Uno de los primeros avisos que recibe al visitante, y al colombiano, al aterrizar en el aeropuerto de El Dorado de Bogotá advierte sobre el paseo de los millonarios. Una práctica que vaciará los bolsillos y la cuenta corriente de un cliente que haya tenido la mala suerte de toparse con un taxista que, bajo amenaza, le obligue a sacar dinero de varios cajeros.
El anuncio da la primera pista de cómo se percibe el sector en la capital colombiana. Y este tipo de extorsión no es la única queja que persigue al servicio: taxímetros adulterados, malos tratos, conducción peligrosa… Hartos de este tipo de situaciones, una pareja de bogotanos -que ha preferido mantenerse en el anonimato- creó una web en 2012 para que los ciudadanos pudieran quejarse. El pasado octubre, Denuncie al taxista se convirtió en una aplicación que en tres meses cuenta con 25.000 usuarios y una base de datos con más de 100.000 denuncias.
“Empecé a tener problemas porque me cobraban de más o no me querían llevar a determinados sitios, no suelo pelear con los taxistas así que decidí quejarme en organismos oficiales”, explica uno de los fundadores. En Colombia, los encargados de sancionar a los conductores son las empresas que los contratan y, según cuenta el creador, “siempre tenían alguna excusa para no tramitar las denuncias”. Recuerda cómo en más de una ocasión los propios taxistas ya le advirtieron: “Quéjese, pero no va a pasar nada”. Fue entonces cuando idearon una web para que la gente pudiera reportar quejas y al mismo tiempo consultar qué taxis eran recomendables y cuáles no a través de la placa identificativa.
Tras la web, llegó una cuenta en Facebook, eliminada por no cumplir con los requisitos de la red social, que ahora ha sido recuperada y funciona como un canal de comunicación. El perfil en Twitter, con más de 162.000 seguidores, se ha convertido en su herramienta más efectiva. La pareja se aprovechó de la comunidad de usuarios que habitualmente utilizan esta red social para publicar la matrícula del taxi en el que viajan como medida de prevención, así sus seguidores están pendientes en caso de tener algún problema. “Me pareció una buena idea que no solo compartieran el número, sino que además recibieran de manera automática información del coche en el que viajaban”, cuenta el fundador, que gracias a su trabajo como desarrollador web pudo configurar este sistema.
Además de con un tuit mencionando la cuenta @Denuncietaxista, cualquier persona puede informar de quejas en la web simplemente registrándose con su usuario de Twitter y Facebook, o con el email. “Solo almacenamos esta información y no aceptamos reportes anónimos”, aclara.
La tercera vía es descargando la aplicación gratuita que por el momento solo está disponible para Android. “Nunca publicamos los datos de los denunciantes”, dice al mismo tiempo que se justifica por qué sí comparten información de los taxistas. “Hay un área gris en la legislación”, asegura, “de hecho, en la web del organismo de Movilidad de Bogotá se pueden consultar las matrículas y los nombres de los taxistas. Su petición constante es que se sancione al conductor y no a la matrícula”.
Para intentar equilibrar esta situación, han creado un formulario de inscripción para los conductores amonestados. “Así pueden gestionar su perfil y avisarnos de posibles denuncias falsas”. El creador cuenta que además ha desarrollado una herramienta para filtrar los informes más graves y comprobar que son ciertos antes de publicarlos. El 66% de los comentarios recibidos son quejas, un 33% son notificaciones positivas. El 31% de los reportes negativos tienen que ver con taxímetros adulterados, el 16,1% con el cobro ilegal y el 10,7% son casos en los que se ha denegado el servicio. La agresión llega al 7,6% de los casos clasificados y el robo (incluyendo los billetes falsos) es del 2,1%.
“Con los datos que tenemos, me atrevo a afirmar que el 70% de los taxis en Bogotá tiene un taxímetro ilegal”, dice. “Y la sanción es de 300.000 pesos [menos de 100 euros] y un parte, una cantidad que en dos días de trabajo pueden recuperar”. Verne ha intentado ponerse en contacto con la principal asociación de taxistas de la capital, pero no ha obtenido respuesta.
Los creadores de Denuncie al Taxista, aún así, creen que la situación del gremio mejora poco a poco. “No solo por nuestro trabajo, la competencia que ha supuesto Uber garantiza una mayor seguridad”, creen. Juan Salcedo, CEO de Tappsi, la aplicación más usada con 30.000 taxistas afiliados reconoce que gracias a la tecnología y los nuevos filtros que impone, el sector avanza. “La situación es muy similar a la de otras ciudades en Latinoamérica con problemas de seguridad como el nuestro”.
A lo largo de este año y gracias a los acuerdos que han llegado con compañías como Tappsi, crearán un sistema para que las quejas lleguen directamente a las empresas responsables. “La situación en Bogotá es especialmente preocupante por el poder político de los taxistas que se jactan de tener la capacidad de parar la ciudad cuando les convenga y de elegir a los alcaldes”.
La supuesta fuerza a la que se refiere el creador de la plataforma se sustenta en los 52.390 vehículos en Bogotá, según datos del Registro Distrital Automotor de diciembre de 2015, y sus familias, lo que consideran un importante granero de votos. “De verdad queremos que se depure el sector”, dice y recalca que su objetivo no es enriquecerse con esta aplicación.