Una catástrofe natural, como el sismo de magnitud 7,1 que ocurrió en México, no solo pone en riesgo la integridad física de la población, también tiene severos efectos psicológicos. Los cambios de estado de ánimo tras un fenómeno como este afectan la autoestima, las relaciones interpersonales y la productividad. A esto se le conoce como estrés post-traumático y suele reflejarse horas o días después de un evento como un terremoto.
Los efectos del sismo pueden ser aún más graves para las personas que también vivieron el terremoto de 1985. “El cerebro tiene una memoria impresionante y una situación puede desencadenar ansiedad por experiencias que sucedieron hace mucho tiempo", explicó a Verne Daniela Soto, psicóloga encargada del Hospital de las Emociones en 2016. "Con muchas personas que vivieron el terremoto del 85, sus niveles de ansiedad se van al cielo cuando escuchan la alarma sísmica. Me atrevería a decir que la mayoría de los mexicanos que vivieron ese evento no han trabajado su estrés postraumático en terapia”.
Francisco Martínez León, jefe del programa de atención psicológica a distancia de la UNAM explica a Verne los tres síntomas más comunes que se experimentan después de un terremoto.
1. Hipersensibilidad al entorno. “Cualquier movimiento que antes nos parecía normal, ahora nos parece que es un sismo o tenemos la sensación constante de movimiento”, dice Martínez. “Esto no es un acto consciente, pero estamos prestando atención a cosas que normalmente no nos causan impresión”, indica.
2. Ansiedad exacerbada. Este se manifiesta en varios signos físicos, como dificultad para conciliar o mantener el sueño, irritabilidad o ataques de ira, dificultad para concentrarse y respuestas exageradas de sobresalto. “La ansiedad después de un sismo nos trae muchos signos físicos que son más evidentes cuando hay rigidez muscular, dolores de cabeza e insomnio prolongado”, dice el especialista.
3. Pensamientos de desolación constantes. Aunque es normal tener incertidumbre tras un sismo de estas características, las ideas persistentes de desolación y tristeza son indicativas de un estrés agudo. "Se piensa constantemente sobre qué va a pasar o qué va a ser de uno en la posibilidad de una réplica, y se tienen constantes recuerdos del evento”, menciona Martínez.
¿Cómo puedes tratar los síntomas?
Estas señales de estrés pueden considerarse normales hasta dos semanas después de un evento catastrófico, aunque deben ser atendidos con primeros auxilios psicológicos, como una terapia breve o con charlas con amigos sobre cómo se sienten y cómo se pueden ayudar. “Lo más importante es que la persona se sienta segura con su entorno, por lo que es recomendable que tome terapias a distancia o asista con un especialista”, dice.
Martínez da algunas recomendaciones que se pueden llevar a cabo en casa. “Escuchar música suave, pintar, hacer actividad física leve que no implique salir a la calle, evitar tener contacto con las imágenes de derrumbes posterior al sismo y tener charlas con los amigos sobre cómo se sienten es importante”, indica. Además, preparar y tener a la mano kits de emergencia, puede ayudar a la persona a sentirse más segura ante una eventualidad, por lo que se recomienda tener las pertenencias más importantes en orden.
Llorar las primeras dos semanas es un síntoma normal, según indica el psicólogo, pero debe cuidarse que los episodios no sean frecuentes, porque en ese caso se trata de inicios de depresión, el cual debe tratarse de modo distinto. Por otro lado, aunque haya insomnio y dolor de cabeza la persona no debe automedicarse, sino acudir al médico para dar seguimiento.
Para atender los síntomas de estrés post-traumático, puedes llamar a los especialistas de la UNAM para recibir atención psicológica a distancia: 41616041, y del Consejo Ciudadano: 55335533.
Si las señales de estrés persisten dos semanas después del sismo, Martínez recomienda que haya una terapia psicológica más a fondo, pues se trata de un trastorno más grave que estrés post-traumático.