Carolina Bescansa se convirtió el miércoles 13 de enero en el centro de un acalorado debate sobre la conciliación laboral y familiar al acudir con su bebé, de seis meses, al Congreso. Hace 25 años, otro bebé estuvo en la Cámara, como recordaban algunas publicaciones en redes sociales:
En la imagen, un recorte de el diario El Mundo, Nines Maestro amamantando a su hijo en 1991, en un congreso del Partido Comunista.
En 1991 no había guardería en el edificio, no existían el voto telemático ni la hora de lactancia. Nada de esto amilanó a Ángeles Maestro: en aquel año, la portavoz de IU acudía la Cámara baja con su hijo, y comenzó las gestiones para instaurar el servicio de guardería. No se consiguió hasta 15 años después.
"Conjugar ser madre y diputada no era nada fácil", explica Ángeles Nines Maestro, ahora militante de Red Roja, vía telefónica a Verne. "Yo era portavoz de mi grupo y se estaban tratando temas muy delicados como la Ley del Medicamento. Además en momentos como los debates de los presupuestos las intervenciones no tienen hora fija y se alargan hasta la madrugada. La única forma de poder asistir y continuar la lactancia con normalidad era llevar al niño conmigo".
Miguel, el bebé, se quedaba a cargo de su abuela en el despacho más grande del consistorio: el del Presidente. "Hablé con Félix Pons [Presidente del Congreso por aquel entonces] y muy amablemente me cedió su despacho. Mi madre se quedaba allí con el niño, y si lloraba o me necesitaba, alguien me avisaba y yo salía del hemiciclo".
El niño pasaba horas en el Congreso, pero solo en el despacho del Presidente: "Nunca lo llevé hemiciclo", afirma. "No critico lo que ha hecho Bescansa, pero para mí mi maternidad era cosa mía y de mi hijo, y de nadie más".
Pons no fue el único que facilitó las cosas: "La actitud tanto de mis compañeros de IU como del resto de diputados fue cálida y muy buena", explica, "y también la de todos los trabajadores del Congreso, que hicieron todo lo que pudieron por hacérmelo sencillo".
Aquel fue el germen de la guardería del consistorio. "Sabía que no era la única que estaba, ni que estaría, en esa situación, así que inicié las gestiones para que se abriera una guardería", explica. Fue abierta en 2006, 15 años después, durante la presidencia de Manuel Marín, de PSOE.
La conciliación laboral, complicada para todas
Aunque desde entonces la situación para las diputadas ha mejorado –la guardería ya funciona y el voto puede realizarse telemáticamente–, Maestro considera que para todas las mujeres españolas la conciliación es complicada: "El permiso de maternidad es raquítico, en casi toda Europa es de seis meses o más y aquí son cuatro". Según la Encuesta de Familia y Género elaborada por el CIS en 2012, más del 74,6 % de los españoles cree que esta baja es insuficiente.
Desde 2008, los permisos de maternidad en España han caído en un 20 % según el Informe de Conciliación de la Vida Laboral y Familiar en España, de diciembre de 2015. En 2014, una de cada tres personas decidió no beneficiarse de este permiso.
"El gran problema para la conciliación es la precariedad laboral", opina Maestro, "que hace que no renueven a mujeres embarazadas, aunque no digan que esa es la razón. También la falta de guarderías públicas accesibles. Hay gente a la que no le compensa trabajar y tener que pagar una barbaridad por guardería privada".