Seguir el procés es más difícil de lo que parece. No solo porque el ritmo informativo es muy elevado, sino porque tras varios años de ir procesando se ha creado un idioma que a veces resulta difícil desentrañar. Hay términos en catalán y castellano, además de referencias que se remontan a los siglos XVII y XVIII.
Aunque pueda parecer anecdótico e incluso ligero, el hecho de que el lenguaje se haya visto tan deformado muestra que indepes y unionistas viven en realidades diferentes. Y si no hay un lenguaje común, es muy difícil dialogar. Aquí va un breve glosario con los términos que usan unos y otros. A veces los dos, pero con significado diferente.
Austracista. Partidario del Archiduque Carlos de Austria en la guerra de 1714. Al margen de los libros de historia, el término se usa en ocasiones con tono despectivo o irónico para recordar que la guerra de 1714 no fue de secesión, sino de sucesión, y que los catalanes simplemente apoyaban a otro rey de España frente a la opción castellana, que era Felipe V de Borbón. Eso sí, el archiduque Carlos manifestó la intención de respetar las instituciones políticas catalanas frente al absolutismo centralista del rey francés.
Botifler. El término, que significa “que tiene las mejillas muy grandes” y “presumido, arrogante”, se usaba en la Guerra de Sucesión para referirse a los partidarios de Felipe V. Por extensión, acabó refiriéndose a quienes colaboran “con los enemigos de su tierra”, todo esto según el diccionario del Institut d’Estudis Catalans. Se usa (cada vez menos) para hablar de los catalanes que no están por la labor del soberanismo.
Charnego. Según la RAE, se refiere al “inmigrante en Cataluña procedente de una región española de habla no catalana”. El diccionario del Institut d’Estudis Catalans (DIEC) añade otra definición: “Hijo de una persona catalana y otra no catalana, especialmente francesa”.
Se trata de un término despectivo y en desuso. De hecho, a menudo se usa de forma reivindicativa por políticos de todos los partidos. Por ejemplo, Gabriel Rufián se definió a sí mismo como “charnego independentista” en su primera intervención en el Parlamento español. El término se oye más fuera de Cataluña para insultar a políticos independentistas o nacionalistas de origen español, por lo general seguido del adjetivo “agradecido” o “acomplejado”.
Desobediencia. Para los independentistas, es la voluntad de celebrar el referéndum pese a que el Tribunal Constitucional lo ha suspendido. Para ellos es equiparable a la desobediencia civil, mientras que otros, como Ada Colau, alcaldesa de Barcelona, distinguen entre desobediencia civil e institucional. En una entrevista concedida a la emisora de radio Rac 1, Colau dijo que es una cosa es que alguien “en situación de vulnerabilidad utilice lo último que le queda, que es la voluntad de conciencia, para desobedecer y se la juegue para intentar cambiar la ley" y otra diferente que lo haga una institución "porque la institución no es tuya, tienes que representar a todo el mundo y no hacer con ella lo que quieras”.
Equidistante. Palabra que se usa como insulto hacia quienes no tienen una posición definida en uno u otro bando. Pueden estar, por ejemplo, en contra de este referéndum unilateral y al mismo tiempo criticar al gobierno de España por no estar abierto al diálogo.
Los independentistas lo usan en tono despectivo porque se considera que esta posición supone a efectos prácticos apoyar la unidad de España y estar en contra de la libertad de los catalanes para votar. Es decir, no sería una verdadera equidistancia, sino solo una forma de no mojarse.
Federalismo. Se oía más en 2014, cuando el referéndum del 9 de noviembre hacía una pregunta sobre el cambio de relación entre España y Cataluña, lo que también podría haber dado lugar a un “estado libre asociado”, como Puerto Rico respecto a Estados Unidos. El PSOE ha presentado una propuesta de Estado federal que quiere debatir en el Parlamento, pero la iniciativa ha pasado casi desapercibida.
Liga de los seres extraordinarios: el duende del federalismo, el unicornio de la fraternidad, el sociata plurinacional, el progre equidistante.
Filibusterismo. El término se usó durante el debate de la ley del referéndum del 5 de octubre, después de que los partidos contrarios a esta ley usaran “todos los resquicios legales posibles para frenar la decisión”. El término procede del español filibustero (pirata) y se refiere a la técnica de obstruccionismo parlamentario mediante la que se intenta evitar la aprobación de una ley con un discurso lo suficientemente largo como para que no se pueda votar antes de una hora límite. De todas formas, la legislación española no contempla esta figura, ya que no existe este límite. Es decir, solo sirvió para que los periodistas que cubrían el acto llegaran más tarde a casa.
Aunque los independentistas criticaron esta actitud, en Estados Unidos no solo es (relativamente) frecuente, sino que suele gozar de buena fama: en 2013 lo hizo la senadora demócrata Wendy Davis para detener una propuesta republicana contra el aborto, por ejemplo. Pasó 11 horas seguidas hablando. Otro “filibustero” heroico es el personaje de James Stewart en Caballero sin espada, película de Frank Capra. Nuestro favorito (aunque también ficticio) es el este la serie Parks and Recreation: el cómico Patton Oswald soltó un discurso (¡improvisado!) en el que relataba su propuesta para el episodio VII de Star Wars.
Hermenéutica. Es el arte de interpretar textos. En Twitter, es el arte de lograr que Jean-Claude Juncker, presidente de la Comisión Europea, diga lo que tiene que decir sobre el referéndum.
Impresora. El consejero de Presidencia y portavoz de la Generalitat, Jordi Turull, pidió a los ciudadanos que se imprimieran ellos mismos las papeletas del referéndum. Lo hacía después de que la Guardia Civil registrara el semanario El Vallenc, en Valls (Tarragona), en busca de material susceptible de ser utilizado en el referéndum de independencia del 1 de octubre. De ahí salió el chiste de que la Guardia Civil iba a confiscar las impresoras que tenemos en casa.
El asunto se comentó aún más cuando Gabriel Rufián se plantó en el Congreso con una impresora. Al finalizar su discurso, el diputado de ERC pidió al Gobierno español que dejara de hacer el ridículo, en una salida que a muchos les pareció, precisamente, ridícula.
Indepe. Diminutivo de independentista. No es despectivo, es que independentista es una palabra muy larga.
Julian Assange. Un ejemplo muy claro de cómo unos términos significan una cosa u otra según quien los diga. Para los independentistas, es un defensor de la verdad y la libertad; según los contrarios a esta consulta, es el tío que apoyó a Trump y a Le Pen. Todo a raíz de su intervención a favor del referéndum y de su discusión en Twitter con Arturo Pérez-Reverte. La cosa mejoró aún más cuando Assange se tomó en serio una broma de El Mundo Today.
Ley de transitoriedad. La ley de transitoriedad jurídica y fundacional de la república es, según explica EL PAÍS, “una miniconstitución de la virtual república catalana ideada por el bloque de Junts pel Sí y la CUP para poder declarar la secesión dos días después del referéndum del 1 de octubre”. Se trata de una norma con un periodo de vigencia de un año, “lo que se tarde en redactar una Constitución definitiva”. El Tribunal Constitucional también la ha suspendido. A veces, se habla de “ley de ruptura” y, sobre todo por los independentistas, de “ley de desconexión”.
Tardà precisó que sería coincidendo con la ley de ruptura: “Quien quiera emociones, las tendrá cuando se apruebe la ley de transitoriedad jurídica, que es la independencia, no la república, pero sí la independencia de España. El momento crítico será el día en que el Parlamento vote la ley de transitoriedad jurídica. ¿Y qué harán? ¿Cerrar el Parlamento? Pues lo convocaremos en Poblet. A lo mejor será el momento de que millones de personas tendrán que ocupar las calles de forma pacífica”.
Guillem Martínez escribía que esta ley “tiene una función extraña, que se me escapa. Garantiza la transición de la ley a la ley (...) en caso de independencia, a su vez, en caso de referéndum y, a su vez, en caso de que en ese referéndum gane el sí. Es, por el mismo precio, una rareza legislativa. Ningún territorio que se independiza o practica una ruptura ha precisado ese tipo de ley”.
Maulet. Eran los austracistas valencianos de la guerra de sucesión, según el DIEC. Los Maulets fue también una asociación de jóvenes independentistas de Cataluña, Valencia y Baleares fundada en 1988. Se disolvió en 2012 para crear Arran junto a otras organizaciones afines.
Mayoría. Para los unionistas (véase Unionista), esta palabra se refiere a la mayoría de catalanes en contra de la independencia, según las encuestas y el resultado del voto popular en las elecciones autonómicas de 2015. Para los indepes, es la mayoría de catalanes a favor de la independencia, teniendo en cuenta las encuestas (otras) y el parlamento resultante de las elecciones autonómicas de 2015.
Minoría oprimida. Para los unionistas, es la minoría parlamentaria que se enfrenta al rodillo intolerante en Cataluña. Para los indepes, es la minoría catalana oprimida por la maquinaria del Estado español. Sí, ambos pueden ser mayoría y minoría a la vez y a veces en la misma frase.
Negociación. Tanto el gobierno de España como el de Cataluña aseguran que se puede negociar todo menos el referéndum. Dicho así, parece fácil.
Procés. Son todas las acciones que se han ido desarrollando en los últimos años para lograr el derecho de autodeterminación y la independencia. Se puede trazar su origen como mínimo hasta la manifestación de 2010 en rechazo de los recortes que el Tribunal Constitucional impuso al Estatut de 2006. Artur Mas lo asumió como propio después de que Mariano Rajoy se negara a negociar una propuesta de pacto fiscal en julio de 2012 y tras la masiva manifestación de la Diada de ese mismo año.
En 2014 ya hubo una consulta, llamada así para evitar la inconstitucionalidad del término referéndum y porque no se consideraba vinculante. Además de eso, ha habido manifestaciones cada 11 de septiembre y también elecciones autonómicas en 2012 y 2015. Estas últimas se presentaron como plebiscitarias, pero el resultado no ayudó mucho a aclarar el debate: los partidos independentistas (Junts pel Sí y la CUP) sumaron 72 escaños, mientras que los demás quedaron en 63. Pero los independentistas sumaron el 47,7% y el resto el 51,7%.
El procés también ha generado dudas entre los partidarios de la independencia, razón por la cual se ha llegado a usar “processista” como insulto. Es decir, algunos independentistas han acusado al gobierno catalán de querer alargar este procés durante el máximo tiempo posible con el único objeto de presionar al gobierno español y llegar, por ejemplo, a algún tipo de pacto fiscal. El reproche también se hace desde el unionismo: se acusa al procés de ser una herramienta de presión. ¿Este referéndum es parte del processisme o esta vez va en serio? ¿Es la antigua Convergència tan independentista como muchos de sus votantes? ¿Y Mas? ¿Mas es independentista?
Recortes. Política económica llevada a cabo por el gobierno español, por el catalán o por ambos, según a quién preguntes. Con matices: también pueden ser del gobierno catalán por culpa del español.
Referéndum. Si la palabra va sola, sin más, es probable que la diga un indepe. Los unionistas suelen añadir “ilegal”, aunque muchos de ellos aseguran suspirar por uno “pactado” y “con garantías”.
Referéndum pactado y con garantías. La solución preferida por muchos y, de hecho, la propuesta por Podemos. La idea es que los catalanes puedan expresar su opinión tras una campaña electoral y una votación convencional, sin poner en peligro, por ejemplo, a los funcionarios que participen. Los críticos, por lo general independentistas, consideran que el gobierno español no tiene voluntad de llegar a un acuerdo de este tipo (véase Equidistante).
Segadors, Els. Himno oficial de Cataluña. La letra es de 1899, pero se basa en un romance popular del siglo XVII. El romance se refiere a la sublevación de Cataluña del 7 de junio de 1640, cuando campesinos y segadores se alzaron en Barcelona en contra de la presencia de soldados castellanos, que estaban allí debido a la guerra con Francia. Cataluña llega a declarar la independencia del rey castellano e incluso fue protectorado francés (con virrey de ese país) durante pocos años. La letra del himno dice aquello de “bon cop de falç” (buen golpe de hoz).
Al ser un himno, se canta a menudo en momentos de exaltación patriótica. Incluso en el parlamento. Por ejemplo, tras aprobar la ley del referéndum. También tras aprobar el Estatut en una votación de 2005. O al iniciar la segunda legislatura del Tripartito.
Unionista. Contrario a la independencia de Cataluña. El término hace referencia al unionismo irlandés, es decir, la ideología que defiende que Irlanda del Norte (como mínimo) debería seguir siendo británica. Según recoge el periodista Roger Palà, se comienza a usar de forma a partir de 2008 y 2009, y en su opinión es “excluyente”.