Los millennials ya no son esos veinteañeros en edad de ir a la universidad o de iniciarse en el mercado de trabajo. Muchos de ellos se acercan a los 40 años e incluso están llegando a posiciones de poder en empresas y partidos políticos.
Un ejemplo: Teodoro García Egea, secretario general del Partido Popular. García Egea, que nació en el 85 y tiene 34 años, se siente orgulloso de su generación: “Soy totalmente millennial en mis costumbres”, aseguraba en una entrevista publicada en El Mundo. “Me gusta Rosalía, el electrolatino de Juan Magán…”, añadía, y aseguraba ver “todo lo de Netflix y HBO”. Hay que apuntar que su afición a la tuna (le pidió matrimonio a su esposa tocando la bandurria) no es habitual en esta generación.
En todo caso y aunque nos pueda resultar chocante, García Egea tiene razón: es millennial. Lo que ocurre es que muchos millennials ya tienen edad de tener hijos y de ser el secretario general de un partido político. Y es muy difícil (imposible) que una etiqueta valga para millones de personas que han nacido a lo largo de 14 años.
Nadie quiere ser millennial
Etiquetas como millennial “se ponen para definir una generación y unos estilos de consumo, pero no responden a la realidad de los jóvenes”, explica a Verne Almudena Moreno, socióloga de la Universidad de Valladolid
A esto se le suma que el término ha venido cargado de estereotipos y prejuicios, hasta el punto de que el 40% de los estadounidenses que entran dentro de la categoría no se sienten identificados con ella, según recogía una encuesta de Pew Research.
“Yo no sabía ni que era de la generación millennial”, cuenta a Verne Laura Sarragua, enfermera de Arenys de Mar (Barcelona) nacida en 1985. Por culpa de la mala prensa del término, creía que se refería no solo a gente más joven que ella, sino también a personas poco trabajadoras y nada motivadas.
La experiencia de Sarragua se aleja del tópico: aparte de la carrera, estudió un máster y cuatro posgrados, y tiene dos hijos de 5 y 2 años. Pero no se ve como una excepción entre sus amigos y compañeros. Ni siquiera entre los más jóvenes. “Trabajando en un hospital es difícil encontrarse con estos tópicos. Piensa que los más jóvenes son residentes de medicina que llevan 10 años estudiando”. En definitiva, la palabra le parece “una forma fácil de etiquetar rápido” y cargar de ideas preconcebidas a toda una generación.
Las etiquetas gustan a los vendedores de productos y servicios, añade Moreno, pero cuesta identificarse con ellas. Entre otras cosas porque, como recuerda la socióloga, “se buscan tendencias homogéneas, pero lo que define a los jóvenes es la diversidad”.
¿Pero qué es un millennial?
El escritor William Strauss y el consultor Neil Howe acuñaron el término millennial en un libro publicado en el año 2000, Millennials Rising: The Next Great Generation. Incluye a los nacidos a partir de 1982 (es decir, a quienes cumplían 18 en el año 2000), pero algunos medios y autores lo amplían a los nacidos en 1981 e incluso 1980.
Su último año es 1996, según Pew Research, instituto de estudios sociológicos estadounidense. Los nacidos a partir de 1997 ya son centennials o Generación Z, dependiendo del nombre que acabe cuajando, si es que alguno lo llega a hacer.
Siguiendo esta definición, los millennials de más edad han cumplido o cumplirán 37 años en 2019 y los más jóvenes tienen 23.
Esta horquilla tan amplia es uno de los motivos por los que la etiqueta no es especialmente acertada, apunta Moreno. Los estudios sociológicos sobre la juventud intentan fragmentar las edades de análisis (por ejemplo, en grupos de 5 años), dado que se trata de una etapa de la vida con muchos cambios.
Una persona de 37 años no está en el mismo momento de su vida que otra de 23, añade la socióloga. La precariedad laboral puede afectar a todo el mundo, pero más a los grupos más jóvenes. Y con 37 años a lo mejor ya se tienen hijos o se está pensando en tenerlos, cosa que no es tan frecuente en el caso de un veinteañero. También es más probable que una persona de 34 años ocupe un alto cargo en un partido político que una de 23.
Además, los cortes generacionales no son bruscos, sino graduales. Es más fácil que un millennial de 35 años tenga menos en común con otro de 23 que con alguien de 38 años, aunque sea de la Generación X. Lo que explica que hace unos años se popularizara la nada científica etiqueta de xennial, una supuesta generación bisagra que reunía a los nacidos entre 1977 y 1983.
Es más, muchos millennials ni siquiera se pueden considerar ya “jóvenes”. Como apunta Moreno, organismos internacionales como Eurostat suelen definir la juventud hasta los 30 años. En su opinión, el estilo de vida y también la crisis han hecho que se prolongue esta cifra “hasta los 34 años, por lo menos”, en especial en los países del sur de Europa. García Egea se salva hasta enero del año que viene.
Para hacernos una idea, se suele decir que alguien se hace mayor cuando tiene más años que sus ídolos deportivos. Pues bien, hay atletas y futbolistas millennials, como Michael Phelps (34 años) y Víctor Valdés (37 años), que ya se han jubilado.
¿Cometeremos los mismos errores con los centennials (o como se acaben llamando)? ¿Dentro de diez años se quejarán de que todo el mundo les acusa de vagos y egocéntricos? Teniendo en cuenta que todo esto ya pasó con la Generación X en los años 90, parece probable.
Mientras esto ocurre, os dejamos un test que tiene como objetivo mostrar lo difícil que es distinguir a un millennial de alguien de otra generación y, además, mostrar que bastantes de ellos tienen una carrera larga y consolidada. Muchos ya son... ¿viejos?