"Me gusta recordarte pequeñito”: un joven se tatúa una carta de su abuela con Alzhéimer

"Tenía miedo de perder ese recuerdo, pero ahora lo llevo conmigo a todas partes”

El brasileño Leonardo Martins, de 19 años, ha vivido toda su vida con su abuela Lurdes, de 85 años. Hace un mes le diagnosticaron Alzhéimer, y su nieto decidió hacerle un homenaje: se tatuó la carta que la abuela le escribió cuando cumplió 18 años y entró en la universidad. El 8 de agosto publicó en Facebook un texto sobre cómo les ha afectado la enfermedad que ha superado los 135.000 compartidos en tres días. Junto al texto, compartía una fotografía de la carta de su abuela, otra de su tatuaje, y un vídeo de la reacción de la anciana al verlo. [puedes leer más abajo la traducción del post y la carta].

Lurdes contaba en la carta a su nieto lo que ocurrió cuando le llevó a un estudio fotográfico en su primer cumpleaños. Según explica, él estaba muy serio hasta que ella empezó a aplaudirle y sonreír, y el niño la imitó. “Ella dice que es el mejor recuerdo que tiene de mí, por eso la carta es tan importante. Tenía miedo de perder ese recuerdo, pero ahora lo llevo conmigo a todas partes”, cuenta Martins por teléfono a Verne.

Post de Leonardo a su abuela

Leonardo Martins

El arroz se ha quemado muchas veces, las comidas se quedaban sin sal. Pasaba algo, la abuela se olvidó hasta de su edad el otro día.

Hace dos meses, se quedó en blanco a la hora de tomar sus cinco pastillas, llegó a llorar de desesperación. Y ella está cada vez más tranquila, pobrecita, quiere quedarse todo el día en su habitación, durmiendo. Todo terminaba con la frase "Es que hoy estoy un poco ida".

La abuela siempre ha cuidado de todo y de todos, vivía con nosotros en casa, pero una sensación de extrañeza empezó a crecer en el ambiente. El sofá, que compartimos durante 19 años, se le hizo cada vez más extraño, menos cómodo. Ni Catia Fonseca o Cesar Tralli [presentadores populares en la televisión brasileña], sus ídolos, salvaban la tarde.

La tomografía fue solo una formalidad. La doctora Alzhira [su médico] ya nos había confirmado: era Alzhéimer.

El Alzhéimer degrada a la persona, como sabéis. Las cosas tienen que estar siempre en el mismo lugar. Hay que dejarle hacer lo que ella quiera. La enfermedad puede venir rápida o lentamente. Depende. Pero no hay nada que se pueda hacer, solo disfrutar [de la persona]. Es lo que nos dijo la médico.

Y es lo que intentamos hacer. Intentamos superar ese obstáculo con alegría. Odio cuando la gente establece una fecha de caducidad para las cosas. Y no creo que lo hayan hecho contigo, abuela.

Ahora la llamo más veces y siempre voy a verla. Lo hago como intercambio por los 18 años que vivió conmigo. El año pasado la abuela me escribió esta carta cuando entré en la universidad. Tenía miedo de perderla, pero ahora eso no va a pasar.

En mi primer cumpleaños, mi abuela y mi tía me llevaron a sacar una foto para poner en un imán en la nevera. La foto debía ser sonriendo. Hicieron varios intentos fallidos hasta que la abuela aplaudió y sonrió, y yo la seguí. La foto quedó muy bonita, incluso con esa frase sin sentido como pie. Y ella dice que es el mejor recuerdo que tiene de mí.

Cada día pienso que al menos Dios me dio la oportunidad de disfrutar lo máximo posible del mejor ser humano que he conocido. Esto me hace dejar de buscar sentido a las cosas fútiles. Dejar de criticarlo todo en todo momento. Me hace dejar de exigir tanto de la vida. Sirvió, además, para mostrarme, una vez más, las diversas trampas con las que la depresión puede atrapar a sus víctimas.

Rezo para que ese mal no te abrace con demasiadas ansias, abuela. Todo lo que necesitamos está muy cerca de nosotros. Tan cerca que puedo hasta sentir el toque de la piel fina de tu mano en mi cara solo al cerrar los ojos. ¡Qué maravilloso tu abrazo, abuela! Ya no recuerdo lo que quería decir con todo esto. ¡A ver, creo que hoy soy yo el que está ido!

El joven no tenía claro si a Lurdes le gustaría su homenaje, ya que a ella no le gustan los tatuajes. No fue así: en el vídeo del momento en el que se lo muestra –que ha superado los 10 millones de reproducciones– se ve cómo la anciana se emociona y agradece el gesto. “Oh, Dios mío. No me lo creo. Te quiero mucho”, le dice entre lágrimas y con una sonrisa antes de abrazarlo.

Martins reconoce que le costó aceptar la enfermedad de su abuela. "Veía las señales, pero pensaba: 'No puede ser Alzhéimer'. Tenía miedo". Las señales empezaron cuando ella dejó de recordar su edad, se encontraba triste y se olvidaba de la hora de tomar sus pastillas.

El diagnóstico ha cambiado la vida de Lurdes y de su familia. "Después de 18 años, ha decidido dejar mi casa y volver a su primer piso, con una tía. El cambio ha sido muy duro, pero voy a verla todos los días", cuenta Martins. "Creo que la enfermedad ha sido una llamada de atención para recordarme que he de disfrutar al máximo de la mejor persona que he conocido nunca".

En los más de 50.000 comentarios de la publicación, otros usuarios comparten sus propias historias de convivencia con personas con Alzhéimer. Una amiga de Martins cuenta que, tras ver el post, llamó a su abuela para pedirle perdón después de años sin hablarse. Martins espera que su publicación sirva para que la gente se percate de la importancia de disfrutar de sus mayores. "Ojalá que gracias a esto algunas personas simplemente saquen tiempo para llamar y saludar a sus abuelos".

Carta de Lurdes a Leonardo por su 18 cumpleaños

Querido Leo,

Cómo me gusta recordarte pequeñito, sonriendo para mí.

Cuando cumpliste un añito, fue difícil hacerte sonreír. Pero de repente sonreíste y aplaudiste.

Qué cosa es la vida, ¿no? Hoy te veo terminar el colegio y entrar en la universidad. Qué alegría para mí.

Que Dios te ilumine.

Besos de la abuela Lurdes, que te quiere mucho.

Enhorabuena.