Rubí Ibarra pasa los dedos sobre su larga cabellera lacia una y otra vez mientras sostiene el celular con la otra mano. Se ve mucho más joven que en el aquel video que la hizo famosa, en el que su padre extendió una invitación pública a la fiesta de XV años de su hija. Ni él, ni su esposa Ana, ni la misma Rubí sabían que el video y por lo tanto, la invitación, alcanzaría a millones de personas dentro y fuera de México. El resultado fue una fiesta con miles de invitados provenientes de varias partes del continente, de Wisconsin a Honduras.
“Yo quería una fiesta normal, como cualquier quinceañera, yo no pedí esto, pero Dios sabe por qué hace las cosas”, dice Ibarra a Verne vía Skype. “Donde yo vivo se acostumbra a hacer fiestas grandes, pero la mía se pasó”. La potosina de 15 años asegura que ella no ha cambiado desde su festejo masivo que recibió una cobertura mediática internacional. “Sigo siendo la misma, la que salió de su rancho”, comenta soltando una risita por la que se asoma una dentadura llena de brackets.
Su vida, por otro lado, no ha vuelto a la normalidad. En la entrada de su casa en La Joya, un pequeño pueblo árido en el norte de San Luis Potosí, siguen arribando cartas y paquetes de admiradores, incluido un enorme oso de peluche enviado por un grupo de presos de Baja California o una guitarra eléctrica rosa con su nombre grabado. Estos regalos ocupan casi un cuarto completo en la residencia Ibarra García.
Las peticiones de selfis también se han convertido en algo rutinario para la joven. “Me estoy empezando a acostumbrar a que la gente me vea y quiera tomarse fotos conmigo”, dice. “Eso bonito que la gente se tome el tiempo de visitarte y desearte suerte".
No siempre fue así, especialmente durante su fiesta. Las cientos de fotos de periodistas y asistentes a la fiesta muestran a una Rubí abrumada y nerviosa. “Me quedaba pasmada, estaba asustada porque yo nunca había visto a tanta gente y sí me llegué a preguntar ¿por qué está pasando esto?”, explica. “Mi mamá y yo teníamos miedo de que algo feo fuera a pasar porque no había suficiente seguridad”.
Sus preocupaciones se hicieron realidad cuando uno de los asistentes murió al ser arrollado por un caballo durante una carrera conocida como la chiva. “Yo estaba dormida cuando pasó, me enteré mucho después”, dice Ibarra con voz pausada. “Se atravesó y no se fijó”. La joven añade que a pesar de lo sucedido pudo disfrutar la parte nocturna de su fiesta, en la que bailó con sus chambelanes y agradeció al público su asistencia junto con Lady Wuuu, otra estrella mexicana de internet.
“Cuando algo te gusta mucho no se te hace difícil”
Fue con los primeros versos de No queda más de Selena con los que Ibarra demostró su talento vocal. En esta entrevista con Telemundo, la quinceañera expresó su deseo de ser cantante. “Desde que estaba chiquita me ha gustado cantar con mi prima en las reuniones familiares o en los festivales de la escuela”, cuenta a Verne. A principios de abril anunció a través de un Facebook Live que se encontraba grabando un disco. Ibarra viaja constantemente de San Luis Potosí a Monterrey, donde se encuentra el estudio de grabación.
El género grupero es el favorito de la quinceañera, eso lo evidencia su primer sencillo Soy Aquella. “La canción trata de una niña que se enamora de un niño de su escuela y le manda regalos y cartas, pero él nunca se entera de quién es hasta que ella se lo confiesa en la graduación”, explica Ibarra. Cuando le preguntamos si está inspirada en una experiencia personal, responde: “En algunas cosas, pero no tanto”. Ricardo, su productor compuso la canción especialmente para ella, asegura. “Si ves habla de cosas que le pasan a gente de mi edad, no cosas de adultos”.
Universal Studios (Los Ángeles) fue el escenario de su debut musical a finales de abril. Ibarra cantó Soy Aquella acompañada de músicos y bailarines, rodeada de cientos de personas. Telemundo transmitió la presentación durante su programa matutino Un nuevo día, la cual fue criticada por decenas de medios, ya que la adolescente y sus músicos habían hecho playback.
En una entrevista con Verne a mediados de mayo, Ricardo, su también representante, dijo que esto es normal en los programas de televisión y que Ibarra cantará en vivo en futuras presentaciones. Rubí no estaba disponible para darnos su opinión (nuestra entrevista fue antes de su participación con Telemundo).
Casi un mes después de su estreno como cantante, Ibarra se encuentra grabando el videoclip de su sencillo. Las fotos de su cuenta Facebook la muestran en un pasillo con casilleros, como el de una típica escuela estadounidense. A principios de este año, Rubí se transfirió a una escuela en línea para emprender su carrera musical. Aun así, dice, sigue viviendo en La Joya y saliendo con sus amigos de la prepa. “Un amigo me dijo que tenía que comportarme como alguien famosa y le dije que no”, comenta entre risas. “Mi relación con mi familia y mis amigos es igual que antes”.
Eso no quiere decir que sus sueños sean limitados. “Me encantaría cantar...con Ariana Grande”, dice. “Me encanta su música” (Ibarra nos concedió la entrevista antes del atentado en el concierto de la cantante en Manchester). Aunque lo que más le gusta es cantar, no es lo único a lo que le gustaría dedicarse. “También me gusta mucho la actuación”, asegura. “Además, quiero estudiar para ser criminóloga”.
Esta última meta fue inspirada por las series de televisión sobre asesinatos sin resolver que su madre y ella ven por las tardes. La adolescente no considera complicado dedicarse a la música y a la criminología al mismo tiempo. “A mí me gustan mucho las dos cosas y cuando te gusta mucho algo no se te hace difícil”.
Después de un rato de plática, Ibarra recapacita. Admite que sí ha cambiado un poco después de su muy concurrida fiesta de XV años. “Soy muy tímida y antes de la fiesta me costaba hablar con la gente, en las entrevistas me quedaba callada y dejaba que mis papás respondieran por mí”, comenta. “Ahora tengo un poco más de confianza en mí misma, ya me defiendo mejor”.