En México y en el mundo, hay pocas mujeres inmersas en los laboratorios. En el Sistema Nacional de Investigadores en México hay 27.800 registrados, de las cuales el 36,6% por ciento son mujeres. Según datos de la UNESCO, a nivel global solo 28% de los investigadores son mujeres. Si se analiza el porcentaje por regiones, América Latina tiene un 45% de mujeres científicas mientras que en Asia Occidental la cifra disminuye a 19%.
Los estereotipos de género presentes desde la niñez, parecieran dictar que el destino de las mujeres debe estar alejado del desarrollo científico. “Mientras a mí me regalaban un juego de té, a mi hermano le daban juegos mecánicos para armar. Yo envidiaba mucho sus juguetes y me gustaban más”, dice Margarita Rosado, investigadora en física de la UNAM en una conferencia en torno a la celebración del Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia.
En Verne preguntamos a cuatro investigadoras de la máxima casa de estudios de México qué es lo que le dirían a su yo del pasado sobre las vicisitudes de dedicarse a la ciencia siendo mujer.
Sarah Colanesi, bióloga, 36 años
"Actualmente estudio una especialidad en divulgación de la ciencia. En su momento no fue fácil convencer a mis papás de estudiar esta carrera, pero lo logré. En biología no hay mucha desventaja, ya que hay muchas mujeres biólogas. Sin embargo, ahora que tengo un bebé y me dedico a la investigación, creo que me habría dicho a mí misma que las cosas no son tan difíciles si sabes cómo buscar ayuda.
La ayuda es sumamente importante cuando tienes un hijo y quieres seguir ejerciendo tu labor. Creo que podría haber sido madre más joven si alguien me hubiera dicho que tendría que buscar ayuda, porque no es imposible. He visto cómo muchas mujeres posponen su maternidad porque existe una carga muy fuerte sobre nosotras. De hecho, puedo decir ahora mismo que cuesta mucho trabajo porque son dos trabajos muy exhaustivos.
Lo que sí sé que me diría cuando empecé mis estudios es que nada es imposible y que debe de haber más mujeres. En mi carrera éramos bastantes, pero conforme fui progresando me di cuenta de que, cuanto más avanzas, las mujeres son menos y las aulas y los laboratorios están llenos de hombres. Como mujer tengo muchas cosas interesantes que aportar y que el trabajo de las científicas es importantísimo en México y también en Alemania, donde empecé mis estudios".
Miriam Peña Cárdenas, astrofísica, 60 años
"Me diría que nunca tuviera arrepentimiento por nada y que fuera muy fuerte, porque fuimos muy pocas mujeres en la facultad de ingeniería cuando entré a la universidad en Chile. Me diría que buscara el apoyo de otras mujeres colegas, porque aunque son pocas es importante sentirse apoyado y también por algunos hombres para propiciar el desarrollo en una carrera científica.
Lo iba a lograr, porque finalmente así fue, pero hubo muchas complicaciones en el camino. No todas relacionadas con ser mujer, es cierto, pero sí muchas complicaciones relacionadas con el género. Me diría que el tema de la maternidad no es nada sencillo, porque uno quiere estudiar un doctorado, pero hay que encontrar el tiempo. He visto muchas mujeres que retrasan sus estudios y su actividad, pero siempre hay que voltear a ver la familia.
Como mujeres latinoamericanas, la mayoría tenemos apoyo familiar y podemos pedir ayuda en ese esquema familiar. Yo tuve que pedir mucha ayuda y puedo decirme a mí misma que sería una situación difícil y cansada, pero no imposible.
Además, no hay que cambiar ningún comportamiento por estar rodeada de hombres, aunque yo misma lo hice: sin darme cuenta, en la facultad dejé de usar falda y todo el tiempo vestía pantalones. No hay por qué sacrificar la feminidad en ese sentido. Se piensa que las mujeres científicas son desaliñadas, que no se maquillan, que no usan perfume y eso no tiene por qué ser así. Es muy importante destacar un trabajo de calidad porque es lo primero que debe hablar bien de las mujeres científicas: la aportación que hacen nuestras investigaciones. Esa es la mejor manera que tenemos de pelear por un lugar en la ciencia. Y no detenerse ni ocultarse, sino fomentar la curiosidad".
Ana María Cetto, física, 71 años
"Me diría a mí misma que no me rindiera por ningún motivo aunque fuera difícil encontrar a otra mujer a lo largo de los estudios. La mayoría de mis compañeros eran hombres y con los que me sentaba a estudiar eran todos hombres, las pocas mujeres inscritas en nuestro grupo iban desapareciendo poco a poco.
No hay nada que impida que una mujer se dedique a la labor científica y que lo haga con la misma capacidad. La ciencia no discrimina, la que discrimina es la sociedad. Se maneja mucho la imagen masculina entre investigadores, pero el quehacer científico no está vedado, por eso podemos desempeñar un papel interesante. Me diría que tenemos características para contribuir a la ciencia con nuestra forma de ver y pensar la ciencia. Me diría, como le digo hoy a mujeres jóvenes, que nos merecemos estar en la investigación.
No debe de haber sacrificios en lo personal por dedicarse a una carrera de investigación, como vi a muchas compañeras posponer o peor, dejar de lado un sueño de maternidad. Es un sacrificio que no debe hacerse, una vida plena no debe estar en contradicción con nuestra vida profesional.
La ciencia brinda un grado de libertad que las mujeres necesitamos, porque tenemos derecho a pensar y actuar de manera independiente. Es cierto que el desarrollo científico no es la única forma, pero es muy digna, productiva y personalmente retribuye mucho".
Yilen Gómez Maqueo Chew, astrónoma, 37 años
"A mí me hubiera encantado conocer el feminismo cuando estaba en la licenciatura. Estar en el ámbito científico cuando eres diferente a todos los que te rodean es muy duro, porque te hace cuestionarte todo lo que haces. Me diría que no hay por qué tener miedo, porque es normal que tu familia te cuestione, que tus amigos te cuestionen y que te pregunten qué estás haciendo en 'una carrera de hombres'.
Me hubiera gustado tener herramientas como las que hay ahora para pasarla mejor, darme cuenta de que si ya tienes el gusto y la capacidad puedes hacerlo, independientemente de lo que diga la sociedad y de que haya muchos estereotipos alrededor de nosotras.
Me diría que es importante adaptarse al medio y ser independiente siempre. La ciencia es de mujeres que son muy fuertes y como científica no basta con tener buenas calificaciones para salir adelante, sino que hay que destacar mucho el trabajo una vez que concluyes con tus primeros estudios.
Dedicarse a la ciencia es duro, pero no hay que perder la esperanza ni el gusto por ella. Si te sientes mal en algún momento no es tu culpa, hay que combatirlo, hay que plantarse fuerte y con determinación y saber que a final de cuentas, es muy gratificante contribuir al desarrollo científico y tecnológico de un país".
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