Ser madre es un acontecimiento que cambia la vida de cualquier mujer. Pero ser madre antes de los 25 años supone un reto para cualquiera. Mientras que en España las madres han retrasado su embarazo en promedio hasta los treinta años en las últimas cuatro décadas, en México el promedio de edad para tener el primer hijo es a los 21 años. Pero el contexto de las madres mexicanas es distinto.
De acuerdo con datos del INEGI a 2018, 22,3% de las madres en el país tienen menos de 25 años. Sin embargo, son pocas las que pudieron terminar sus estudios, ya que más de la mitad de las madres no cuentan con la primaria completada y gran parte de ellas tuvo que abandonarlos a causa de la maternidad. Más del 41% trabaja o aporta algún tipo de remuneración económica a su hogar, ya sea que tengan o no pareja.
En Verne buscamos a mujeres mexicanas que hayan sido madres antes de los 25 años de edad para conocer cuáles fueron sus retos y satisfacciones más importantes.
Jacqueline Olivares, 20 años
Me enteré que iba a ser mamá cuando tenía 19 y tuve a mi bebé dos meses después de cumplir los 20. Tengo pocos amigos y no estuvieron cerca durante mi embarazo. También tuve algunos problemas con mi mamá cuando se enteró, aunque poco a poco lo ha ido aceptando. Cuando mi pareja y yo nos enteramos nos dio mucho gusto, aunque también nos sentimos muy nerviosos.
Claro que ha sido un reto. Te tienes que privar de muchas cosas (como dormir) y es muy desesperante no tener la experiencia suficiente como para saber qué tiene mi bebé cuando no deja de llorar. También extraño trabajar, pero ahora mi hija necesita que esté a su lado y me llena de satisfacción saber que no le hace falta nada.
Hemos tenido algunos problemas económicos, pero por fortuna siempre sale alguna ayuda. Cuando crezca me gustaría retomar mis estudios y poder trabajar. Mi sueño es tener un negocio propio y que mi familia esté unida.
Libertad Hernández, 19 años
Actualmente tengo cinco meses de embarazo. Desde los 14 años soy independiente, pues mi mamá me sacó de su vida para estar con su pareja, así que decidí no entrar a la preparatoria para ponerme a trabajar. Al año siguiente conocí a mi pareja y me casé con él cuando tenía 16 y desde entonces vivimos juntos.
Creo que la vida me ha venido preparando para ser mamá, aunque ahora me enfrentado al juicio de muchas personas. Hay quien me ha preguntado si tengo problemas en mi vida o incluso han insinuado que soy adicta a alguna droga y por eso quedé embarazada. Pero no hay nada de eso: solo soy joven y voy a ser mamá al lado de mi pareja.
El reto que tengo ahora es la experiencia. A veces siento que a mi edad he vivido muchas cosas, pero sé que va a ser un gran reto ser mamá y que tengo que aprender mucho todavía. Más adelante me gustaría retomar mis estudios de enfermería, pero por ahora debo cuidar mi embarazo y procurar que mi bebé tenga todo lo que necesite.
Kenia Martínez, 24 años
Tenía 20 años cuando quedé embarazada. Yo no tenía idea de mi estado, ya que tuve algunos malestares, pero jamás pensé que sería por un bebé. Mi mamá falleció cuando yo tenía siete años y fue madre soltera, así que crecí con mi abuela y en ese momento tenía algunos problemas con mi pareja.
Llegó el momento en que tuve que decirle a mi abuela, quien ya se había dado cuenta, porque tiene mucho más experiencia que yo. Me cuestionó mucho y se enojó bastante, pero al final terminó por aceptarlo. Mi pareja y yo dejamos la escuela para prepararnos para ser padres.
Siempre quise ser mamá, aunque no pensé que fuera a ser tan rápido. Quizá por eso no me preocupó mucho dejar la escuela y poder dedicarle mi vida a mi hija. Cuando cumplió seis meses la inscribimos en una guardería, mi esposo operaba un taxi y los gastos aumentaban, por eso empecé a trabajar en la limpieza de una empresa. Fue muy difícil porque ya no podíamos darle el mismo tiempo a nuestra hija para conseguir más dinero.
Hoy trabajo con un familiar que tiene una empresa de cosméticos. Uno de los temas más complicados para mí es el tiempo. Tengo que encontrar momentos para estar con ella y cumplir mis responsabilidades. Espero poder terminar mis estudios y todo lo que dejé trunco más adelante. Creo que vamos a ser muy felices y espero que ella no cometa los mismos impulsos que yo.
Diana Alfaro, 26 años
Estaba estudiando arquitectura de interiores y danza contemporánea. Tenía 19 años y ya llevaba un año con mi pareja. Estábamos enamoradísimos. Dejé de cuidarme, porque, aunque suene loco, yo ya sabía que lo quería. Tenía programado un viaje, así que lo hice y volví con casi tres meses de embarazo.
Mis papás me pidieron que me fuera a inscribir al siguiente semestre de la carrera. Fue cuando supe que tenía que decirles que estaba embarazada. Mi papá no me dijo nada, pero mi mamá me dijo que la había decepcionado por cambiar libros por pañales, fue una tarde de pleito. Al final del día, los dos fueron a decirme que contaba con su apoyo y que no tendría que esconder por más tiempo mi pancita.
Antes de estar embarazada, solía irme mucho de fiesta. Un fin de semana cualquiera me iba con mis amigas a Acapulco, pero cuando me enteré de mi bebé, dejé todo eso. Muchos de mis amigos se fueron, solo me quedé con mis verdaderas amistades.
Hoy tengo una tienda en línea y hago suéteres en una pequeña fábrica, pero le dedico el tiempo a mis dos hijas. Hoy son como mis dos pequeñas amigas y creo que cuando crezcan, siendo yo una mamá joven, podremos seguir siendo más que madre e hijas, sino muy buenas amigas.
Jazmín Zepeda, 35 años
Tenía 23 años cuando supe de mi embarazo, aunque yo siempre quise ser mamá. Fue un poco inconsciente, porque todo mundo dice que es muy bello ser madre, pero nadie te dice que es muy duro. Tienes que entrar a una vida responsable sin tener la suficiente madurez emocional para sostenerlo. En mi caso, la maternidad me ayudó a entender mejor ciertos aspectos de mí misma, incluso cuando tuve que trabajar 24 horas al día para mantener a mi hija primero viva, luego sana y después feliz.
Soy música y compositora, por lo que tuve que encontrar la manera de llevar a mi hija de gira y hacerle espacios para que pudiera dormir y estuviera cómoda mientras yo salía a algún estudio por la noche para grabar. En ese sentido, mi hija es todo terreno, porque si bien a veces podía dejarla con su papá, a veces no contaba con ayuda para cuidarla, así que la llevaba conmigo y ella se adaptó muy bien.
Hoy es casi tan alta como yo y tenemos otro tipo de relación que cuando era más pequeña. Siento que tengo muchísimas cosas resueltas para mi edad, una visión más clara de ciertas cosas y mis prioridades muy bien puestas de seguir creciendo a su lado.
Nancy Miranda, 31 años
Estaba en la universidad, tenía 20 años y fue un shock para mí en un inicio saber que sería mamá. Soy hija única, siempre fui consentida y supe que tendría que enfrentarme a una responsabilidad muy grande.
En un principio, mi mamá dijo que la defraudé, aunque con el tiempo lo ha ido asimilando. Mi sueño era ser locutora, pero tuve que dejar la escuela a la mitad y cuidarme, ya que tuve un embarazo de alto riesgo. A los 25 tuve a mi hija y después me separé de mi pareja.
Hoy estudio psicología en sistema abierto y ha sido muy complicado. A veces quiero renunciar a todo, pero trato de encontrar equilibrio. Tengo que dejar a los niños en la escuela, las labores domésticas, ir a trabajar y encontrar tiempo para pasarlo con ellos. Encima, están los deberes escolares. Aunque es muy agotador, creo que todo estará bien en el futuro. Quiero ser un ejemplo para ellos y ayudarlos para que logren sus objetivos.
Karmina Trenado, 29 años
Yo planeé mi embarazo desde los 24 años y quedé embarazada casi a los 26 años. Yo quise ser una mamá joven y me preparé para ello con ejercicio, vitaminas y visitando al médico. Todos me decían que terminara mi carrera, porque estaba a la mitad cuando supe que iba a ser mamá, pero yo quería tener energía suficiente para la maternidad.
Actualmente soy mamá soltera, ya que me separé de mi pareja. Trabajo por las noches, por lo que es muy cansado ser mamá de día. No tengo familiares que me ayuden a cuidar a mi hija, pero tengo una niñera que me ayuda.
Lo más difícil de ser mamá joven es que no cuento con seguridad patrimonial para mi hija. No tengo ahorros y como dejé la carrera trunca no pude terminar el flujo que creo que es natural: trabajar y ahorrar para comprarme una casa. Hoy sigo estudiando en sistema abierto y aunque voy bastante lento, no lo he abandonado. Creo que en el futuro las cosas se van a acomodar y tendremos seguridad más adelante.
Astrid Pérez, 28 años
Fui mamá a los 24 años. Creo que tuve un embarazo muy tranquilo, fue muy bien recibido por la familia, pero también hubo mucha incertidumbre. Yo tenía pensado irme a trabajar a otro país, pero quedé embarazada poco antes de terminar mi carrera de mercadotecnia.
Al principio no sentí la situación tan difícil, porque tenía el apoyo de mi familia y del papá de mis hijos, pero al año y medio del nacimiento de mi hijo me separé de él. Entonces fue complicado porque tuve que encontrar un trabajo, lidiar con las distancias, y también ver que fuera lo suficientemente bien remunerado.
Por fortuna, trabajo en una empresa que me da tiempo para poder pasar por mi hijo a la escuela. Encontrar horarios para trabajar y estar con él ha sido lo más complicado. Hoy busco mejores oportunidades profesionales, porque está creciendo y creo que lo más importante es su educación. En un futuro quiero poder darle esa seguridad a mi hijo y ser todavía más responsable.