Samuel Nácar (Albacete, 1992) se declara un gran defensor del fotoperiodismo tradicional. Pero no hizo con una cámara analógica la foto con la que acaba de resultar uno de los ganadores en los iPhone Photography Awards (IPPAwards) 2017 [Aquí todas las fotos premiadas]. Son los galardones que premian las mejores imágenes hechas con un teléfono inteligente o una tableta. Aunque contradictorio, el asunto tiene su explicación. Tras años registrando como freelance las crisis migratorias en Melilla, Grecia y Calais, un día decidió abrir miras cuando una publicación española le ofreció 70 euros por un artículo de 1.500 palabras y 15 imágenes. "No puedo vivir solo de mi trabajo para medios de comunicación, así que decidí presentarme a todos los premios fotográficos posibles", cuenta a Verne a través del teléfono.
Una imagen tomada en octubre del año pasado durante la evacuación del campo de inmigrantes más grande de Europa, la llamada Jungla de Calais, le ha valido el primer premio en la sección noticias de los IPPAwards: "Un lunes comenzó la salida de refugiados y, de repente, dos días después el lugar se incendió. No se sabía como había ocurrido, pero facilitó mucho las labores de desalojo, que se esperaban muy duras. Con le fuego, se creó una hilera de gente marchando con sus maletas de la que había sido su casa durante meses", recuerda.
En los últimos tiempos, Samuel suele tomar su primera foto con un teléfono para colgarla de inmediato en redes sociales. Informa así de lo que ocurre y los editores de los medios saben dónde está. Hasta el año pasado, este veinteañero jamás había usado uno de los aparatos de Apple porque asegura que no podía permitirse pagar por uno de ellos.
"Smartphones y fotoperiodismo son formatos que pueden convivir. Los medios en papel solo van a mantenerse si comprenden que no deben copiar a los digitales. Deben dejar que ellos se encarguen de la información de la última hora y volver a centrarse en el análisis, la pausa y el carácter documental", opina.
Aunque cree que los teléfonos simplifican mucho las fotografías, es consciente de que estos aparatos son el signo de los tiempos; es el momento en la que gente se expresa a través de imágenes.
Nácar decidió viajar con su cámara porque sentía que era lo que se le daba bien. "Me gustan los idiomas y moverme por el mundo; son mis mejores herramientas. Era también una forma de trabajar para medios internacionales y escapar un poco de la situación en España", cuenta.
El premio que ha ganado, una pepita de oro que vale entre 30 y 40 euros, es solo un acto simbólico. A cambio, su trabajo se ha visto en The Guardian, National Geographic y TIME en apenas unas horas.
En septiembre se va al Mediterráneo, a subirse a un barco de rescate alemán para tomar imágenes de los inmigrantes que arriesgan su vida desde Libia. Sigue en busca de editores que les interese publicar el material que recoja allí, con cualquiera de sus dos cámaras.
Aquí puedes ver la fotogalería con todas las imágenes premiadas.
El fotoperiodismo de 'smartphone'
Con la llegada del primer iPhone, allá por 2007, llegó también la nueva era de la fotografía: a nueva herramienta, nuevos códigos.
En apenas una década, el llamado fotoperiodismo de smartphone se ha abierto camino en la cultura de la sobreinformación, en especial a través de las redes sociales. El ascenso ha sido vertiginoso.
Una fotografía tomada con un iPhone llegó en 2012 a la portada de la revista TIME, cuyo prestigio se ha construido a lo largo de las décadas a partir de la calidad técnica (y también de la singularidad) de sus imágenes. Como experiencia piloto, la publicación decidió mostrar la última hora del huracán Sandy a través de Instagram y una de esas instantáneas terminó en su versión en papel.
Mobile Photo Group (MPG) es un colectivo internacional formado por fotógrafos de distintas disciplinas informativas y artísticas cuya herramienta de trabajo es su teléfono. Buscan dar lugar profesional a una actividad que, defienden, ni es amateur ni está siempre relacionada con el periodismo ciudadano.
“Nadie ve el mundo en blanco y negro o con los tonos de las imágenes de un periódico o de una revista, pero todo el mundo las entienden como reales. Lo mismo puede ocurrir con las fotografías de un teléfono”, nos argumentaba uno de los integrantes de esta organización, Theodore Kaye.