El exatleta brasileño Vanderlei Cordeiro de Lima protagonizó el 5 de agosto de 2016 una imagen histórica: fue el encargado de encender el pebetero de las primeras olimpiadas celebradas en Brasil. Pero no era la primera vez que su imagen daba la vuelta al mundo. Ya lo había hecho en 2004, cuando fue asaltado en plena carrera durante su participación en la prueba de Maratón de los Juegos Olímpicos de Atenas.
Vanderlei, que había protagonizado una escapada, marchaba líder de la carrera cuando a seis kilómetros de meta un exsacerdote irlandés - se cree que en estado de embriaguez- se saltó las medidas de seguridad y trató de agarrarlo. Aturdido, terminó arrinconado a un lado de la carretera mientras los espectadores intentaban salir en su ayuda y detener a su agresor. El corredor logró sobreponerse y terminar la carrera, pero debido a esa interrupción en lugar del oro ese día en el pódium se colgó la medalla de bronce. Después de lo ocurrido, Vanderlei entró en el estadio lanzando besos y dibujando un corazón en el aire con las manos, ganándose el cariño del público y los espectadores.
"Allí perdí varios segundos. Estaba asustado. No sabía si el loco tenía una pistola", explicó el atleta tras la prueba. "Pero no quise llorar. No quise perder todas las esperanzas". Una actitud de fortaleza ante la adversidad que el Comité Olímpico Internacional (COI) ha utilizado en los vídeos que comparte en su canal de YouTube para ensalzar la perseverancia de los deportistas en las competiciones. Su historia ha inspirado también los montajes que están publicando estos días en Facebook con el lema Nunca te rindas.
Aunque Brasil apeló a las instituciones olímpicas para que le entregasen la medalla de oro que, de no haber sido por el incidente, hubiera ganado casi con total seguridad, Vanderlei se tuvo que conformar con el bronce. La medalla de oro fue para el italiano Stefano Baldini y la plata para el corredor estadounidense Mebrahtom Keflezighi. El brasileño, lejos de mostrarse abatido se lo tomó con deportividad -"Es bronce, pero significa oro", señaló después- y la historia del olimpismo le ha devuelto ahora la sonrisa brindándole la oportunidad de encender el pebetero de los Juegos de Río 2016.