Entre los amigos de Miguel, uno de los dos taxistas que hay en Tabernas, Almería, cuatro trabajan como pistoleros. “Aquí todos conocemos a dos o tres que se dedican a eso”, me cuenta mientras conduce. Al escucharlo, por un momento me creo Jon Sistiaga grabando un peligroso reportaje de sicarios, pero se me pasa tras mirar por la ventanilla: estamos es el desierto almeriense, donde en los 60 se grabaron joyas del spaguetti western –pelis del Oeste de producción europea– como la Trilogía del dólar. Más de 50 años después, muchas personas de la región viven todavía de pegarse tiros de broma. Vamos al lugar donde trabajan muchos de ellos, el parque temático Oasys MiniHollywood.
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Oasys MiniHollywood, propiedad actualmente de la cadena hotelera Playa Senator, se levantó en 1965 para grabar La muerte tenía un precio, de Sergio Leone. Desde entonces ha funcionado como estudio de cine y, a partir de los 80, también como parque temático. Ahora es una ciudad del Oeste en la que los forasteros sí somos bienvenidos: se nos ofrece la experiencia de pasear por el mismo desierto que pateó Clint Eastwood, ver a especialistas repartiendo tortazos como en los buenos westerns, un espectáculo de cancán... Y hasta un safari y una zona acuática. Es fácil saber quiénes somos los forasteros, solo hay que vernos la cara. En vez de tener rostro curtido por el sol, lo tenemos lleno de surcos blancos, mezcla de sudor y protector solar. Yo, además, voy armado con un palo de selfi. Ha llegado el forajido millennial.
Son las 11:00 de la mañana, Oasys MiniHollywood lleva apenas una hora abierto y el parking ya está casi completo. Mientras hago cola para comprar mi entrada (34,60€ con buffet libre incluido), tres autobuses de hoteles de la zona descargan viajeros. Son el anti-western: llevan toalla, bañador y chanclas. En 1997, Oasys MiniHollywood estrenó un safari y una zona acuática que han dado al parque un halo de inverosimilitud. Como ver a alguien con reloj en una peli de romanos. Creía que no podía haber nada más ridículo que pasearse por un poblado del Oeste en bañador hasta que he ido a la piscina con un sombrero de vaquero y una pistola de plástico en el bolsillo.
La pistola la he comprado como broma en la tienda de souvenirs (3,50 €, la más barata), pero el sombrero (8,50 €) ha sido por necesidad. Lo mismo han debido de pensar las decenas de turistas que ahora llevan bañador, toalla, chanclas y sombrero de cowboy. Es mediodía, lo que significa que el sol está en su peor momento y que, en breve, empezará el espectáculo del Oeste en la plaza del poblado. Pregunto a la encargada de la tienda de regalos que desde dónde me recomienda verlo. “Desde donde sea, pero en la sombra”. Le hago caso y me hacino bajo un balcón con un grupo de británicos.
El espectáculo concentra en quince minutos todo lo que se le puede pedir a un western: tiroteos, huidas de la cárcel, caballos a galope arrastrando fugitivos, caídas desde edificios… Una delicia para los fans del género y los aficionados a hacer boomerangs en Instagram:
Me quedo más tranquilo cuando, al finalizar, sus protagonistas me dicen que no siempre es el mismo el que recibe los tortazos –”vamos rotando y tenemos varios shows”, cuentan–. También les pregunto cómo aguantan el calor. Yo voy de manga corta y estoy al borde de la lipotimia, y ellos llevan abrigos largos de piel, pantalones de cuero y pañuelos al cuello. “Al final te acostumbras”, dicen.
Creo que yo no podría ni cargar esos trajes, pero como todo es probar, me dirijo al estudio fotográfico. Por 10 euros, los forasteros pueden vestirse de pies a cabeza como personajes del Oeste y hacerse unas fotos en color sepia. Tras vestirme dentro de la tienda, la fotógrafa me saca al sol y siento un respeto infinito por los trabajadores del parque. Qué minuto más malo. Por suerte, la fotógrafa se sabe las poses de memoria. “Escopeta al hombro, rodilla arriba, desenfunda”, ordena. Ojalá alguien así en las fotos de fiesta: “Cerveza abajo, cigarro fuera, ojos abiertos”.
Para pasar el sofoco me dirijo al Saloon, tan auténtico que tengo que contenerme para no lanzar un taburete al aire y empezar una pelea de bar. Sobre el escenario Ezequiel y Molly Dedos de Azúcar –tengo serias sospechas de que no son sus nombres reales– interpretan algunos de los temas de Ennio Morricone para la Trilogía del dólar. En el salvaje Oeste existen los minijobs: Molly también me ha recibido en la entrada del parque, estaba controlando que el público no se acercara a los caballos en el show del Oeste y ahora toca la guitarra. A Ezequiel, un rato después, lo encuentro desensillando caballos.
La ciudad cambiante del desierto
Aunque no recuerdo mucho, no es la primera vez que estoy en MiniHollywood. Mis padres acudieron a este poblado del Oeste en el 83. Les gustó y en 1999, cuando yo tenía 11 años, me llevaron a que sintiera el calor del Oeste. Tengo fotos de los dos viajes, pero no encuentro ninguna de las localizaciones. Así que pido ayuda al músico del Saloon, Ezequiel. “No me suena nada, pero si alguien puede ayudarte, es el sheriff”. Se llama Manolo, es una de las estrellas del show del Oeste y una de las caras más conocidas y queridas del parque. Los chavales lo saludan y le piden fotos. Entre flashazo y flashazo, echa un vistazo a las que yo le enseño.
Manolo me cuenta que entró a trabajar al parque en el 93, así que le resulta difícil ubicar algunas de las imágenes del primer viaje de mis padres. “Todas esas casas [que aparecen en las fotos] ya no existen, aunque creo estaban tras el Saloon, que es uno de los edificios más antiguos”, explica. Sí me ayuda a ubicar el resto de las fotografías que tomaron mis padres en el 99, ya en mi compañía. Y las repito. Así ha cambiado el parque en los últimos 20 años:
(Oasys MiniHollywood es la tercera entrega de España Park, la ruta veraniega de Verne por parques temáticos poco conocidos pero muy divertidos. Cada semana, podrás encontrar un nuevo parque en este enlace. Si quieres conocer más profesiones y lugares de este y otros parques, puedes visitar el Instagram de España Park).
Lo que he aprendido en Oasys MiniHollywood
Cuando llegué a Oasys MiniHollywood lo que más me apetecía era fotografiarme en los escenarios en los que se había grabado mi western favorito: el videoclip de Cuando zarpa el amor de Camela, dirigido por Bayona. Sin embargo, varios trabajadores del parque me explicaron que este vídeo está grabado en Tabernas, pero no en Oasys MiniHollywood: durante la época dorada del spaguetti western, el desierto de Tabernas tuvo cerca de una decena de platós que simulaban poblados del Oeste. Oasys MiniHollywood, conocido en su origen como Yucca City o Poblado del Fraile, es el más antiguo, pero no el único que sigue vivo como parque temático. En menos de 10 kilómetros de carretera conviven tres parques del Oeste: Western Leone, Fort Bravo y MiniHollywood. El videoclip de Camela y también la película de 800 Balas, por ejemplo, están rodadas en Fort Bravo.