El eslogan de Chernobylwel.come es: “Mira, siente, experimenta… Pero no toques…”. Sus viajes organizados a Chernóbil cuentan en Tripadvisor con una media de cinco estrellas, además de un certificado de excelencia de la web. Algunos de sus clientes escribieron que la experiencia fue “memorable, fuera de este mundo” y que se trató de una “magnífica visita al sitio más increíble y extrañamente bello”. La empresa incluso cuenta con un vídeo en YouTube que imita los anuncios cinematográficos.
El 26 de abril de 2016 se cumplirán 30 años del mayor accidente nuclear de la historia. El reactor número 4 de la central nuclear de Chernóbil explotó esa madrugada, llevando una nube de radioactividad a media Europa. Gran parte de la zona que rodea la central no se podrá volver a habitar nunca. En el momento del accidente murieron 31 personas y otras 135.000 fueron evacuadas. Se calcula que la cifra de víctimas de la radiación estaría entre las 100.000 y las 200.000.
La central, al norte de Ucrania, está rodeada de una zona de exclusión de 30 kilómetros a la redonda. Pero aun así es posible visitarla. La idea resulta a la vez atractiva y macabra, casi de mal gusto. Hemos preguntado a algunas de las agencias que se encargan de estos viajes para saber qué podemos esperar. Y qué podemos tocar.
Excursiones de uno y dos días
Eliska Chuda, de Chernobylwel.come, nos explica que a la zona solo se puede ir con guía, salvo contadas excepciones “para científicos y expertos nucleares”. Su empresa ofrece una excursión de dos días con salida desde Kiev a las 8 de la mañana y noche de hotel incluida, además del guía y “comida tradicional ucraniana”. Sale por 280 euros, que se pueden pagar por adelantado o en efectivo antes de salir. Las excursiones privadas dependen del número de personas que vayan, pero podrían salir a partir de 140 euros por persona y día.
Según nos cuenta Chuda, este año y con motivo del 30 aniversario, la empresa ha añadido más excursiones a las habituales: una de dos días para cada viernes y sábado, además de otras dos extra para los días 3-4 y 17-18 de abril, con el mismo itinerario de las habituales.
Estas excursiones incluyen “la ciudad fantasma de Prípiat, el misterioso radar militar secreto Duga y pasar muy cerca de la conocida planta nuclear de Chernóbil”, explica la web de la empresa. La ruta ofrece la oportunidad de conocer a algunos de los habitantes locales que sobrevivieron a la explosión del reactor número 4. De hecho, a la mayoría de sus tours acude "el anterior jefe de policía de Prípiat, Aleksei Moskalenko”. Se visitan algunos de los lugares más conocidos de la localidad, como el invernadero, el colegio y el bosque, “en un viaje en el tiempo… a 1986”.
Por supuesto, no es la única empresa que ofrece estos viajes. SoloEast Travel lleva ofreciendo excursiones por Chernóbil desde 1999, apenas 13 años después del desastre. Aunque de momento "tenemos el mismo número de viajeros que el año pasado", Natasha Iletmish espera que el número se incremente. Pero no tanto por el aniversario de la catástrofe, sino porque “la situación en Ucrania afectó mucho al turismo en 2013 y 2014”.
La empresa ofrece excursiones de uno y dos días, incluyendo una visita “a la ciudad casi enterrada de Kopachi” y a su guardería. El reactor número 4 se llega a ver a 270 metros de distancia. También hay visita a Prípiat, que incluye las paradas habituales: la calle Lenin, el hotel Polissya, la piscina, el hospital y la fotografiadísima noria de la ciudad. Se puede reservar la presencia de radiólogos y biólogos para añadir más información a la visita.
Los tours de Solo East también están bien valorados en Tripadvisor, de nuevo con media de cinco estrellas: “La visita de tu vida”, “increíble experiencia”, “parece sacado de una pesadilla”.
También hemos hablado con Dylan Harris, de Lupine Travel, que ofrece una excursión de un día por 130 euros. Esta agencia está especializada en “destinos únicos”, según su web: además de Chernóbil, ofrecen viajes a Irán, Irak, en el ferrocarril transmongoliano, Irán, Iraq, Somalilandia, Turkmenistán y Corea del Norte, su "destino más popular". Para hacernos una idea, Harris nos contestó por mail con algo de retraso porque estaba trabajando de guía en Etiopía.
Este año ofrecen también salidas de dos días por 390 euros. Eso sí, Harris explica que “no ofrecemos excursiones especiales en abril, ya que este año habrá eventos para los residentes a finales de mes. Al ser una época triste, no queremos sacar provecho vendiendo tours especiales a nuestros clientes. Nos gustaría reservar este tiempo para que visitara la zona la gente afectada por el desastre”.
¿Dos días? ¿Y dónde duermo?
En Chernóbil hay dos opciones de alojamiento. La más conocida es el hotel Prypiat, que según los usuarios de Tripadvisor “está bien para pasar una noche”. El principal inconveniente es que los baños se comparten y que las habitaciones son de tres o cuatro camas, así que igual te toca dormir con otros compañeros de viaje. Eso sí, se trata del mejor hotel de Chernóbil. De hecho, es el único. Aquí hay fotos.
También puedes optar por pasar noche fuera de la zona de exclusión. SoloEast ofrece el Countryside Cottage Chernobyl Hotel. Está a 5 kilómetros del primer control de entrada y a 100 kilómetros de Kiev. Todas las habitaciones tienen cocina, comedor y sala de estar, además de lavadora y secadora. Puedes incluso ir de compras al pueblo cercano “en nuestro famoso Lada amarillo”.
¿Pero esto es seguro?
Según la web de Chernobylwe.come, la dosis recibida en la excursión de dos días es comparable a una radiografía o a un viaje de varias horas en avión: “Probablemente recibirás más radiación durante tu vuelo a Kiev”.
Harris, de Lupine Travels, añade que las excursiones siguen una ruta muy estricta que ha sido comprobada en muchas ocasiones “y que no presenta niveles de radiación superiores a los de Kiev”. Eso sí, está prohibido separarte del guía para darte un paseo por tu cuenta, especialmente si tienes la idea de adentrarte en el bosque, que es “donde los niveles de radiación siguen siendo altos”.
Al final es como saltar en paracaídas en tándem. Aunque te tiras de un avión y parece muy arriesgado, sale bien prácticamente siempre y, en todo caso, tú no tienes que hacer nada.
Antes has dicho algo de gastronomía ucraniana
Según explica la web Traveling East, el plato más típico de Ucrania es el borsch, una sopa con remolacha y repollo que se sirve con pampushkas, unos panecillos ucranianos. También son populares el sashlik, carne marinada hecha a la parrilla en brochetas; la solianka, una sopa de pepinillos, repollo, setas y crema agria, y el varénique, empanadillas rellenas de chucrut, carne, queso, patata y huevo. Aquí hay más platos.
Wikitravel recomienda lavarse bien las manos antes de tocar nada de comer. Si prefieres traer comida de fuera, tienes que llevarla bien sellada. "Y evita abrir o consumir comida o bebida al aire libre a menos de 10 kilómetros a la redonda de la central nuclear".
¿Qué clase de gente va?
No nos engañemos, la gente que va a Chernóbil “es muy diferente”, explica Iletmish, de SoloEast Travel. De entrada, hay que ser mayor de 18 años. Según Harris, “la mayoría tiene un gran interés en la fotografía. Alrededor del 70% de los clientes son hombres que viajan solos de entre 18 y 60 años. El resto son viajeras solas o parejas”. Suelen venir de Europa, Norteamérica y Oceanía, “pero se está convirtiendo en un destino cada vez más popular para los viajeros latinoamericanos, en especial de Brasil y México”.
Según añade Chuda, de Chernobylwel.come, hay muchos “periodistas, fotógrafos, equipos de televisión y amantes de Chernóbil”.
Y sí, se pueden hacer fotos sin ningún problema, excepto en los tres controles militares de la zona. De hecho, las ilustraciones de este artículo son fotos que han publicado viajeros en Instagram.
Turismo macabro
Svetlana Alexievich escribe sobre estos tours en el epílogo de 2005 a Voces de Chernóbil, citando publicidad de periódicos bielorrusos. Habla de estos itinerarios que comienzan “en la ciudad muerta de Prípiat”, y prosiguen “por las aldeas muertas por donde corren entre las casas y a la luz del día los lobos y los jabalíes”.
Según la premio Nobel de Literatura, estos turistas “tendrán algo impresionante que contar a sus amigos cuando regresen a casa. La experiencia no tiene punto de comparación con un viaje a las islas Canarias o a Miami”. Y añade: “La gente viaja al lugar en busca de nuevas y poderosas impresiones. Sensaciones que es difícil encontrar en el resto del mundo, ya tan excesivamente acondicionado y accesible al hombre. La vida se vuelve aburrida. Y la gente quiere algo eterno”.
Después de las 400 páginas de tragedias que recoge Alexievich en su libro, el tono irónico y escéptico de su epílogo es más que comprensible. Estos viajes pueden parecer la versión macabra y morbosa de un parque temático. Una postal de una tragedia.
Pero Harris, de Lupine Travel, apunta que los viajeros aprenden mucho de estas excursiones “y acaban impresionados por la increíble visión de una ciudad abandonada y del desierto nuclear de Prípiat”. Algo parecido se podría decir de la visita a Auschwitz, por ejemplo, o a Alcatraz, o a la prisión sudafricana de Robben Island. Estos viajes también son una forma de acercarse a un trozo de historia y de tenerlo presente. Aunque sea rápido y de lejos. Incluso aunque sea pensando en las fotos de Instagram.
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Un granjero de 76 años que ha vivido en Chernóbil toda su vida.