Feminismo. Y punto

Ahora entiendo lo importante que es decirlo en voz alta

Ilustración: Anabel Bueno con foto de Fernando Podolski (Getty).

[Este artículo pertenece a La Carta de Verne, nuestra newsletter que llega todos los domingos. Los primeros domingos de mes, siempre será de contenido feminista. Si quieres empezar a recibirla, apúntate aquí]. No recuerdo definirme como feminista hasta hace unos cuatro o cinco años. Durante la adolescencia sí descubrí la conciencia de clase. En la universidad me manifesté contra la LOGSE. Me declaré pacifista en las marchas contra la guerra de Irak y también me conciencié sobre la importancia de defender el medioambiente. Pero no me definía como feminista. Guardo dos grandes amigas del colegio y creo que en nuestras conversaciones la palabra feminismo no se ha pronunciado hasta hace un par de años, cuando ya en nuestros 30 alguna se ha topado con el techo de cristal de su empresa.

Por supuesto, sí que éramos feministas, como poco a poco demostraban las cosas que nos interesaban y también las que nos indignaban. Pero no éramos conscientes de serlo.

Una de las primeras veces que recuerdo haberme planteado si lo era fue gracias a un post del blog de June Fernández titulado Paranoicas. Era diciembre de 2011 y June hacía una lista de micromachismos con la que me sentí muy identificada. Ese texto tuvo una respuesta de Ander Izagirre, Son unas histéricas. Aquella conversación pública me apasionó y me hizo reflexionar. Al recordarlo ahora en voz alta, he descubierto que no fue algo que me pasó solo a mí, sino que sacudió algo dentro de muchas mujeres de mi entorno. Creo que ese fue el primer momento en el que intuí claramente que era feminista.

Tengo otro recuerdo, un par de años después. Leía un texto de Beatriz Gimeno (en la revista Pikara, que tanto me ha ayudado a reflexionar) titulado ¿Es compatible ser feminista y tener empleada doméstica? Recuerdo preguntarme: ¿Entonces, voy a tener que replantearme todo porque soy feminista? ¿Tengo que hacer las cosas de otra manera POR SER feminista? Creo que ese fue el momento en el que lo descubrí claramente.

Ahora entiendo lo importante que es decirlo en voz alta. Porque eso te ayuda a leer sobre mujeres, a darte cuenta de desigualdades que antes no percibías, a interesarte por otros temas, a plantearte qué cosas estabas haciendo mal hasta ahora. Porque, como decía este texto de Patri Horrillo, nadie se escapa al machismo.

Recuerdo (con bastante vergüenza, ahora) haberme reído de chistes terriblemente machistas que contaba mi padre, haber juzgado a las chicas que iban vestidas enseñando pierna y canalillo porque ‘no tienen en cuenta que van provocando a los hombres’, haber interpretado como falta de liberación sexual el que haya mujeres que no quieran follar con sus parejas y ‘entender’ que los hombres con falta de determinado ritmo sexual busquen desahogo en las prostitutas ‘porque tienen sus necesidades’”

Cuando hace unos años trabajaba en una revista, publicamos un artículo sobre cómo las famosas como Katy Perry y Taylor Swift evitaban definirse como feministas. Afortunadamente, ahora hasta los políticos lo dicen. Bueno, solo algunos. Me sorprendió mucho la cantidad de adolescentes que había en las marchas contra las violencias machistas de 2015 porque recordé que a su edad yo ni siquiera intuía todo lo que ellas han avanzado en estos años.

Así que sí. Hablemos más de feminismo. Y punto.

ESTOS DÍAS, ME HA GUSTADO MUCHO: 

1. Dos grandes, unidas (Pikara): Mis mejores sueños, hechos realidad. Pikara y la gran Irantzu Varela lanzan ¡Aló, Irantzu!, un desternillante consultorio en vídeo que nos resolverá grandes dudas como la de su primera entrega: Si mi película preferida es Titanic, ¿soy una mierda de feminista?

2. Cuando volver a casa da miedo (Magnet): 38 historias de mujeres que nos cuentan cómo las acosaron por la noche. Me quedo con esta frase: “De todas las mujeres a las que he preguntado, más de 30, solo tres me han dicho no haber sufrido nunca ningún incidente".

3. LO DEL AUTOBÚS (Verne): No quiero dedicarle muchas palabras a los cansinos que clasifican el mundo en penes y vulvas. Pero si habéis visto el más mínimo rastro de duda en los ojos de alguien de vuestro entorno, enviadle esta guía básica donde viene todo clarito.

4. ¿Dónde están ellas?: La oficina de la ONU Mujeres en Egipto ha lanzado una versión de ¿Dónde está Wally? en la que el reto está en encontrar a una mujer entre tantos hombres. El reto, casi imposible de resolver, quiere denunciar la poca integración de las mujeres en el mercado laboral egipcio, donde solo hay un 23% de trabajadoras.

5. Tus comentarios machistas me hacen llorar. De risa: Heterotears es una página de Facebook que denuncia y ridiculiza todos esos comentarios en redes sociales que serían graciosos si no fueran tan dañinos.

6. Cómo un reportaje sobre el tamaño de los bolsillos de los pantalones acaba en linchamiento (Slate. En francés): Cualquier excusa es buena para los machitrolls y esta vez su objetivo ha sido una periodista de Buzzfeed Francia que intentaba averiguar por qué los bolsillos de los pantalones de mujer son más pequeños que los de hombre.

UNA FRASE QUE PUEDES TUITEAR

La brecha salarial entre hombres y mujeres en España es del 18,8%. El 8 de Marzo #NosotrasParamos parodemujeres.com/

ESTO HAY QUE VERLO

Cineastas, periodistas, políticas de izquierdas y de derechas, deportistas investigadoras… Para celebrar el tercer aniversario de su blog Micromachismos, El Diario lanzó este vídeo en el que 12 mujeres cuentan a la cámara situaciones del día a día en las que han sufrido machismo. Seguro que muchas te suenan. Por supuesto, #AMíTambién me ha pasado.

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