Una de las quejas de los vecinos que más llegan al Ayuntamiento de Vila-real es “la excesiva velocidad de los coches en algunos tramos de la ciudad”, según explica a Verne Mónica Mañas, concejala de innovación del municipio. Para combatirla, la ciudad está probando una herramienta que se ha puesto en marcha en algunas ciudades de India, China, Islandia y Alemania: los pasos de cebra pintados para provocar un efecto de tridimensionalidad. "Para los vehículos la sensación de paso elevado hace que se aminore, y para los peatones no hay efecto”, explica.
Es la primera prueba en España con esta iniciativa, pero, de momento, se trata de un único paso de cebra que se pintó hace un mes “en el exterior del Centre de Congressos, Fires i Trobades, un recinto cerrado del Ayuntamiento”. Es decir, “no están colocados en la vía pública, es solo un prototipo”. (Puedes ver más fotos a lo largo del artículo).
El objetivo del Ayuntamiento es extender esta prueba piloto al resto de la ciudad: “Estamos preparando los informes con la Policía para su instalación y, cuando tengamos el visto bueno en una o dos semanas, los probaremos”. La idea es llevarlos frente al Estadio de la Cerámica y frente a la Biblioteca Universitaria del Conocimiento, donde muchos vecinos pedían un badén: “Nosotros tratamos de evitarlos en medida de lo posible, por eso pensamos en probar esta idea”.
Medidas más efectivas
David Lois, investigador en el Centro de Investigación del Transporte TRANSyT-UPM y profesor de la UNED explica a Verne que no conoce estudios sobre si las experiencias en otros países han resultado efectivas o no. Tampoco Mañas, que explica que “lo encontramos como una curiosidad en las redes y por eso decidimos ser cautos y probarlo primero en un espacio cerrado para comprobar cómo funcionaba”.
La concejala apunta que se monitorizarán los resultados “a través de preguntas a las asociaciones y grupos de vecinos, y también por observación propia. En ambas zonas hay varios edificios institucionales y habrá personal que compruebe su funcionamiento”.
Lois, que apunta que la innovación siempre es positiva, subraya la importancia de medir la efectividad de estas iniciativas de forma fiable. También recuerda que ya existen iniciativas de eficacia probada (y medida) a la hora de reducir la velocidad de los vehículos y los accidentes y atropellos. Sobre todo, la creación de áreas en las que los vehículos no puedan superar los 30 kilómetros por hora
Lois pone el ejemplo de Pontevedra, que en 2010 implantó este límite en toda la ciudad. Se pasó de 140 heridos graves en accidentes en 1999 a solo 20 entre 2011 y 2016 (y ningún fallecido en este periodo).
A esto se puede añadir la importancia de “estrechar las vías, hacer calles de sección única (sin diferencia entre la calzada y las aceras) y poner badenes, con pasos de cebra peraltados”, que reducen la velocidad media. Esto es importante “porque la probabilidad de morir en un atropello a 30 kilómetros por hora o menos está en torno al 5%”. Pero si se supera esa velocidad “las probabilidades se incrementan de forma exponencial”.
Experiencias en otros países
Algunas ciudades chinas tienen pasos de cebra de este tipo desde 2008. En 2016, dos artistas indias, Shakuntala Pandyaand y Saumya Pandya pintaron un prototipo en Ahmedabad, que se probó después en Nueva Delhi. El resultado parece positivo, porque se planea ampliar a 24 cruces de toda la ciudad.
Nueva Delhi sirvió de inspiración a Ísafjörður, municipio de 3.000 habitantes de Islandia, donde se pintó uno de estos pasos de cebra en 3D en septiembre del año pasado. También se han probado en Cysoing, una ciudad del norte de Francia, Santiago de Chile, en la ciudad austriaca de Linz y en la ciudad alemana de Esmalcalda, donde ha causado controversia porque el tráfico solo circula en el sentido en el que el efecto no es visible.