Aunque no lo recuerdes, porque cuando somos pequeños no nos fijamos en esos detalles, el nombre de Carmen Vázquez-Vigo ha aparecido durante décadas en portadas de libros de la colección infantil y juvenil El Barco de Vapor. “Os voy a hablar de una mujer a la que muchos habéis leído, pero pocos conoceréis”. Así comienza un tuit que recordó hace unos días a esta actriz, narradora, dramaturga y traductora que falleció en Madrid el pasado 23 de marzo a los 95 años. Recibió el Premio Nacional de Literatura Infantil y Juvenil en 1992 y dedicó su vida a escribir y traducir historias que aún se editan como lecturas para los más pequeños.
Vázquez-Vigo, de padres españoles, nació en Argentina en 1923. Aunque en su país natal comenzó su carrera como actriz en la película Cuatro Corazones, fue la literatura la que más disfrutó del talento de esta mujer. A los 24 años se afincó en España y se casó con el director y guionista de cine José María Forqué. Ambos son los padres de la actriz española Verónica Forqué.
El nombre de esta escritora está estrechamente ligado a la primera colección de libros infantiles que se creó en España, en 1978: El Barco de Vapor, de Ediciones SM. En ella publicó algunos de sus títulos más conocidos, como Un monstruo en el armario (por el que recibió el Premio Nacional de Literatura Infantil y Juvenil), Caramelos de Menta (Premio Lazarillo en 1973) o La fuerza de la gacela. En Caramelos de Menta, quizá uno de sus libros más recordados, un grupo de niños trata de juntar el dinero suficiente para reparar los destrozos que ha hecho su perro. La trama del libro gira en torno a las aventuras y el humor, sin olvidar valores como la solidaridad. "Con Carmen y sus personajes aprendimos que siempre el mejor ladrillo para construir y tender puentes entre todos nosotros está en la palabra", cuenta a Verne Gabriel Brandariz, gerente editorial de Literatura Infantil y Juvenil de SM.
Su libro Un monstruo en el armario es uno de los que aún se edita; desde 1991 se han lanzado 13 ediciones. Gustavo Otero, el ilustrador de la portada original, cuenta a Verne cómo recuerda con cariño este libro y a su autora porque fue el primero en el que trabajó cuando llegó a España desde Argentina. "Era una mujer muy dulce, seguirá inventando historias esté donde esté", dice. Los primeros bocetos de la portada los hizo en el Hostal América de la madrileña calle Valverde: "Era noviembre, hacía mucho frío y tuve que terminar los dibujos en la terraza del hostal porque necesitaba la máxima luz posible y se estaba haciendo de noche".
Carmen Vázquez-Vigo es conocida en el sector editorial por su aportación a la literatura infantil como autora, pero también como traductora. Algunas de las obras que ha traducido son: Atalanta, de Gianni Rodari; La hija del espantapájaros, de Maria Gripe; o Uiplalá, de Annie M. G. Schmidt. Su dominio del inglés, francés e italiano, cuenta la revista literaria Babar, le abrió las puertas para traducir cuentos e historias que han quedado en la memoria de miles de niños.
Algunos de los adultos que cuando eran pequeños leyeron a esta escritora no dudaron en contestar al tuit de Ana Menéndez para contar qué obras fueron imprescindibles en su niñez: "Caramelos de menta, cuántas veces leí ese libro de peque... me encantaba y me sigue encantando", dice @_ytrio_. El padre e ingeniero, como se define en Twitter, @JoseAnt_HG, reconoce con cariño la importancia de estas publicaciones: "Muchos son los niños y niñas que aprendimos a leer y a amar la literatura con esos libros. Detrás de cada e-mail y cada informe bien redactado está el trabajo de todos esos escritores".
Otros de los reconocimientos que Vázquez-Vigo recibió fueron el Premio Doncel de cuento juvenil, en 1966, por Quiquiriquí, y el Premio AMADE de Teatro Infantil, por Aire de colores (1977). Su universo polifacético la impulsó a colaborar en la revista infantil Bazar, entre los años 1960 y 1965, y a escribir guiones radiofónicos a finales de los setenta de cuentos escenificados para Radio Exterior de España.