"Si se permite gobernar a los nazis, serán más moderados porque les será imposible mantener sus promesas de campaña", aseguraba un artículo publicado en The New York Times y firmado por la agencia Associated Press en el año 1932. El escritor Adam Khan recuperó el pasado sábado este texto de la hemeroteca, coincidiendo con algunas de las reacciones suscitadas tras la victoria de Donald Trump en las elecciones de Estados Unidos. Hay quien opina que el republicano moderará lo que prometió en campaña.
"Entre los centristas alemanes se está extendiendo el sentimiento de que se debería incluir a los nazis en el Gobierno antes de que su fuerza crezca aún más. Argumentan que una vez que los nazis participen en el Gobierno se moderarán, y a la vez, se contendría su ascendencia política porque según son las cosas, verán que es imposible mantener muchas de las promesas que han hecho durante su reciente campaña electoral. Si Herr Hitler se convierte en el factor dominante en una coalición de Gobierno en Prusia, marcará un punto álgido en el movimiento fascista que ha pasado de ser una broma a convertirse en el mayor poder político del Reich".
Las polémicas del empresario relacionadas con los inmigrantes, la religión musulmana y los derechos de las mujeres han marcado los meses previos a las elecciones, pero no han impedido que llegue a la Casa Blanca. Trump ha modificado varias veces sus opiniones políticas a lo largo de los años. A esa tendencia a la contradicción del presidente electo se aferran aquellos que quieren pensar que es un político de ideología menos extrema de lo que aparenta. O que a partir de ahora se verá obligado a suavizar su programa.
"Donald Trump es un ejemplo de manual de ideología moderada", titulaba un artículo de The Washington Post publicado en diciembre de 2015. "Piénsalo otra vez: Donald Trump es un moderado", decía BBC seis meses después.
Este viejo artículo de Twitter, que acumula 8.600 "me gusta" y se ha compartido más de 11.000 veces, sirve a Khan de argumento para intentar hacernos ver que todas esas teorías están equivocadas.
No es el único que ha compartido el autor en la red social para reforzar su idea. "Los nazis pueden parecer salvajes, pero probablemente sean más prácticos cuando gobiernen", barruntaba otro periódico estadounidense en 1931, meses antes de que el partido de Adolf Hitler llegara al poder.
La comparación entre Hitler y Trump que establecen estos tuits no se centran tanto en las acciones e ideas de ambos como en su técnica política. "Varias fuentes de confianza confirman que el antisemitismo de Hitler no es tan genuino ni violento como suena. Usando este tipo de propaganda, ha logrado captar masas de seguidores y mantenerlos estimulados", opinaba The New York Times en noviembre de 1922, en otro artículo compartido por Adam Kahn.
"No puedes esperar que las masas entiendan o aprecien tus objetivos reales. Debes alimentar a las masas con bocados e ideas más crudas, como el antisemitismo. Sería totalmente erróneo desde el punto de vista político contarles la verdad sobre el lugar al que les estás dirigiendo", citaba este mismo artículo en palabras de "un político sofisticado" al que no daba nombre.
¿Cumplen los políticos?
En el lado contrario de la balanza política, el demócrata Barack Obama también ha recibido críticas durante sus ocho años como presidente de los Estados Unidos por haber sido menos renovador de lo que en un principio parecía.
Solo un 4 % de los ciudadanos estadounidenses creen que los políticos cumplen sus promesas, concluía una encuesta realizada en 2014 por Rasmussen Reports. A pesar de la percepción general, un estudio de la Universidad de Ciencias Políticas de Laval (Estados Unidos) confirma que los presidentes estadounidenses cumplen la mayor parte de ellas.
La publicación digital PolitiFact ha hecho seguimiento a nada menos que 500 de las promesas de Barack Obama y confirma que el 70 % se han hecho realidad. Se trata de una cifra muy similar a la ofrecida por la Universidad de Laval, que también destaca que los políticos británicos son más cumplidores que los estadounidenses: un 82 % de promesas realizadas como promedio frente al 68 % de los norteamericanos.