La meteorología se rige por palabras tan evocadoras como "chubascos", "lloviznas" o "vientos de poniente". Sin embargo, acabamos despreciándola llamando "lluvia" a cualquier tipo de precipitación, limitándonos a expresiones útiles en el ascensor como "vaya viento hace", y observando las nubes solo para hacer una foto de Instagram.
Aquí va una guía con conceptos básicos, frases comodín y algunos trucos que nos ofrecen los expertos para hacer tus propias predicciones y parecer que controlas el tema.
Atento a las expresiones
- El tiempo no cambia, evoluciona.
- Las nubes no vienen o se van, avanzan.
- Las temperaturas suben y bajan, pero mejor si ascienden y descienden.
- Cuando hables del futuro, sustituye el "habrá" por "se espera". Y si se trata de temperaturas, di "alcanzar".
- No uses la palabra "riesgo" como término de probabilidad, ya que tiene connotaciones de peligrosidad, recomienda AEMET.
- Tampoco digas posible, sino "baja probabilidad".
- El adjetivo "moderado" no añade nada, así que descártalo.
- Para formular la predicción de manera adecuada, la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) recomienda en su Manual de Uso de Términos Meteorológicos citar primero el lugar y la situación a primeras horas, y después la evolución hasta el final del día. Ejemplo: “En la comunidad autónoma, por la mañana, despejado y, por la tarde, nubosidad de evolución; en zonas de montaña no se descarta algún chubasco o tormenta”.
- Un mapa no solo se compone de comunidades autónomas y provincias, sino que tiene sus propias zonas geográficas. Incluye en tu Google Maps mental áreas como el interior peninsular, la cordillera cantábrica, el valle del Ebro, el Estrecho, el Levante, los Pirineos, las vegas del Guadiana, o la campiña cordobesa, y ya tienes la mitad del trabajo hecho.
- Incorpora los frentes a la conversación. Hacen referencia a la zona de contacto de dos masas de aire de distinta temperatura. "Un frente cálido es una masa de aire cálido que está avanzando y encontrándose con aire que está más frío", explica Silvia Laplana, meteoróloga de Televisión Española y divulgadora del tiempo a través de su cuenta de Twitter. "El frente cálido normalmente nos deja nubes altas o medias, también puede dejar lluvia pero poca cosa, y en cambio, un frente frío suele dejar más precipitaciones", cuenta a Verne.
- Haz tuya otra expresión típica de meteorólogo: ese "nos deja". Porque los fenómenos atmosféricos no solo producen o provocan, sino que "dejan".
Mira a las nubes para hacer apuestas
La nubosidad (es decir, "nubes" en modo experto) es uno de los elementos más fiables para predecir el tiempo, sobre todo en el caso de las precipitaciones (que no lluvias). José Miguel Gallardo, físico y meteorólogo de la Agencia Estatal de Meteorología, comparte un pequeño truco con Verne: "Los cirros, esas nubes un poco deshilachadas, son las que preceden a los frentes. Si ves cirros que van en aumento y la presión va bajando es que puede llover". Eso sí, para saber si la presión está bajando necesitarás un barómetro.
Para dejar a alguien sin palabras, fíjate en las estelas de los aviones y podrás hacer una predicción bastante cercana: "Si se secan rápidamente, eso indica que la atmósfera está muy seca, el tiempo es estable, y no va a llover. Sin embargo, cuando vemos que las estelas permanecen en el cielo, eso nos indica que se está acercando un frente y que a corto plazo podría haber lluvia", cuenta Laplana.
En España, "en el noroeste, en Galicia o Asturias, es más fácil que esto se cumpla porque entran por ahí los frentes, generalmente, pero una vez el frente llega al interior de la península muchas veces pierde actividad y suele quedarse en nada".Si hay arcoíris podrás tener otra pista: "Cuando lo ves por la mañana es que va a llover, y si lo ves por la tarde es que va a dejar de llover", explica Gallardo.
En el telediario seguramente escuches hablar de las nubes altas y las bajas. Las altas son las que permiten el paso de los rayos del sol y no producen precipitaciones, mientras que las medias y bajas sí. Las nubes bajas suelen ser estratos o estratocúmulos (pequeñas y numerosas), y pueden dejar niebla y bruma.
"Al final lo que más le importa la gente es saber si va a llover, por si puede tender la ropa o si puede lavar el coche", añade Laplana entre risas.
Así que un aspecto importante de tu postureo como meteorólogo aficionado es narrar cómo evolucionarán las precipitaciones a lo largo del tiempo. Pongamos que estamos hablando de las precipitaciones que se producirán mañana. Si calculamos que no durarán más de un 30% del día (por ejemplo, solo dos horas), entonces serán ocasionales. Cuando superan el 60% del día, diremos que son persistentes o continuas. Y si se dan de manera regular con pequeñas interrupciones, se llaman intermitentes. Antes de hablar de lluvia podrías hablar de llovizna y, si la cosa va a más, de chubascos (precipitación fuerte, breve y con gotas de mayor tamaño, que aparecen y desaparecen de forma repentina y cambian de intensidad súbitamente). También puedes guardar un as en la manga, con términos como “lluvia engelante” (la precipitación cuyas gotas se congelan al posarse sobre una superficie).
Para matrícula: los nombres del viento
Cuando hables del viento, cita primero la dirección y después el adjetivo que indica la velocidad. Por ejemplo,“Vientos del este ocasionalmente fuertes”. Si el viento cambia de velocidad de repente y solo por unos momentos, entonces se trata de una racha (o ráfaga). Y si cambia de dirección, el verbo que hay que utilizar es "girar" o "rolar". Para averiguar la dirección del viento lo más fácil es usar una veleta (apuntan al punto desde el que viene el viento, no hacia dónde va), y si estás en el mar, fíjate en las pequeñas rugosidades que se forman y avanzan sobre la superficie: te indicarán hacia dónde sopla el viento. No seas exagerado: recuerda que para ser huracanados la velocidad tiene que ser mayor de 120 km/h.
"Cada zona tiene sus nomenclaturas", explica Laplana sobre los vientos locales. Estos son los más comunes en España, según indica la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología: el cierzo (sopla a lo largo del valle del Ebro), la tramontana (frío y turbulento, en el noreste de la Península y en las Baleares), el siroco (caliente y seco, llega hasta el Mediterráneo desde el desierto del Sáhara), levante y poniente del Estrecho (intenso), y el terral (caliente y seco, se produce en el litoral de la costa cantábrica y mar de Alborán). También escucharás hablar de los vientos alisios, brisas regulares causadas por la rotación de la Tierra.
Apuntes de verano
- En verano, "lo más importante son las tormentas", señala Laplana. ¿Por qué se producen en verano? A causa de las altas temperaturas, el aire se calienta y sube, expandiéndose por la presión. Cuando el vapor de agua caliente choca con una masa de aire frío, las gotas se condensan rápidamente y con el contraste se forman tormentas.
- Ojo con los termómetros. En esta época del año, uno de los errores más frecuentes es tomar como referencia la temperatura que marca el termómetro del coche o el de la calle (ése que suelen enfocar en los telediarios como recurso para informar de las olas de calor). Pero para que una medición sea correcta, el termómetro tiene que estar expuesto al aire y protegido del sol.
- "Para hablar de ola de calor, se tiene que dar la situación de que una amplia parte del país esté superando unos umbrales de temperatura, y se tiene que estar dando en una gran parte del país", explica Gallardo.
- Otra cosa que te dará muchos puntos si lo dominas es un mapa isobárico. Las curvas que verás dibujadas representan puntos donde la presión atmosférica es la misma a lo largo de toda la línea. "Cuanto más juntas están las isobaras en el mapa, más fuerte va a soplar el viento. Si están muy separadas, podríamos hablar de calma", apunta Laplana. Aquí verás representados también los anticiclones y las borrascas. Vayamos por partes.
- Anticiclón: El valor de presión más alto, que se marca con una "A". Con saber que hay un anticiclón, podrás decir que la estabilidad atmosférica y el aire descendente evitarán la formación de nubosidad (siempre suena mejor que decir solo "nubes") y que habrá menos probabilidades de lluvia.
- Borrasca: Se da cuando la presión alcanza su nivel más bajo (lo verás señalado con la letra "B"), provocando inestabilidad, lluvia y viento intenso.
- Cuando observes que una línea del mapa cambia de curvatura bruscamente, querrá decir que allí hay un frente. Para que se vean más claros, los meteorólogos suelen señalarlos con pequeños triángulos (para los frentes fríos) o semicírculos (frentes cálidos).
FE DE ERRORES
-