Jair Bolsonaro fue, durante años, objeto de burla de la televisión brasileña. El político, en su etapa como parlamentario, era una mina de comentarios polémicos y controvertidos que algunos programas, como la versión brasileña de Caiga Quien Caiga (CQC), intentaron explotar. Este 28 de octubre, Bolsonaro ha ganado las elecciones brasileñas. Monica Iozzi, exreportera de CQC, ha lamentado en su Instagram haberle dado tanta presencia: "Me arrepiento de haberle entrevistado tantas veces", cuenta.
Dos días antes de la celebración de las elecciones brasileñas, la reportera Monica Iozzi emitió un directo en Instagram en el que se mostraba arrepentida de haber entrevistado tantas veces a Bolsonaro. “Las mostrábamos [las entrevistas a Bolsonaro] para que la gente viera el nivel pésimo de parlamentarios que estábamos eligiendo, era como una denuncia”, cuenta. “Jamás imaginamos que muchas personas se identificarían con él”.
El CQC brasileño buscaba a Bolsonaro en su etapa de parlamentario buscando declaraciones incendiarias. Y las encontraban. En 2011, la cantante Petra Gil preguntó a Bolsonaro en el programa qué haría si su hijo se enamorara de una chica negra. El futuro presidente respondió que "no corría ese riesgo" porque sus hijos "están muy bien educados". También dijo que sus hijos no podían ser homosexuales porque "habían recibido una buena educación". Estas declaraciones le costaron en 2017 una sanción de 150.000 euros.
El programa creaba contenido incluso con las polémicas que Bolsonaro generaba en su propio programa. Por ejemplo, la contestación racista de Petra Gil trascendió a otros medios de comunicación tanto escritos como impresos. Y CQC volvió a entrevistar a Bolsonaro para hablar de las reacciones que sus propias declaraciones habían recibido:
Guga Noblat, otro de los exreporteros del CQC brasileño se ha mostrado en desacuerdo con Iozzi. Noblat compara a Bolsonaro con otro de los personajes a los que CQC acudía para reírse, el religioso (y ahora, intento de youtuber) Inri Cristo. “El programa dio tanto espacio a Bolsonaro como a Inri Cristo. Siempre los trató como un chiste”, defendía en un tuit. “Uno se volvió presidente. Y el otro, ¿se volvió santo? No, Inri desapareció después del CQC. La culpa no es del programa”.
Lograr espacio con declaraciones polémicas
Muchos medios han comparado el ascenso de Bolsonaro con el de Donald Trump. Ambos lograron parte de su espacio mediático con declaraciones polémicas, en muchos casos machistas o racistas. Cuando un medio trataba de ridiculizarlas, también estaba sirviéndoles de altavoz. "No nos los tomamos suficientemente en serio [a Trump y sus seguidores]", reconocía la analista de medios del Washington Post, Margaret Sullivan, tras la victoria del candidato estadounidense.
Kyle Pope, editor de la revista de análisis periodístico Columbia Journalism Review, denominó el trabajo de los medios previo a la victoria de Trump como "el anti-Watergate": en el escándalo Watergate, los medios lograron tumbar a un presidente. En este caso, lo auparon. "La predisposición de los reporteros para ridiculizar a Trump y a sus seguidores primero, rechazarles después y, finalmente, abogar y argumentar a favor de su derrota nos ha llevado a un momento en el que toda la infraestructura periodística debe ser repensada y reconstruida", criticaba.
Otro de los puntos en común de las campañas de ambos candidatos ha sido el peso decisivo de las redes sociales. Tras las protestas contra la subida del transporte público en Sao Paulo convocadas en redes en 2013, algunos políticos tradicionales vieron en Facebook y Twitter la posibilidad de buscar una mayor relevancia. Bolsonaro fue uno de ellos. Desde que comenzó la campaña electoral, ha emitido directos de Facebook a diario para dirigirse a su audiencia, y este fue el canal elegido para ofrecer su primer discurso tras la victoria. Actualmente, entre todos los perfiles de sus redes sociales, suma más de 16 millones de seguidores.
El "efecto CQC" en España
La reacción de Iozzi ha recordado a algunos tuiteros españoles al caso de Esperanza Aguirre en el CQC español, cuando ejercía como Ministra de Educación y Cultura del gabinete de Aznar. El caso no es el mismo –Aguirre ya era una figura política de primera línea–, pero la ex presidenta de la Comunidad de Madrid era consciente de la importancia de aparecer en el programa para ganar popularidad, aunque trataran de ridiculizarla.
En su biografía, según recoge El Confidencial, la expresidenta de la Comunidad de Madrid cuenta: "Me perseguían siempre [los periodistas de CQC], me querían pillar en todo y yo me lo tomaba a broma, pero mis jefes de prensa no hacían más que advertirme de cuándo aparecían para que saliera por otra puerta. Yo no les hacía caso, porque entendí que 'CQC' me proporcionaba una popularidad enorme y la posibilidad de darme a conocer, algo que hubiera costado muchísimos millones lograr".