Una chica se adentra en una callejuela solitaria del municipio granadino de Güéjar Sierra. En mitad de la vía, se topa con tres hombres: “Oye, niña, vaya vestido bonito que llevas, ¿no?”, “qué chula vas”, “vente al portal y me lo enseñas, que te voy a hacer mujer”. La chica agacha la cabeza y acelera el paso para salir de ahí lo antes posible. Acto seguido, varios vecinos varones del municipio entran en la misma callejuela. “¡Vaya zapatillas chulas! Vente al portal que te voy a enseñar una cosa, precioso”, les dicen los mismos hombres. Alguno de los acosados se da la vuelta y les increpa, pero la mayoría hacen lo mismo que la chica: huir. Al final de la calle les espera Miriam Barbero, educadora social e ideóloga de esta campaña de concienciación, Al revés tú también te asustarías, que en los últimos días se ha propagado a través de redes sociales y medios de comunicación. “¿Cómo te has sentido?”, le pregunta Barbero a los vecinos.
Disfrazados de piropos, los comentarios machistas procedentes de desconocidos no son otra cosa que acoso callejero, un problema que, lejos de desaparecer, sigue ocurriendo entre las generaciones más jóvenes, como observa Barbero entre los grupos de adolescentes de Güéjar Sierra, donde trabaja impartiendo charlas y talleres. Por eso, decidió crear esta campaña de concienciación en colaboración con el Ayuntamiento del municipio y el publicista Miguel Stuyk. “Se pensó para llegar a los vecinos y vecinas, la verdad es que no nos esperábamos esta repercusión”, confiesa Stuyk.
Al revés tú también te asustarías es una campaña de street marketing que utiliza el formato “falso experimento social” en el que no se cumplen los requisitos de un experimento científico, como el de la chica caminando sola por Nueva York durante 10 horas. Aquel vídeo superó los 41 millones de reproducciones en 2014. A veces, estos vídeos cuentan con actores o están guionizados.
“Queríamos que fuese una campaña sencilla que reivindicase el ponerse en el lugar de la mujer sin acusar directamente de nada a nadie, pero para hacer reflexionar a los hombres del comportamiento que quizás tienen en la calle”, explica Stuyk.
Este vídeo forma parte del Pacto de Estado contra la Violencia de Género, que destina partidas presupuestarias para que pequeños municipios como Güéjar Sierra puedan desarrollar campañas como esta. “No es que este pueblo tenga un problema específico con el acoso callejero; esto se da aquí, desafortunadamente, como en todos lados”, dice Stuyk y añade que los tres actores pertenecen a Monachil, un pueblo cercano. “Era imprescindible que los vecinos de Güéjar Sierra no conocieran a estos hombres y sintieran el miedo que sienten las mujeres cuando son asaltadas verbalmente por un desconocido”.
Según el informe Inseguras en las calles. acoso en grupo, publicado por Plan Internacional, el acoso callejero grupal es una de las formas de acoso más comunes. En la mayoría de los casos se da a través de comentarios lascivos y en otros muchos puede derivar en persecuciones, acecho, contacto violento o incluso asalto.
Después de su travesía entre estos acosadores, los varones sujetos del experimento observan cómo la chica, Paula García –también vecina del municipio–, vuelve a pasar y a ser acosada por los tres actores. “Yo no sé quiénes son ellos, si es una broma, si son buena gente. Yo paso por aquí sola y paso miedo”, les dice a sus vecinos. “El objetivo es que los hombres acaben empatizando con la violencia sistemática a la que se enfrentan mujeres como Paula y se ponga fin de una vez a este comportamiento machista que es el acoso callejero”, concluye Stuyk.