Tras una catástrofe es importante empezar la reconstrucción. Después del terremoto de magnitud 7,1 en la escala de Richter, además de los daños materiales registrados en inmuebles, muchas personas sufren síntomas de estrés post-traumático. Para los niños, sin embargo, es mucho más difícil entender y superar un evento de esta magnitud.
En redes sociales circulan varias recomendaciones sobre cómo tratar a los menores de edad tras el sismo, aunque no todas ellas son del todo precisas. Especialistas en psicología y atención a menores de edad consultadas por Verne indican que el primer paso para ayudar a un niño es que el adulto que lo acompañe identifique y trate su propio estrés post-traumático.
“Los adultos están tratando de resolver temas que son urgentes también, como el estado de una casa, es normal, pero deben de darse un tiempo para atender a los niños”, comenta Lina Ravines, psicóloga con capacitación en atención a crisis que estuvo atendiendo a afectados en la escuela Enrique Rébsamen, que colapsó en el sismo.
Es importante ayudar a los menores a superar un trauma emocional. Un estudio realizado en Chile después del terremoto de 8,8 registrado en 2010 indica que los niños que viven una catástrofe natural tienen una tasa de hasta 90% más de probabilidad de presentar trastornos por estrés post-traumático. Estas son algunas de las recomendaciones que dan las profesionales en salud mental.
Que sí se puede hacer
Hablar con ellos solo cuando tengan deseos de hacerlo. Los niños tienen diversas maneras de expresar sus emociones y no siempre lo hacen de modo verbal. “La emoción está ahí y al expresarlo nos permite ver cómo nos afecta, es importante escucharlos cuando quieran hablar”, dice a Verne Nirka Alejos, psicóloga especialista en niños y adolescentes. “Los niños pequeños no lo dicen directamente, sino que se expresan a través de juegos. Puede ser que al momento de dibujar o de juegos se manifiesten, por eso es importante observarlos”, dice Nashelly Cruz, experta en desarrollo infantil en la primera infancia (que comprende de los 0 a los 8 años).
Dibujar y fomentar los juegos. Para los niños más pequeños, es fundamental fomentar su esparcimiento porque es la manera que tienen de expresarse y canalizar sus sentimientos. “Los niños más pequeños no se expresan tan fácilmente (de forma verbal) y sí lo hacen con juegos, fomentarlo es importante”, indica Alejos. Por su parte, Cruz recomienda algunos materiales didácticos para entender lo sucedido. El libro Cuando la tierra se movió (creado en Chile en 2010), se debe leer en compañía de un adulto y siguiendo las instrucciones que vienen al fina, indica la especialista.
Para ayudar a entender la muerte o hay curiosidad sel tema, Cruz recomienda también estos videos.
Darles certidumbre y seguridad. Establecer horarios, en especial cuando no se tienen días de clase, ayuda a dar seguridad de que las cosas regresarán a la normalidad. “Si el niño siente deseos de dormir con sus padres se debe atender, y poco a poco, con el paso de los días preguntarle si está listo para ser independiente en su cuarto de nuevo”, dice Cruz. “Es entendible en los primeros días que ha pasado la crisis que pidan esto, hay que responder con ellos y evaluar cómo se sienten, cada familia tiene su funcionamiento”, destaca Alejos.
Dejarlos que manden ayuda a los damnificados. La sensación de estar apoyando a las personas ayuda mucho a superar la ansiedad y sentimientos de impotencia. “No hay que llevarlos a los centros de acopio, porque hay mucho estrés, pero se puede pedir que dejen un dibujo o un mensaje de apoyo a quienes recibirán los víveres”, recomienda Ravines.
Prestar atención a su comportamiento. Cada niño y niña es una pequeña personalidad en desarrollo que debe ser atendida personalmente. “No hay una regla general para todos”, dice Cruz. “Si quieren llorar es importante que lloren, otros podrán estar callados cuando suelen ser muy activos o al revés volverse muy activos cuando eran tranquilos. Hay que prestar atención para atenderlo”, indica.
Ravines considera que hay muchas maneras de desahogar el estrés y la ansiedad, pero deben ser aceptables porque “a algunos niños les da por automutilarse mordiéndose las uñas, jalándose el cabello o pellizcándose, pero hay que darle a entender que esas conductas no son deseables y sí lo es llorar o expresarse jugando o hablando”, comenta la psicóloga .
Qué no se debe hacer
Pedirles que sean fuertes o que estén alegres. No hay que pedir que reaccionen como un adulto quisiera. “No se le tiene que decir que es valiente, fuerte o poderoso, porque se aguanta el deseo de expresar su verdadero miedo”, dice Ravines. Pedirles que sean alegres o que jueguen cuando no tienen deseo de hacerlo es también contraproducente. “A un niño no se le puede pedir que esté alegre, si no lo genera por sí mismo, es mejor comunicarle que nosotros tenemos miedo y está bien tenerlo, pues es un mecanismo de defensa”, dice la psicóloga.
Llevarlos a zonas de desastres. Una zona con edificios derrumbados es impactante para cualquier persona, pero más para un niño. “Aunque queramos estar siempre juntos, si tenemos que ir a una zona de desastre a entregar ayuda lo mejor es dejar a los menores en otro lado”, dice Ravines.
Ocultarles información. Los niños están expuestos a las noticias en radio, televisión e internet, lo recomendable es no exponerlos, pero tampoco ocultarles información sobre lo que está ocurriendo en su entorno. “No podemos tratar de meter por un tapete lo que pasa o hacer como que no pasa nada”, indica Alejos.
Forzarlos a hablar o hacerles preguntas muy directas. “Si algunos niños no quieren hablar de cómo se sienten o lo que ocurrió o están enfocados en sus juegos, no tiene ningún sentido hacerles preguntas directas. Lo mejor es observarlos y reaccionar con base en su comportamiento”, dice Cruz.