El empresario francés Matthieu Leroux suele pasear por una de las playas de Tardinghen, en el norte de Francia, con su perro Kiwi. Una mañana de finales de noviembre, subió una fotografía a redes sociales de un vaso de yogur de plástico. Aseguraba que se lo había encontrado en la arena. La inscripción llamó su atención: "El yogur oficial de los Juegos Olímpicos de 1976 [celebrados en Montreal (Canadá)]". La imagen supera los 13.000 retuits. Aunque muchos usuarios se preguntan si el objeto ha podido mantener tan buen estado de conservación durante cuatro décadas, la imagen genera un debate medioambiental. Recuerda lo difícil que es eliminar materiales como el plástico en la naturaleza.
Imagen compartida en Twitter por el usuario @MiniMike_ que ha superado los 13.000 retuits
Leroux, propietario de una empresa relacionada con el Medio Ambiente, explica al diario francés La Voix du Nord que lleva consigo siempre una bolsa para recoger los desechos que va encontrando a su paso. El envase del Yoplait de hace 40 años se creaba con ese logo en varios países europeos, así que no significa que proceda necesariamente de Canadá. Mantiene además parte de su color y su forma.
En sus declaraciones, el francés niega haber creado el objeto con una impresora 3D, como dice que han llegado a comentar. De hecho, él mismo pone en duda que el producto haya podido mantenerse en tan buenas condiciones todo este tiempo, tanto en el agua como sobre la arena. Sospecha que haya estado en uno de los vertederos cercanos, "enterrado al abrigo de la intemperie".
¿Cuánto tarda en desaparecer el plástico?
Uno de los debates medioambientales más intensos se centra en el uso del plástico, material que tarda muchos años en desaparecer de la naturaleza si no se recicla. Tras observar la imagen, Rafael Sardá, investigador principal del Consejo Nacional de Investigación, no cree que un envase de yogur como el de la imagen haya podido sobrevivir todo ese tiempo en ese estado.
El científico lidera un equipo que ha viajado varias veces por el Mediterráneo como parte del proyecto NIXE III. En él, se analizan las partículas de plástico por cada metro cuadrado que quedan en el mar. "Aunque un envase como el de la imagen puede permanecer en el agua más de cien años, quedaría fragmentado en trozos pequeños por el movimiento de las aguas", explica en conversación telefónica. "En el caso de estar en la arena, la exposición a la luz habría provocado que los colores desaparecieran".
Aunque los estudios que calculan el tiempo que permanece el plástico en la naturaleza siguen en desarrollo, Sardá apunta a que pueden pasar hasta 450 años para que este material desaparezca por completo: "La descomposición con el paso del tiempo transforma objetos como ese vaso de yogur en microplásticos e incluso nanoplásticos, piezas muy pequeñas que contienen materiales tóxico y que pasan a la cadena de alimentación de los animales y, de ahí, a las personas".
El investigador apunta que algunos estudios recientes realizados en Estados Unidos "han encontrado estos materiales tóxicos en el organismo humano, tras extraer sangre a voluntarios".
"El uso humano del plástico marca nuestra realidad más de lo que creemos y que la sociedad no esté concienciada con respecto al reciclaje de este material va a generar serias consecuencias en las próximas décadas", anuncia Sardá. La importancia del plástico en nuestra vida es tal que puede haber marcado el cambio de época geológica que La Tierra ha experimentado en las últimas décadas.
Aunque nuestra responsabilidad como consumidores sea la de reciclar plástico, el verdadero cambio llegará con las grandes empresas que lo producen y que en su mayor parte, apunta Rafael Sardá, "están trabajando en buscar materiales alternativos lo más biodegradables posible".