A todos nos gusta que los demás respeten nuestro espacio personal y nos sentimos incómodos cuando alguien a quien apenas conocemos nos habla muy de cerca.
La medida de esta burbuja personal varía para cada persona y depende también del grado de confianza con nuestro interlocutor. No es lo mismo hablar con nuestra pareja que con nuestro jefe.
Además, siempre se ha sugerido que hay diferencias culturales. El antropólogo estadounidense Edward Hall ya escribía en los 60 que culturas como las del sur de Europa, América Latina y Oriente Próximo tienden más a las distancias interpersonales cortas y a un mayor contacto físico, al revés de lo que sucede en América del Norte, norte de Europa y Asia.
Esta hipótesis no siempre se ha visto confirmada por los datos, como se recuerda en un estudio liderado por Agnieszka Sorokowska, psicóloga de la Universidad de Breslau, en Polonia. Este trabajo se ha publicado en la revista de psicología y sociología Journal of Cross-Cultural Psychology y ha contado con casi 9.000 participantes de 42 países, a quienes se preguntaba por la distancia preferida a la hora de interactuar con un desconocido, un conocido o una persona cercana.
Según el estudio, la distancia está determinada parcialmente por el género, la edad y el clima, además de por las preferencias personales.
Diferencias por género: las mujeres prefieren una mayor distancia que los hombres a la hora de hablar con desconocidos. Estos resultados no coinciden con los de estudios previos. Según los autores, estos trabajos anteriores son de hace “muchos años”, por lo que podrían haber cambiado algunos condicionantes culturales. Además, en su trabajo "no se especifica el sexo del individuo con el que se entabla conversación” y es posible que esta distancia difiera dependiendo de este dato.
Diferencias por edad: las personas mayores guardan más distancia que los jóvenes cuando están interactuando con conocidos y con íntimos.
Diferencias por clima: en los países fríos tanto hombres como mujeres prefieren mantener una mayor distancia que en los cálidos cuando se conversa con un extraño o con un conocido.
Las diferencias por clima se dan incluso en el mismo país: “En Estados Unidos, la gente de latitudes más cálidas mostraba un comportamiento físico más cercano y con más contacto que en climas más fríos”. Los autores relacionan este hecho con la cognición incorporada y cómo algunos experimentos muestran cómo el calor (incluso las bebidas calientes) pueden propiciar la cercanía social.
En cambio, en los países fríos la gente se acerca más cuando interactúa con un amigo íntimo o una pareja. Según los experimentadores, “es posible que algunos efectos negativos del frío se vean aliviados gracias a las distancias íntimas más cortas”. Es decir, en los cálidos nos acercamos más a los extraños y a los conocidos, pero no tanto a los íntimos.
No es algo que ocurra siempre: Rumanía y Hungría son los dos países que prefieren mantener una mayor distancia con un desconocido, de acuerdo con esta conclusión del estudio. Sin embargo, los siguientes en la lista con Arabia Saudí, Turquía y Uganda.
En Rumanía también se prefiere una distancia más corta en comparación con otros países cuando se habla con un íntimo, cosa que también ocurre en lugares fríos como Noruega, Alemania y Ucrania.
En el caso de España, preferimos una distancia media de 98,50 centímetros cuando interactuamos con un extraño. Es el octavo país más “cercano” de los 42 estudiados. La distancia se reduce a 61,17 centímetros con alguien íntimo. Es el undécimo que más espacio deja con alguien de este último grupo.
Los autores recuerdan que hay estudios que muestran que nos sentimos invadidos y reaccionamos con emociones negativas cuando otra gente irrumpe en nuestro espacio personal. Y, al contrario, las personas que interpretan de forma correcta el espacio que deberían dejar al hablar con los demás tienden a gustar más y a ser más persuasivas.