Entre el 15 y el 21 de febrero de 2019, diversas playas mexicanas registraron mareas muy bajas. A simple vista, la línea del mar se veía alejada entre 20 y 30 metros de lo habitual, en centros turísticos como Acapulco, Veracruz, Bahía de Kino (Sonora) y Puerto Escondido (Oaxaca). Medios de comunicación y usuarios en redes sociales reportaron en fotografía y video el aspecto de las playas.
Este efecto en el mar coincidió con la luna llena conocida como superluna de nieve, que tuvo lugar el 19 de febrero. Por varios días fue posible observar muy luminoso al satélite natural desde el hemisferio norte. Al respecto, Jorge Zavala Hidalgo, jefe del Servicio Mareográfico Nacional de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), dice a Verne que a este fenómeno se debe a la posición relativa en que se encontraron la Tierra, la Luna y el Sol. “Lo correcto es decir marea viva para referirse a este efecto donde el mar parece retroceder”, señala, vía telefónica.
Según el especialista, el efecto en el mar fue más perceptible debido a la estacionalidad, ya que la Luna en su fase llena se encontraba en su perigeo, es decir, el punto más cercano a la Tierra. “En el caso de las playas mexicanas se encontraban justo en su punto más cercano, de cara a la Luna”, indica. La distancia entre la Tierra y la Luna varía entre 336.104 km y 405.696 km, de acuerdo con datos del Instituto de Astronomía de la UNAM.
Varios medios de comunicación en México se refirieron a este fenómeno como marea de Sizigia. “Lo correcto es decir que es una marea viva, pues Sizigia es el fenómeno astronómico”, precisa Zavala. “Pero se trató de una coincidencia astronómica, ya que según los pronósticos del Servicio Mareográfico se tenía previsto una marea baja”, detalla. Según el especialista del Instituto de Geofísica, además del fenómeno astronómico, contribuyeron las condiciones meteorológicas de las playas.
Otros fenómenos pueden causar que la línea del mar retroceda. Un huracán o evento ciclónico puede provocar el mismo efecto, como sucedió en septiembre 2017 con el paso del huracán Irma. Un tsunami también puede provocar este efecto, aunque es mucho menos frecuente, según señala Zavala.