La semana pasada Frank Miller se coló inesperadamente entre los Trending Topic de Twitter. Que un autor de cómic llegue a ser lo más comentado en la red social no es algo que ocurra todos los días. No es un jugador de fútbol. Ni siquiera estaba hospitalizado o había muerto. Aunque tampoco era para bien: nadie repasaba su revolucionaria carrera ni celebraba su esperada vuelta a las viñetas. No. Twitter la había tomado con él con su mala leche habitual por su última portada.
La ilustración en cuestión pertenece a The Atom, cómic que servirá de complemento a la tercera parte de una de sus magnas obras, El Caballero Oscuro (historia que ni siquiera ha podido dibujar íntegramente por su delicada salud). Twitter no tardó en calificar su dibujo como el nuevo Ecce Homo. Lo que podría haber sido un jolgorio del mundo del cómic, pronto fue un ataque masificado contra una de sus leyendas vivas. Leña del árbol caído por no dibujar al clásico y escultural Clark Kent. El airado contraataque de la industria contra este bullying digital no tardó en llegar.
La carta abierta escrita por el dibujante David Rubín - (Beowulf) cuyo estilo está muy inspirado en Miller - repasa las aportaciones al mundo del cómic de Miller sin rehuir de tropiezos como dirigir la película The Spirit y ha sido compartida 700 veces. Ha servido también de altavoz para que otros autores se lancen en su defensa. En Twitter muchos pesos pesados del cómic apoyaron al estadounidense: los guionistas Greg Capullo, Kurt Busiek, Mark Waid, Erik Larsen y Scott Snyder, el dibujante Kevin Maguire e incluso Rob Liefeld, que ha sido durante décadas diana de las burlas por su “particular” estilo de dibujo. También el español Cels Piñol, que ha hecho de la parodia un arte, se ha sumado a este movimiento de la manera más original, dedicándole su tira en Zona Negativa.
“Cuando eres lector, creas un vínculo con el autor. Llegas a conocerlo. Me ha salido la vena del colegueo”, defiende por teléfono Piñol. “No me gustan nada sus últimas obras, pero fue muy cruel. La gente se animó y se creó un efecto dominó. Como digo en la viñeta, es un patio de colegio. Todos somos libres de no mirar”. Piñol no hace un alegato a la portada de Miller, sino a la actitud de los detractores. “Alguien que ha llegado tan lejos con un lápiz, merece mi respeto”.
Tras la vapuleada portada, aparecieron los primeros interiores de la obra y, pese a no ser el Miller de otros trabajos, dista mucho de ser ese al que criticaban sin piedad. Además, lo que le ha ocurrido al estadounidense no es una excepción: "Es indudable que es una profesión en la que tu trabajo depende del pulso. Lo importante para ser dibujante es tener un buen asesor, contable y abogado. Casi cada año hay que poner dinero para apoyar a uno enfermo sin cobertura sanitaria”, explica Piñol, “me gustaría meterme en su cabeza y ver por qué lo ha dibujado así. Entenderlo”. Los dibujantes son casi siempre autónomos y no ganan nada por el uso de sus superhéroes, cuyos derechos pertenecen a las compañías. Los sexagenarios en activo se cuentan casi con los dedos de una mano. Miller tiene 58 años y tiene un cáncer que le ha llevado a mostrar un aspecto muy desmejorado en sus apariciones.
Aunque esta nueva portada no deleite como lo hacía en momentos de 300 o Sin City, antes de criticar a Miller por sus capacidades actuales hay que hacer memoria, porque un autor no es su última obra. Miller estará en la nueva Batman vs. Superman, está en el cómic noir americano y los personajes de la serie de Daredevil. Y sin cobrar un dólar.