Los padres de gemelos y mellizos en Madrid podrán elegir si sus hijos van juntos a clase o no. Como la Ley Orgánica para la Mejora de la Educación (Lomce) no recoge ese aspecto, la decisión depende del centro educativo. Estos, en muchas ocasiones, prefieren separar a los pequeños. En la Comunidad Autónoma de Madrid, el gobierno ha decidido incluir una recomendación a los colegios e institutos para que escuchen la opinión de los padres.
¿Cómo es para los gemelos convivir juntos en un aula? ¿Y qué ocurre cuando se separan? Hemos pedido a cinco de distintas generaciones que nos cuenten cómo fue su educación. Esto es lo que nos han contado:
Paz y Carmen M. 22 años, gemelas (Alcalá de Henares, Madrid)
"Carmen y yo estuvimos en la misma clase durante todo el colegio. No nos sentábamos juntas, que ya bastante tiempo pasábamos pegadas en casa, pero sí compartíamos grupo de amigos. Estar junto a ella en el cole era todo un apoyo.
Entonces, apenas nos confundían. Mi madre nos vestía con el mismo modelo, pero ella de rosa y yo de azul (o de otros colores). Siempre me preguntaban, ¿tú eres el chico y ella la chica? Es uno de tantos chistes por el estilo que escuchamos a todas horas. Una amiga nos repetía siempre uno de los peores: ¿si te pego a ti, le duele a ella?
Cuando llegamos al instituto (12 años), la dirección se empeñó en separarnos. Aunque mi madre insistió en que prefería que siguiéramos juntas, nos acabaron asignando a clases distintas.
Nos sirvió para conocer a más gente; quizá fue algo positivo. Lo importante es que se pueda elegir. Conozco gemelas que se llevan muy mal. En esos casos, mejor no estar en la misma clase”.
Francisco y Antonio R. 33 años, mellizos (Almería)
"La primera vez que sentí de verdad una pérdida fue el primer día que Antonio y yo acudimos a clases distintas. No fue hasta 2º de BUP, lo que ahora sería 4º de la ESO (15 años). Él cogió el camino de las letras y yo, el de las ciencias puras. Se me hacía rarísimo. Entonces me empecé a dar cuenta de que ese vínculo tan especial que nos unía no volvería a ser el mismo.
Aunque suene cursi, ir juntos a clase era maravilloso. En mi colegio nos ordenaban alfabéticamente: siempre me sentaba con mi hermano. Nos ayudábamos muchísimo, nos entendíamos con una sola mirada y, evidentemente, nos confundían. Éramos muy parecidos de pequeños, tanto que apenas nos diferenciábamos en un lunar que mi hermano tiene en la cara. Para regañarnos, los profesores se acercaban para encontrarlo.
Es clave que los profesores no fomenten la competitividad entre uno y otro. A nosotros no nos pasaba y lo agradezco muchísimo. Cuando mi hermano ganaba algún premio, yo me alegraba como el que más.
El vínculo entre gemelos es único. Es tan fuerte que o te llevas muy bien o te llevas fatal. Por ello, me parece bien lo que han aprobado en Madrid. Hay casos en los que lo mejor será que los hermanos estén separados. Los más indicados para valorarlo son los padres".
Nuria y Amaya I. 44 años, gemelas (Madrid)
"Fuimos juntas a clase hasta 3º de BUP, cuando Amaya se cambió de instituto. En mi curso había varias parejas de gemelos o mellizos y te encontrabas de todo: algunas estaban separadas y otras juntas. Depende de cada una. Para mí fue importantísimo compartir clase con mi hermana hasta los 16 años.
Cuando eres muy pequeño, estar junto a tu gemela es un elemento de seguridad. Ese drama del primer día en clase, en el que todo es nuevo y te sientes tan sola, no lo vives si acudes con tu gemela. En ese sentido, se puede ver como algo positivo que los gemelos no vayan juntos a clase. Así te haces más independiente. Sin embargo, valorando todo, que estén en la misma clase tiene más cosas buenas.
Me habría fastidiado muchísimo no estar con mi hermana en clase. Ella es mi mitad y mi mejor amiga. Sinceramente, creo que es algo más emocional que educativo. Los gemelos competimos mucho menos entre nosotros de lo que se dice, así que eso tampoco afecta tanto. Al final, tener a tu gemelo en clase, con quien tienes una unión tan estrecha, te ayuda en el día a día".
Antonio y Miguel Ángel M. 54 años, gemelos (Benalúa, Granada).
"Miguel Ángel y yo llevamos juntos toda la vida. Estábamos en la misma madre, en la misma clase y en el mismo empleo. Desde los 15 años, los dos trabajamos en la misma panadería. Hacemos las cosas tan acompasadas que hasta nos casamos el mismo día. Solo nos separaron en la mili.
Creo que ir juntos a clase fue algo bueno. Nos ayudábamos en todo. Tanto en clase como en el patio. Él era más fuerte que yo. Cuando se metían conmigo, ahí estaba siempre para ayudarme.
Se dice mucho, pero de verdad que el vínculo entre los gemelos es algo inexplicable. Tengo otros hermanos y les quiero igual, pero ser gemelos es otra cosa. Es algo muy profundo. Y, afortunadamente, nosotros nos llevamos muy bien. Nunca hemos sido muy competitivos el uno con el otro, a diferencia de otros gemelos".