Hace dos semanas, Lydia Martínez relató en su perfil de Facebook que había sufrido bullying mientras cursaba segundo de la ESO. Casi ninguno de sus amigos actuales lo sabía hasta entonces. En el texto cuenta que la displasia de caderas severa que sufrió de los 12 a los 14 años le obligó a llevar corsé, lo que disparó los ataques contra ella por parte de un grupo de alumnos. Pronto se alejó de sus acosadores, pero su "autoestima y dignidad quedaron arrastradas a la altura del barro", recuerda esta murciana de 31 años.
Fue un periodo de tiempo corto, explica, pero las secuelas han tardado muchos más años en desaparecer. Para superarlo, decidió viajar y centrarse en sus objetivos profesionales; también crear una asociación llamada El camino de Aura para ayudar a otros en una situación similar y, sobre todo, contar su experiencia. La página acaba de arrancar y de momento suma unos centenares de miembros.
El acoso escolar tiene más secuelas que el maltrato, afirma un estudio de The Lancet Psychiatry. "Cuando no te quieres a ti misma y tu autoestima no existe, atraes a tu vida a personas negativas, que te hacen daño", dice Lydia Martínez en su escrito, que se puede leer de manera íntegra a través de este enlace.
La carta de Diego González, el niño de 11 años que se suicidó el pasado mes de enero en Leganés tras haber sufrido acoso escolar, fue el detonante definitivo para que Lydia se decidiera a luchar de forma activa contra el acoso escolar. "Me sentí muy identificada, porque en su día escribí cosas muy similares en mi diario", asegura.
"Creo que uno de los problemas de las víctimas de bullying es que guardan silencio. Algunos niños lo cuentan demasiado tarde. Hablar sobre ello es una parte imprescindible y, en mi caso, pensé que si lo hacía ahora con la ayuda de las redes sociales llegaría a más gente", comenta a Verne por teléfono. Su publicación en Facebook ha sido el germen de un libro en el que Martínez va a relatar su experiencia autobiográfica.
Imagen de Facebook cortesía de Lydia Martínez
En vez de usar su nombre propio, decidió escoger uno que le gustaba para crear la asociación, El camino de Aura. Ella misma está formando un equipo de ocho personas, rodeándose de gente de su confianza y con formación necesaria para ofrecer una asistencia profesional a través de las redes sociales.
Son psicólogos y pedagogos que restarán horas de su tiempo libre para dedicarlo a este proyecto. A muchos de ellos, Lydia Martínez los ha conocido en sus viajes al extranjero. Tras superar una depresión llena de conductas autodestructivas, la murciana se graduó en Información y Documentación y se trasladó a Finlandia para formar parte de un programa de voluntariado europeo en un centro juvenil del país.
"Viajando no huyes de tus problemas, porque siempre te persiguen, pero en mi caso ha sido una de las claves para poder superarlos. Cuando comencé a aprender inglés y comprobé que podía valerme por mí misma en un país extranjero, recuperé buena parte mi autoestima; además aprendí a confiar y dejarme ayudar por otras personas", explica Martínez, quien en la actualidad está becada en el Museo Arqueológico de Alicante.
"Bullying, hoy puedo decir que te he ganado la partida. Me quiero a mí misma tal y como soy, adoro mi escoliosis y mi hipotonía muscular, también mi 1,56 y mis curvas, pero lo que más me gusta de mí, es que soy buena persona. Para todos aquellos que no quisieron conocerme, que me humillaron, os regalo la mejor de mis sonrisas", escribe Lydia en su carta, que prontó se transformará en El camino de Aura.