Estamos en plena ola de calor y muchos aún no han podido bañarse en la playa. Lejos de conformarse con una ducha helada, el niño que protagoniza esta imagen está disfrutando una piscina improvisada en el balcón con la ayuda de una lona de plástico y una manguera. "Todos estamos viviendo en 2017 y este chaval ya está en 3017", dice el autor del tuit que ha popularizado la imagen, que aún no sabemos dónde está tomada. El mensaje se ha compartido casi 11.000 veces en dos días.
¿Se trata de la mejor idea de este verano? Obviamente, no. Es una temeridad. De hecho, la mañana del lunes varios tuiteros se han desvivido en cálculos (un poco a ojo, claro), con el objetivo de determinar si ese balcón puede aguantar el peso del agua o si acabará cediendo, como en el ejemplo de este tuit que da inicio a un extenso hilo.
Varios tuits más tarde:
No fue el único que compartió operaciones matemáticas a vuelapluma:
Aparte de cálculos complicadísimos, también ha habido memes, claro:
O se hunde el balcón o cede la barandilla
Desde luego, no es una buena idea, como nos confirma Pedro Morcillo, arquitecto de la Constructora San José. “En un edificio nuevo residencial, los balcones han de soportar una sobrecarga de 200 kilos por metro cuadrado. Pero un metro cúbico de agua ya pesa 1.000 kilos. Esto significa que en una piscina de un metro supone una carga cinco veces mayor que la proyectada”.
Si el balcón de la imagen aún no se ha hundido es porque “con el hormigón y las estructuras se trabaja como si aguantaran menos y la carga fuera mayor”, es decir, “con unos parámetros de seguridad”, que normalmente están en torno al 50%.
Pero además del peso del agua, hay un segundo peligro: “También se puede caer la barandilla por el empuje horizontal del agua”, ya que “no está preparada para soportar 80 centímetros de agua.
"Lo peor de este invento a nivel técnico -añade- es que lo haya hecho en un voladizo [un elemento que sobresale de la estructura] porque la carga no puede repartirse uniformemente. Todo el descenso de carga se realiza en la viga que une el forjado y el voladizo", por lo que el balcón puede acabar colapsando.
Morcillo recuerda que el agua tiene una densidad muy alta. Hay que extremar las precauciones incluso a la hora de poner una piscina desmontable: “Antes de poner una de estas piscinas en tu terraza necesitas un informe de un técnico que haga un estudio de la carga”. En caso contrario, puede haber una sanción administrativa.
Esta piscina que ocupa todo el balcón es aún peor, claro: “A nivel particular se podría poner una denuncia. Y si la ve un técnico del Ayuntamiento, seguro que habría sanción”.
Lo sentimos mucho por este niño, que parece que se lo está pasando de maravilla, pero esperamos que el genio que ha diseñado esta obra recapacite y se lleve al chaval a la piscina del barrio.