El Estado de Tlaxcala ha sido objeto de las burlas en Twitter. Un periódico local calificó al 4 de abril como un día histórico para el estado más pequeño de México por inaugurar sus primeras escaleras eléctricas. Las estrenó el gobernador Marco Mena, que asistía con su esposa a la apertura de la tienda Fábricas de Francia, Apizaco, donde se hizo la instalación. Una funcionaria de comunicación social del estado confirmó a Verne que, efectivamente, se trata de las primeras escaleras eléctricas que existen en la entidad.
Pero esta no es la primera vez que Tlaxcala sufre bullying de los habitantes de otros Estados. “Siempre ha habido mucho maltrato hacia los tlaxcaltecas”, dice Cecilia Ramírez, una consultora de comunicación que, aunque nació en la Ciudad de México, creció en Apizaco. “Decir que gracias a las escaleras llegó el Siglo XXI a Tlaxcala es como la cereza en el pastel”, añade Ramírez, acostumbrada a este tipo de bromas desde que dejó la casa familiar para estudiar la universidad. En su opinión, uno de los grandes prejuicios hacia ese Estado tiene su origen en la alianza de los indígenas tlaxcaltecas con los conquistadores españoles. Otra broma común la suelen hacer los habitantes de Puebla, que por la cercanía consideran a Tlaxcala como uno más de sus municipios.
Aunque la superficie de Tlaxcala representa solo el 0.2% del territorio nacional, es un Estado rico en historia y tradiciones. En Verne seleccionamos siete atractivos que distinguen a los tlaxcaltecas y que son más importantes que sus primeras escaleras eléctricas.
1. Su identidad colonial, por la que es considerada “La cuna de la nación y el mestizaje”. El pueblo tlaxcalteca fue uno de los pocos que logró mantener su independencia ante el Imperio Mexica. Por eso sus guerreros se aliaron con Hernán Cortés, quien fundó la ciudad colonial en 1520. Esto la convierte en la más antigua del país. Los tlaxcaltecas presumen que fue en su tierra donde se dieron las primeras mezclas entre españoles e indígenas.
2. La vista de la capital desde la Escalinata de los Héroes. Hasta fechas recientes, los tlaxcaltecas no podían subir un piso sin hacer esfuerzos. Pero desde la década de 1960 cuentan con un monumento escalonado, con 244 peldaños, que funciona como punto de reunión y mirador para contemplar la ciudad de Tlaxcala. La escalinata contiene una cascada, los bustos de algunos héroes de la Independencia y la Revolución, y una escultura del guerrero Xicohténcatl Axayacatzin, uno de los aliados de Cortés en la conquista de Tenochtitlán.
3. El ex-convento de San Francisco, una joya del arte mudéjar. El conjunto arquitectónico se construyó en 1537, por lo que se encuentra entre los cuatro monasterios más antiguos de América. La nave mayor de la iglesia es una de los pocos exponentes de arte mudéjar en el continente, donde se mezclan elementos decorativos europeos e islámicos.
4. Los murales del Palacio de Gobierno, sobre la historia del México prehispánico y colonial. Son obra del maestro Desiderio Hernández Xochitiotzin y abarcan más de 500 metros cuadrados. Sus coloridos trazos narran distintos periodos de la Historia de México hasta el siglo XIX. Incluyen escenas como la llegada del hombre a América y al Valle de México, el encuentro de los nahuas con el águila legendaria y la historia mitológica del descubrimiento del maíz.
5. El Parque Nacional de la montaña de La Malinche, la sexta más alta de México. Está ubicada en una área protegida de 45.000 hectáreas, que fue declarada Parque Nacional en 1938. Aquí habitan 16 especies endémicas, como el llamado conejito de los volcanes o teporingo. Muchos montañistas se aventuran hasta la cima de La Malinche, a 4.400 metros sobre el nivel del mar, desde donde se distinguen el Pico de Orizaba, el Iztaccíhuatl y el Popocatépetl.
6. Su santuario de luciérnagas. Miles de estos insectos se reúnen en los bosques de coníferas de Tlaxcala durante junio, julio y los primeros días de agosto. Ahí encuentran las condiciones ideales de humedad y alimentación para reproducirse. Las hembras se iluminan para atraer a los machos y fertilizar sus huevos, pero solo a determinadas horas. El avistamiento de luciérnagas inicia alrededor de las 8:30 de la noche y dura alrededor de una hora.
7. La Feria de Huamantla, un espectáculo visual por sus tapetes de aserrín. Durante la noche del 14 al 15 de agosto, también conocida como la noche que nadie duerme, las calles de este Pueblo Mágico se adornan con alfombras de flores y aserrín para que pase la Virgen al día siguiente. Miles de turistas visitan Huamantla durante esta fiesta para apreciar su arte efímero.