El restaurante La Parrilla se encuentra en Tobarra, Albacete, a más de 300 kilómetros de Madrid. Veinte euros que pasaron por su caja han viajado, de mano en mano, hasta la capital: el establecimiento colocó un sello publicitario en algunos billetes. Uno de ellos ha llegado hasta la redacción de Verne.
La idea de utilizar dinero como soporte publicitario no se le ocurrió a los propietarios del restaurante. De hecho, decidieron probar a estampar unos billetes hace unos meses, cuando a ellos también les llegó efectivo con publicidad: “Nos habían llegado monedas de un euro con pegatinas de plástico trasparente de una discoteca”, cuenta Rafael Hermoso, gerente del restaurante, a Verne. “Así que dijimos de probar nosotros con unos pocos billetes de 5, 10 y 20 euros que teníamos en la caja”.
Utilizar sellos en billetes o pegatinas en monedas como forma de publicidad no es una estrategia de marketing muy común en España, pero se utiliza a pequeña escala. Existen empresas de serigrafía que ofrecen entre sus servicios el diseño e impresión de adhesivos para monedas, e incluso alguna gran superficie como Media Markt las ha utilizado en sus campañas.
En 2009, coincidiendo con el décimo aniversario de la compañía en España, utilizaron euros como soporte publicitario con el lema “flipas de lo que soy capaz de hacer en Media Markt”, y las ofrecían como cambio de caja en sus tiendas. La empresa no ha facilitado a Verne la cifra de monedas que se produjeron para la campaña ni en qué tiendas se distribuyeron.
Y esto, ¿es legal?
En el Código Penal de España este tipo de actividad no alcanza la categoría de delito, pero sí puede ser objeto de una sanción administrativa: según la ley 10/1975 sobre la regulación de la moneda, se considera infracción "cualquier alteración o modificación de las características físicas de las monedas de curso legal [...] para su empleo como soporte de publicidad o cualquier otro fin distinto del previsto en su norma de emisión".
Aunque existe esta ley, en España no ha habido ninguna sanción causada por este tipo de actos. "No hay jurisprudencia al respecto", explica a Verne Luis Pozo, Presidente de la Sección de Derecho Bancario del Ilustre Colegio de Abogados de Madrid. "No hay ninguna sentencia y es complicado que un caso así llegue al Tribunal Supremo".
La interpretación de esta Ley es, además, dudosa. Para Pozo, las empresas podrían escudarse en el hecho de que una pegatina retirable no altera físicamente las monedas. "Debería decidirlo el Supremo", explica. Con los billetes no podría utilizarse este tipo de defensa, ya que la tinta sobre ellos no es retirable. "Con los billetes sí podría considerarse alteración", cuenta.
Los billetes pintados, sin embargo, siguen siendo de curso legal. Según la normativa del Banco Central Europeo (aplicada por el Banco Nacional de España), "no se considerarán intencionadamente mutilados o deteriorados los billetes en euros que lo estén en menor medida, por ejemplo, por presentar anotaciones, números o frases cortas". Aunque tengan marcas, pueden ser canjeados siempre que se presente más del 50% de la superficie de los mismos.
Una antigua estrategia de guerrilla
Los anuncios en billetes y monedas podrían englobarse en lo que, en teoría publicitaria, se denomina marketing de guerrilla o radical."Son formas arriesgadas de publicitarse que pretenden generar un gran impacto a bajo coste", explica Carlos Bravo, autor de Marketing de guerrila para emprendedores, por teléfono a Verne. "El problema de este tipo de marketing es que, aunque puede lograr una gran repercusión, no se puede planificar ni replicar. Ocurre como con las campañas virales".
El considerado como “padre” de la publicidad moderna, el británico Thomas J. Barrat (1841-1914) ya utilizó este tipo de técnicas y lo hizo, precisamente, con monedas: "Importó 250.000 céntimos franceses y estampó 'Pears' [marca de jabones para la que trabajaba] en ellos", explica el experto en publicidad Winston Fletcher en El poder de la persuasión: la historia de la publicidad británica. "Por aquel entonces, los céntimos franceses eran de curso legal. El gobierno tomó represalias prohibiendo los céntimos, y la moneda extranjera dejó de ser legal". Todavía pueden conseguirse ejemplares de estos céntimos en subastas de numismática.
También sin ánimo de lucro
En España los billetes se han utilizado en varias ocasiones como acciones propagandísticas difundidas por la red: en el 2007, durante la polémica por el canon digital de Sociedad General de Autores, llegó a portada del agregador de noticias Menéame una iniciativa para escribir en los billetes "SGAE ladrones". En 2002, tras el desastre del Prestige, una cadena de correo electrónico pedía pintar la cosa gallega de los billetes de negro y escribir en ellos "nunca mais".
La más reciente de estas campañas vino de la mano de Billete Enfurecido, una cuenta para compartir billetes con recados para la clase política. "Ya que todo el dinero acaba en manos de gente con poder, utiliza los billetes para mandarles un mensaje privado", escribían en su biografía. Estos son algunos de los que publicaron: