S.O.S. Pedriza es una plataforma de voluntarios que se ha organizado para protestar por la inactividad de las autoridades a la hora de cuidar y limpiar La Pedriza, una zona del Parque Nacional de la Sierra del Guadarrama que cada fin de semana se llena de turistas y, también, de basura.
En su concentración del sábado 5 de septiembre, la organización repartió una hoja que nos recuerda lo mucho que tarda la naturaleza en lidiar con lo que deberíamos guardar en una bolsa y llevar al contenedor apropiado. La primera publicación de esta foto en Facebook se ha compartido más de 74.000 veces y el tuit más exitoso que la ha publicado supera el millar de retuits.
Los comentarios y respuestas en Twitter se asombraban o ponían en duda unas cifras que, en todo caso, hay que recordar que son orientativas. Entre otras cosas porque el tiempo de degradación depende de muchos factores. La velocidad a la que algo se degrada y se descompone en los elementos que lo forman depende no sólo de su composición, sino también de “la temperatura, la humedad y la radiación solar…”, entre otros factores como “los cambios bruscos de temperatura”, según nos explica Miguel Ángel Soto, responsable de la campaña de bosques de Greenpeace. Por ejemplo, el vidrio es un material inerte, por lo que no tendría por qué deteriorarse.
A muchos les ha sorprendido también el hecho de que la hoja repartida por S.O.S. Pedriza recomendara no tirar restos de fruta. Es cierto, como dice Soto, que se trata de “materia orgánica que acabará formando parte del horizonte orgánico, integrándose bien en el humus”. Pero en el caso de La Pedriza y otras áreas recreativas, estamos hablando de una “zona muy frecuentada y donde además cada pocos metros hay una papelera. Aunque sería incluso mejor llevárnoslo todo”.
Otro dato que extraña es el tiempo que tardan en degradarse las pieles de plátano y de naranja. La cifra de dos años es correcta, como recuerda este artículo de 2009 de The Guardian. El artículo cita cifras parecidas a las de S.O.S. Pedriza y añade que en la montaña de Ben Nevis hay alrededor de un millar de pieles de plátano tiradas. No se ayuda al ciclo natural de la tierra, sino que simplemente se ensucia.
Sí que es cierto que en el caso de algunos de los materiales, nos faltan datos para saber en cuánto tiempo se van a degradar. Como explica Slate, tenemos pruebas bastante fiables para la degradación producida por microorganismos. Pero el plástico, por ejemplo, se degrada por acción de la radiación ultravioleta y no está claro cuánto puede durar este proceso. Dar la cifra de 100, 500 o 1.000 años sólo es una forma de decir “mucho, mucho tiempo”.
Soto explica que sí ha visto bolsas de plástico parcialmente degradado, “que queda troceado. Incluso cuando intentas recogerlo al limpiar, se deshace”. Este proceso de degradación dura unas décadas, pero acaba con la integración de unas sustancias “que no son propias del medio natural y que no se incorporan a la naturaleza”. El responsable de Greenpeace recuerda la importancia de usar siempre que se pueda objetos fabricados con plásticos biodegradables, que se elaboran a partir de materiales como el almidón de maíz, por ejemplo.
Esto en cuanto a los plásticos, pero otros materiales pueden ser aún más peligrosos: “Una pila cuyo envoltorio se deteriora puede soltar cadmio, plomo, zinc…”. Ya no se trata sólo de que estemos ensuciando, sino que “estamos generando contaminación”.
Al final, estemos hablando de un compuesto orgánico o de uno inerte, la conclusión está clara: no hay que tirar basura al campo y todos nuestros desperdicios se han de procesar de forma correcta. En el caso concreto de La Pedriza, sólo hay que recordar las palabras de la plataforma SOS Pedriza que recogía El País el pasado 11 de agosto: “Tenemos una joya natural y parece el vertedero de Valdemingómez”.