Cuesta encontrar un argentino que no sepa dónde estará este 25 de noviembre a las cinco de la tarde hora argentina (a las 21 horas en España). Muchos cuentan las horas que faltan para sentarse frente a un televisor a seguir el partido decisivo de la final de la Copa Libertadores entre Boca y River. El nerviosismo entre los hinchas de los dos clubs archirrivales va in crescendo y se desbocará cuando el árbitro uruguayo Andrés Cunha pite el inicio del superclásico. La tensión es tal que el partido se tuvo que retrasar un día por varios incidentes violentos y agresiones contra el equipo de Boca.
No será un choque apto para cardíacos, pero una emisora uruguaya se ha propuesto ayudar a quienes sufren del corazón. Radio Colonia retransmitirá sin gritar los goles, con música relajante de fondo y los consejos de un médico para evitar que las pulsaciones se disparen más allá de lo conveniente.
El programa Relatos relajados debutó en el partido de ida en La Bombonera. Solo habían pasado 34 minutos cuando Ramón Ábila inauguró el marcador para Boca y puso en aprietos a los periodistas deportivos Leonardo Uranga y Eduardo Caími. En vez de desgañitarse gritando gooooooooooooool como en cualquier retransmisión radiofónica clásica, el relator se limitó a decir "gol de Boca, gooool de Boca y de Wanchope Ábila, del Gladiador" con la voz más calma que pudo.
"Fue una aventura total, me sentía como un león enjaulado", admite a Verne Uranga al recordar el partido que narró junto a Caími. "Ese primer gol asomó como un relámpago y se me salió la cabeza en un momento, pero creo que pude bajar para acomodarlo al registro de lo que se pretendía", dice.
Sin tiempo para recuperarse y mientras los gritos de los hinchas de Boca aún retumbaban en La Bombonera y en miles de casas, Lucas Pratto empató en el 35 para River. "Gol de River, Gooool de River. Pratto, Pratto, Pratto empató. Viste vos que sos de River, parecía que se ensombrecía la tarde, el fútbol da revancha de manera inmediata", dijo Caími a los oyentes de Radio Colonia.
En el estudio, junto a ambos periodistas, estaba el cardiólogo Gonzalo Díaz Babio. Cuando la pelota se iba fuera o el árbitro pitaba una falta, el especialista de la Sociedad Argentina de Cardiología daba consejos para intentar mantener la calma. "Aprovechá el entretiempo para salir a caminar un poco", "tratá de evitar los excesos en la comida y disminuir el consumo de sal", sugería el doctor Díaz Babio. Tomar agua para mantenerse hidratado, no beber alcohol y disfrutar del partido en un entorno amigable fueron otras de las recomendaciones del médico.
"Queríamos colaborar para que las pasiones tan encendidas en el país se calmen, se serenen, sin que eso atente contra el disfrute y el placer. Mucha gente se lo está tomando como un episodio muy difícil de llevar por lo inigualable de la situación", cuenta Díaz Babio.
El doctor también respondió dudas que llegaban a través de las redes sociales de la emisora. "Algunos preguntaban si antes de un partido de fútbol convenía hacer actividad física para relajarse y la respuesta fue afirmativa. Otra pregunta común fue el tema de la medicación y ahí la sugerencia fue que no se puede dar esa indicación vía telefónica", explica a Verne.
Relato zen
El relato zen del partido se viralizó en las redes sociales y las publicaciones relacionadas con él acumulan miles de visitas y comentarios. Algunos aplauden la iniciativa, otros aseguran que prefieren morir de un infarto antes que escuchar un partido narrado sin sobresaltos ni cánticos de la hinchada.
La música relajante con la que sustituyeron al sonido ambiente buscaba calmar a los radioyentes pero también a los responsables de retransmitir el partido. "La primera idea era con el sonido original de la cancha, pero la emoción y los gritos de los hinchas nos iban a llevar a todos para arriba", dice Urango.
El partido del sábado será aún más intenso. "Va a haber un ganador y un perdedor. Habrá que enfatizar las virtudes del equipo que se alce la copa, pero también abrazar y masajear el alma, el orgullo y el honor a los hinchas del equipo derrotado", anticipa el periodista deportivo. El corazón de los vencidos es el que se lleva la peor parte. "En el Mundial del 98, después del partido de Argentina - Inglaterra en el que les ganamos, aumentaron los eventos cardiovasculares un 30% en Inglaterra", asegura Díaz Babio.
Como apasionados del fútbol, les gustaría que el sábado se repitiese o superase el festival de goles de la ida. Como responsables de un programa destinado a cuidar la salud de los hinchas, coinciden en una cosa: ojalá que el próximo campeón de América no se decida por penales.