Cuando pensamos en novelas, periódicos y blogs, pensamos en palabras. Nos cuesta poco olvidar las pequeñas sugerencias intercaladas: la puntuación. Pero ¿cómo podemos ser así de crueles con algo tan fundamental para la escritura?
Inspirado por una serie de carteles, me pregunté qué pinta tendrían mis libros preferidos si no tuviesen palabras. ¿Podéis distinguirlos, o son un galimatías? Lo cierto es que son bastante distintos. Pongamos como ejemplo mi libro favorito de la historia, ¡Absalom, Absalom!, de William Faulkner. La prosa es densa y está llena de paréntesis. Si la comparamos con una novela de prosa más simple, como el Meridiano de sangre de Cormac McCarthy, las diferencias son más que evidentes (ver imagen superior).
Sí, hay mucho contraste, pero también se puede encontrar belleza en la mezcla anárquica de símbolos. ¡Mirad qué surtido de puntos y guiones hay ahí arriba! Este código morse es incomprensible, pero a la vez está cargado de significado. Podemos mirarlo y decir: oración corta, descripción, descripción más corta, acción, acción, acción.
¿Queréis ver más? He colgado unos cuantos carteles de libros en una página de mi blog, y se puede acceder al código de forma libre aquí. ¿Por qué no imprimís toda la puntuación de Orgullo y prejuicio para empapelar las paredes?
Como he dicho antes, las diferencias entre estas novelas son más que evidentes. Mirad las contribuciones de cada tipo de puntuación:
Meridiano de sangre consta de oraciones cortas. Puede que encontremos una pregunta o dos, pero luego hay más oraciones. ¡Absalom, Absalom! es anárquico. Incluso se podría decir que son oraciones dentro de oraciones dentro de oraciones. ¿A que es maravilloso?
Vamos a comparar otros libros. Daos cuenta de cómo rompió con el pasado Adiós a las armas. Casi no hay comas, solo oraciones y diálogos. ¡Seguro que fue un soplo de aire fresco la mar de emocionante! Fijaos en lo austero que es Meridiano de sangre en comparación con los demás. Prestad atención a los punto y coma, que parecen haber desaparecido de la escritura.
La puntuación no se limita a hacerles hueco a las palabras: las separa. Está claro que algunos autores son más aficionados que otros a las oraciones largas y dispersas. Si a William Faulkner le enseñas oraciones cortas no va a hacer otra cosa que mandarte a la mierda.
Con todo, estas oraciones están compuestas de oraciones más cortas. Lo de Faulkner no es tan raro si lo comparamos con otras novelas. La diferencia entre una novela de Hemingway y una de McCarthy es la distribución de las comillas, que en inglés se utilizan para marcar los diálogos. Sin las manos cálidas y curvadas de las comillas, al lector le da la sensación de que hay más espacio.
La escritura puede ser preciosa gracias a las palabras que el autor decida utilizar, pero también puede serlo por cómo escoja puntuar.
Actualización: tal y como ha sugerido Brian B., he transformado la puntuación en un mapa de calor. Los puntos y los signos de interrogación y exclamación están en rojo. Las comas y las comillas, en verde. Los punto y coma y los dos puntos, en azul. Os los dejo aquí sin más…
* es matemático y neurocientífico. Trabaja en la Universidad de Princeton. Traducción del texto: Javier Pérez Alarcón
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