona que acaba difundiéndose por internet. Su protectora virtual de animales El cuarto hocico fue el gérmen de Children for Animals, un proyecto que enseña respeto por los animales y el medio ambiente en colegios de todo el mundo. "A mis alumnos les digo que las redes son como un océano: puedes encontrar tesoros o latas. Hay que enseñarles a discriminar, a comparar, a citar las fuentes". Y añade que "esta actitud y poder positivos se pueden contagiar".