Jenny Han (Estados Unidos, 1980) empezó a escribir novelas al llegar a la universidad. “Entonces seguía teniendo muchos de los miedos e inquietudes que cuando iba al instituto, así que me inspiré en ellos. Es una época de la vida que está llena de primeras veces y aprendí a sacarle partido”, recuerda la autora a Verne durante su visita a Madrid.
Desde entonces reivindica, con orgullo y sin prejuicio, a la chica adolescente como legítima figura literaria. En el camino se ha convertido en una estrella de la novela juvenil y en el germen de una de las películas más vistas de Netflix en el año 2018: A todos los chicos de los que me enamoré, con Lana Condor y Noah Centineo en el reparto.
Su protagonista, Lara Jean, descubre que las cartas que escribió a sus amores platónicos (y que nunca envió) terminan en mano de sus destinatarios. El enredo ha dado pie a una exitosa trilogía que edita Planeta en España y América Latina, y de la que ya se preparan nuevas películas. La saga es puro Young Adult liberado de todo el lastre que arrastra el género. Su heroína no se enfrenta a la sordidez de la Hannah de Por trece razones, ni al tono apocalíptico de Los Juegos del hambre ni al drama terminal de Bajo la misma estrella.
Pregunta: Da la sensación de que cada vez presionamos más a los adolescentes para que sean adultos lo antes posible. Ocurre en Internet, el cine, la televisión…
Respuesta: Por eso es bueno recordar que no hay solo un modo válido de ser un adolescente. En mis novelas, me interesa explorar el perfil de chica introvertida que, a su manera, tiene mucha confianza en sí misma. No siento la necesidad de que mis protagonistas terminen siendo chicas completamente diferentes de las que eran al principio de la historia.
P: Entonces ninguna de ellas jamás va a celebrar que los golpes en la vida le ayuden “a dejar de ser un pajarito”, como le ocurre a la joven Sansa en Juego de tronos.
R: Cuando escuché esa frase, no me hizo mucha gracia. Da a entender que las chicas necesitan de experiencias traumáticas para evolucionar. Es una forma muy extraña de celebrar algo mucho más cotidiano: que una adolescente se ha convertido en una mujer.
P: Pero es cierto que los problemas de los adolescentes son cada vez son menos banales. Por ejemplo, ahora tienen que enfrentarse a la huella digital.
R: Tiene que ser duro que los errores que cometiste a los 14 te persigan de por vida porque quedan registrados en las redes sociales. No creo que ni siquiera los adultos estén todavía preparados para entender la magnitud de sus actos en esas plataformas. Es algo que incluyo en mis novelas.
P: También tienen sus cosas buenas. Sus admiradores son realmente creativos en ellas. Por ejemplo, crean cuentas de Twitter ficticias prolongando la vida de los personajes que usted crea.
R: Es una generación que se siente muy cómoda expresando lo que siente. Como autora, eso es una suerte. También creo que, al contar historias protagonizadas por personajes cálidos, atraigo a gente positiva.
Algunas de las novelas de Jenny Han / Planeta de libros
P: América Latina es una de las zonas del mundo donde más le muestran su gratitud.
R: He estado en México y en Brasil y no he recibido más abrazos en mi vida. En Brasil me llenaron de brigadeiros (un dulce tradicional hecho de chocolate)
P: Aunque sus libros ya eran un fenómeno, la llegada de Netflix ha debido de ser todo un revulsivo.
R: Lo ha puesto todo patas arriba. En Estados Unidos la gente lee de media dos libros al año, pero ven películas todo el tiempo. Así que imagínate el cambio.
P: ¿Qué fue lo más difícil a la hora de trasladar el libro a la película?
R: De repente, tenía que dialogar sobre decisiones que antes tomaba en solitario. Intercambiaba ideas con un departamento de vestuario cuando hasta ese momento yo había sido mi propio departamento de vestuario, mi decoradora, mi guionista…
P: Usted es de origen surcoreano y también lo son sus protagonistas.
R: Quiero incorporar la diversidad de forma muy orgánica. Los conflictos que viven mis personajes no suelen estar relacionados con la identidad racial. Se puede ser una adolescente que se enamora de un chico de su edad, en Estados Unidos o en Europa, y ser asiática. No es incompatible.
P: Tengo entendido que, en el proceso de convertir la novela en película, se le propuso que su protagonista fuera una chica blanca.
R: Varias veces. Fue una de las razones por las que me costó algo más encontrar al socio adecuado. Para mí no era un asunto que pudiera ni siquiera discutirse. Pero, sencillamente, se lo plantean a menudo porque no ven dónde está el problema en eliminar la raza de la protagonista.
P: Las comedias románticas juveniles de los 80 de John Hughes son parte de su inspiración. ¿Cómo cree que ha evolucionado el género en estos años?
R: Las plataformas digitales han tomado el testigo y lo han resucitado. La comedia romántica ha dejado de ser bienvenida en las salas de cine. Yo creo que en Hollywood pensaron "¿Por qué pedir 10 o 15 euros a un chico o una chica por una entrada y palomitas por una película que no tiene efectos especiales?". Cuando yo iba al instituto, tanto los chicos como las chicas veíamos Titanic. Si se le vuelve a dar una oportunidad al género, el público va a responder.
Lara Jean (Lana Condor) y Peter (Noah Centineo) uno de los chicos de los que se enamoró / Netflix