“En plena campaña me han amenazado de muerte a mí y a mi familia. Uno de mis familiares fue asaltado mientras me encontraba fuera. Tuve que pedir ayuda lejos de mi Estado, porque los mecanismos de protección que supuestamente están para protegernos no hicieron nada para ayudarme”, cuenta a Verne una periodista del norte de México que prefiere reservar su identidad por temor a amenazas.
Aunque las campañas en México están por concluir, el balance final se liga a la violencia. No solo se trata de los 46 candidatos asesinados en el actual proceso electoral, sino de las más de 70 agresiones reportadas por comunicadores a la Red #RompeElMiedo en la mitad de los Estados del país.
Las agresiones afectan al gremio, pero especialmente a los reporteros que trabajan en el interior de México. Una atenuante más se suma a la de por sí hostil situación de ejercer el periodismo: ser mujer.
Gloria Ruiz, comunicadora que se desempeña en Coahuila, sabe que hay una línea muy delgada entre las agresiones que viven sus compañeros hombres. “Fui agredida verbalmente por un candidato a una alcaldía en televisión abierta, diciendo que lo que me hacía falta es que me buscara a un hombre”, cuenta Ruiz. “No falta quien no te quiere responder en una entrevista y a tus compañeros hombres sí”, dice.
A ello se sumaron otro tipo de intimidaciones e injurias de índole sexual en redes sociales. Su compañera, Camelia Muñoz, corresponsal de varios medios en Saltillo (Coahuila) ha sido víctima de varias campañas de desprestigio en injurias en redes sociales desde hace varios años. “Se me acusó de defender a un narcotraficante entre otros desprestigios a mi trabajo desde 2011”, relata. La Ciudad de México no está exenta de las amenazas. Una comunicadora fue amenazada con ser agredida sexualmente tras la publicación de un reportaje vinculado a campañas electorales a nivel federal.
Según el Informe Especial sobre la Situación de la Libertad de Expresión en México, elaborado por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y la Relatoría Especial para la Libertad de Expresión señala que no existen datos centralizados sobre agresiones contra mujeres periodistas. Tan solo en un Estado, Guerrero, se han registrado al menos 23 casos de graves agresiones contra mujeres periodistas ocurridas desde 2014.
Estrella Pedroza, periodista especializada en movimientos sociales en Morelos ha sido víctima de abuso y discriminación de género desde hace varios años. “Que se nieguen a darte información o que no te contesten a solicitudes es algo que pasa a menudo, más si haces periodismo crítico”, cuenta la comunicadora.
Aunque el Gobierno de Morelos ha negado casos de agresiones a periodistas, existen por lo menos dos reportes tan solo en los últimos tres meses de ataques físicos, sin contar la discriminación de género. “He sido testigo de hostigamiento por parte de las autoridades electorales”, cuenta Pedroza.
En los últimos años, ejercer el periodismo en México se ha tornado sumamente peligroso. En 2018, han sido asesinados cuatro comunicadores, mientras que en la administración del presidente Enrique Peña Nieto, 43 miembros de la prensa han perdido la vida. En 2016 y 2017 acabaron con once y doce reporteros asesinados respectivamente, más que en cualquier año del Gobierno de Felipe Calderón.
Ruiz, en Coahuila, ha sido testigo del asesinato de un candidato del PRI a pocos días de que se termine concluya la campaña, al finalizar un debate. “Iba a hacerle una entrevista, pero los riesgos que se corren son grandes, por lo que decidí irme acompañada de los miembros de seguridad que tengo asignados de parte de la autoridad municipal”, dice. “La gente a tu alrededor tiende a minimizar el tema y decir que ‘siempre andas con tus delirios de persecución’ por ser periodista”, agrega.
Las cuatro reporteras consultadas por Verne han dado cuenta de más casos de compañeras cercanas quienes no hacen públicos sus casos por el temor a represalias. “Hemos visto amenazas, intimidaciones, campañas de desprestigio por mensajes de texto… Te ocultan información y si eres mujer todo eso tiene un componente doble sobre tu género”, dice Muñoz. “Te inquieren, te preguntan qué es lo que quieres sacar por hacer una acusación legítima. Estamos pidiendo hacer nuestro trabajo, nada más”, dice Pedroza.
En lo que va de 2018, la asociación civil Comunicación e Información de la Mujer (CIMAC) ha registrado y documentado 44 casos de agresión contra mujeres periodistas, gran parte de ellas ocurridas en torno al proceso electoral. “Esta no es sólo una cifra, es el resultado de la debilidad de nuestra democracia, porque muchos de sus agresores son los propios candidatos a puestos de elección popular”, dice Lucía Lagunes, directora de la organización.