“No entiendo nada -murmuras mientras intentas hacer café-. Si casi no bebí. Esto es la edad. Cuando tenía 22 bebía el doble y por la mañana ya estaba recuperado. Anda que no me he ido yo con la bici así de veces después de una noche bebiendo. Como mucho, me dolía un poco la cabeza. Esto es porque me hago viejo. El hígado ya no responde como antes. Si respiro me duele mucho. No debería respirar”.
Esto igual te suena. Del domingo pasado. O de esta mañana. Pero no acaba de ser del todo cierto.
Según explica el doctor David Rodríguez, profesor de la Universidad de Salamanca y autor del libro Alcohol y cerebro, “no hay razón para decir que las resacas empeoran con la edad”. Al contrario, “las peores se observan en edades jóvenes”. En opinión de Rodríguez, el alcohol nos afecta más a edades más tempranas, no lo metabolizamos peor cuando llegamos a los 30 y todos deberíamos beber menos. Pero vayamos por partes.
El alcohol nos afecta más de jóvenes
La respuesta al alcohol en los jóvenes, sobre todo antes de los 21 años, “es más acusada”, según explica el doctor Rodríguez: "Notan los efectos placenteros muy rápido, pero los efectos desagradables (como las náuseas por beber demasiado, por ejemplo) aparecen a dosis más altas”. En consecuencia, pueden acabar bebiendo una cantidad más elevada de alcohol.
Además, hay unos hábitos de consumo diferentes. Un patrón reciente en jóvenes es el de “la bebida en atracón, que en inglés recibe el nombre de binge drinking. Consiste beber una gran cantidad de alcohol en muy poco tiempo y solo uno o dos días a la semana".
Esta forma de beber causa más resaca, ya que supone la ingesta de al menos 5 o 6 unidades en dos horas, unas cuatro unidades en el caso de las mujeres (una unidad equivale a una caña o a una copa de vino). En cambio, a medida que nos hacemos mayores tendemos a beber más días a la semana, pero menos cantidad cada vez.
Es decir, es probable que a los 20 sufrieras peores resacas que a los 35: bebías más y te afectaba peor.
No metabolizamos más lentamente el alcohol con 35
Aun así, muchos insisten en que bebiendo lo mismo o menos que hace años, pasan por resacas más desagradables. De hecho, hay artículos que mencionan que a medida que nos hacemos mayores, tendemos a acumular más grasa y metabolizamos el alcohol más lentamente: ambas cosas contribuirían a que pasáramos peor el día después.
Pero el doctor Rodríguez no está de acuerdo: “Es cierto que la cantidad de grasa puede influir en los efectos del alcohol. Por ejemplo, las mujeres tienen por lo general una proporción mayor de grasa que de agua en el cuerpo. Esto contribuye a que el alcohol les afecte más”, ya que la grasa no absorbe el alcohol y esto hace que sea más difícil que se diluya.
En cuanto al metabolismo del alcohol, Rodríguez apunta que “no hay diferencias significativas por edad”. La metabolización del alcohol sí que es peor en las mujeres por la ausencia de una enzima en el estómago. También es más difícil para muchos asiáticos. Y hay diferencias entre individuos: hay gente que lo metaboliza más rápido. Pero la edad solo influiría en el caso de personas muy mayores, ya que para entonces el hígado está "más cansado".
Entonces ¿por qué nos parece que las resacas son peores a los 35?
Rodríguez achaca esta creencia a una “percepción individual”. De entrada, recuerda que no contamos “con un dato objetivo acerca de cuánto bebíamos antes y cuánto bebemos ahora”. Es decir, no estamos comparando dosis que hayamos medido de forma fiable, sino que comparamos “el recuerdo de cuando teníamos 20 años con otro recuerdo más reciente”. Hay que tener en cuenta que uno de los sesgos habituales de la memoria es el llamado de último evento: le damos más importancia a los acontecimientos recientes y olvidamos los anteriores.
Además, nuestro estilo de vida ha cambiado. Con 35 años, a la resaca puede que se le sume un bebé que llora desde las siete de la mañana o una visita a Ikea. Tenemos menos ganas de agonizar en el sofá y más de pasar la mañana tranquilos con un libro. “Con 20 años, una resaca era una cicatriz de guerra -apunta Rodríguez-. Con 35 es un fracaso y solo nos sirve para lamentarnos de lo que hicimos ayer”. No compensa.
¿Y cómo puedo evitar una resaca?
Llegados a este punto, Rodríguez no tiene piedad: “Lo mejor es no beber”. Es cierto que ayuda beber más lentamente, además de tomar agua o algún refresco entre copa y copa, pero “en la práctica no lo hace nadie porque el alcohol cambia nuestra percepción”. Es decir, cuando nos invitan a una cuarta ronda, ya hemos olvidado los buenos propósitos que teníamos al salir de casa.
En cuanto al peligro de mezclar, Rodríguez recuerda que es cierto que en las resacas influyen los llamados “congéneres, que son sustancias que acompañan a los diferentes tipos de alcohol, sobre todo en las bebidas destiladas”. Cuantas más bebidas diferentes tomemos, más fácil será que nos afecten.
Así que, apunta, “da igual. Lo que importa es la cantidad de alcohol que se consume”. Lo peor de las mezclas no son los congéneres, sino que cuando mezclamos es porque tomamos una cerveza antes de cenar, vino durante la cena, un licor después del café y luego pasamos a las copas. Es decir, “el verdadero problema de las mezclas es que conllevan mucho consumo de alcohol”.
Y por si estás pensando echarle la culpa al garrafón, añade: "El alcohol es el mismo alcohol, alcohol etílico, en cualquier bebida. Es verdad que algunas bebidas tienen otros componentes que pueden ser tóxicos y proceder de destilaciones no controladas. Por ejemplo, en ciertas bebidas, que a menudo se denominan garrafón, se han detectado restos de metanol que es muy tóxico y puede contribuir a una resaca. Digo contribuir. La principal causa de la resaca es la cantidad de alcohol etílico ingerido".
Para recuperarse de una resaca, no hay mucho más que hacer aparte de “dejar que el organismo se recupere”. Hay que descansar, hidratarse con agua y zumos y, si no hay náuseas, comer hidratos y proteínas. En algunos casos, si nos duele la cabeza, se puede tomar algún analgésico. Pero “para la resaca no hay cura. Como mucho, medidas que pueden ayudarnos”.
Eso sí, aunque metabolicemos estupendamente el alcohol y despertemos de maravilla, Rodríguez recuerda que “sigue siendo una sustancia tóxica. La resaca no es la única consecuencia de beber. El alcohol daña a órganos como el hígado, el páncreas, el cerebro y el corazón”.
Un momento, ¿no es sano beber una copa de vino diaria?
“El alcohol no es recomendable a ninguna cantidad. No es saludable -afirma el doctor Rodríguez-. El posible beneficio a dosis bajas (10 o 20 gramos diarios, lo que podría ser una copa de vino) es dudoso y solo se aplicaría al sistema cardiovascular. Pero es mejor andar 30 minutos al día que beber una copa”. Sobre todo teniendo en cuenta que si en lugar de una copa se beben dos (o tres) ya se pierden todos estos beneficios. En cuanto a los efectos antioxidantes del vino tinto, Rodríguez apunta que “es mejor comer uvas”.
A pesar de que no cree en los aspectos positivos del alcohol, Rodríguez es realista: “Como recomienda la OMS, cuanto menos se beba, mejor. Es muy difícil que no se beba absolutamente nada. Pero si bebes, di que es porque te gusta, no por salud”.
No se trata de condenar el consumo del alcohol “sino de afrontarlo como lo que es, sin excusas”. En su opinión, esto sería más eficaz a la hora de retrasar su consumo en los jóvenes, ya que es aún más perjudicial para los adolescentes, además de para detectar posibles problemas en el consumo de lo que califica de “droga dura”.
“El alcohol tiene ventajas -añade- porque es una droga que ya conocemos. Tenemos menos experiencia con la heroína, por ejemplo, por lo que podemos poner más controles cuando bebemos. Pero eso no exime al alcohol de su potencial tóxico”.
Hala, pasad un buen fin de semana.