La letra D procede del jeroglífico egipcio de la puerta. Para los fenicios fue la daleth y en griego, la delta. Es la nota re, además de la octava letra más frecuente en español: un 5,86% de las palabras de nuestro idioma contienen una D. Estas son algunas de las que más nos gustan.
Decumbente. Dicho de una persona: Que yace en la cama o la guarda por enfermedad.
Dejativo. Perezoso, flojo y desmayado.
Deletéreo. Mortífero, venenoso. Del griego deléter, destructor.
"Cada vez van a quedar menos personas irritadas contra este tiempo deletéreo. Aquejadas por los males reumáticos, acosadas por fríos y lluvias inoportunas, agotadas incluso de su propia ira, la población va reuniéndose en una doliente conformidad de maltratados". Vicente Verdú en El País sobre el verano de 1984 (se quejaba en junio, técnicamente ni siquiera era verano).
Demasiarse. Excederse, desmandarse.
Dementar. Hacer perder el juicio.
Derramaplaceres. Aguafiestas. En desuso, pero recuperable. Incluso merece una campaña en Change.org (si sirvieran para algo).
No soy derrama placeres,
perdonadme, que ya os dejo;
paréntesis fui lacayo,
ni añado, ni quito al texto.
Tirso de Molina en Celos con celos se curan.
Desentierramuertos. Persona que tiene el vicio de infamar la memoria de los muertos.
Desopilante. Festivo, divertido, que produce mucha risa.
Deturpar. Afear, manchar, estropear, deformar.
Deuteragonista. En las obras literarias o análogas, personaje que sigue en importancia al protagonista. Del griego deúteros 'segundo' y agōnistḗs 'agonista', (cada uno de los personajes que se enfrentan en la trama de un texto literario). Término formado a imitación de prōtagōnistḗs 'protagonista'.
“Van a tope, endrogando al personal con su globo de música, y su único deuteragonista en los hit es su propio productor, Juan Pardo”. Francisco Umbral, en un artículo publicado en 1981 en El PAÍS. Sobre Los Pecos.
Dicacidad. Agudeza y gracia en zaherir con palabras, mordacidad ingeniosa.
De muchas maneras se procura la risa en las comedias, en cuanto a las obras y en cuanto a las palabras, es de advertir que unas son urbanas y discretas, que sin perjuicio notable de nadie dan materia de risa, y esta especie es tal, que puede parecer delante de reyes y príncipes; las demás, que nacen de la dicacidad, murmuración, fealdad y torpeza de palabras, son malas y así se ha de guardar el cómico dellas, porque los reyes, príncipes y grandes aborrecen naturalmente toda fealdad.
Mateo Alemán en la primera parte del Guzmán de Alfarache, hablando ya sobre los límites del humor en 1599.
Dingolondango. Expresión cariñosa, mimo, halago, arrumaco.
Dipsomanía. Alcoholismo (abuso de bebidas alcohólicas).
Dismnesia. Debilidad de la memoria.
Disparatorio. Conversación, discurso o escrito lleno de disparates.
Dontancredismo. Actitud imperturbable de quien parece no darse cuenta de la amenaza de un peligro grande.
“Rajoy se mueve entre el ‘fumando espero’ y el dontancredismo”, Miguel Ángel Aguilar en EL PAÍS, en febrero de 2015.
Dragomán. Intérprete de lenguas. Igual que truchimán, que también significa intérprete, viene del árabe turguman.
Dromomanía. Inclinación excesiva u obsesión patológica por trasladarse de un lugar a otro.
Examen sorpresa: ¿te acuerdas de las palabras de la C?
Texto redactado por Jaime Rubio con aportaciones de Mari Luz Peinado, Héctor Llanos, María Sánchez, Pablo Cantó, Anabel Bueno y Lucía González.