El Mundo Today ha publicado un nuevo libro, Constitución española, que es una versión ampliada, corregida y paródica de la Constitución aprobada en 1978. Aunque los autores también hablan, con su estilo, de temas como los derechos fundamentales y la unidad de la Nación, el libro aborda asuntos nuevos como la forma correcta de preparar una tortilla y cómo llamar a los tanques (artículo 127.1: “Todo español tendrá derecho a llamar a los tanques una vez cada cinco años”).
El libro se puede leer como “un manual de instrucciones sobre cómo ser un buen español”, cuenta Xavi Puig, coautor del texto junto a Kike García de la Riva y Javier Ramos. Este tono de manual está presente a lo largo del texto: “El primer artículo que me hizo entender cómo iba a ser el libro -añade García de la Riva- fue el 48, Las bolsas”. El punto primero dice, simplemente: “Se cobran”.
Su objetivo era publicar el libro coincidiendo con el 40 aniversario de la Constitución (la del 78), pero no llegaron a tiempo. Durante el proceso de escritura, han vivido la batalla actual de los partidos políticos por ser más constitucionalistas que nadie: “Da la sensación de que se habla más que nunca de la Constitución -apunta García de la Riva-, pero si te vas a chistes de Hermano Lobo o de El Jueves de hace años, ya estaban con la misma matraca. No es nada novedoso”, aunque “quizás se ha agudizado en los últimos tiempos”. Lo que sí es nuevo, opina, “es llevar el librito al Congreso y enseñarlo”.
Sí lograron, aunque dicen que sin proponérselo, un equilibro entre lo que llaman “chistes bastante tontos” y la sátira política y social. Hay referencias a Cataluña, chistes sobre Carrero Blanco en el espacio, e incluso menciones a la estabilidad presupuestaria: "Consultar con Alemania ante posibles dudas" (artículo 135). La Corona también tiene su espacio. Por ejemplo, de la reina se dice que “se desplaza en todas las direcciones, a voluntad” (102.1).
Pero también hay humor absurdo, como en el artículo dedicado a “La cuerda”: “El Gobierno podrá pedir a los españoles que se agarren a una cuerda” (artículo 97.1), o en el que habla de las patatillas: “La gran mayoría de los españoles querría estar comiendo patatillas fritas en este momento” (artículo 46.1).
Sobre este estilo, Puig cuenta que tenían la impresión de estar empezando “un proyecto muy distinto a lo que habíamos hecho hasta ahora, como una expedición nueva”, pero el resultado “no puede ser más El Mundo Today, más característico del humor que hacemos. Tiene todos nuestros tics”.
Unos tics que es normal tener después de más de 10 años trabajando este humor: García de la Riva y Puig, licenciados en Filosofía, fundaron El Mundo Today en 2009 y desde entonces usan el absurdo y la exageración para que los demás podamos entender mejor lo que ocurre en el mundo. Un ejemplo reciente: "Prohibirán hablar de política en el Congreso para evitar broncas".
Así, en el libro hay referentes que sonarán a sus lectores habituales, como los chistes de autónomos (artículo 30.1: “Todos los autónomos tienen derecho y obligación de no enfermar jamás”) y la presencia habitual de Rubén (artículo 138.4: “No se hablará con Rubén porque es un liante y un trepa. Lo que pasa es que es amigo de quien es amigo y por eso está donde está”).
Los autores también han cuidado que el libro no esté pegadísimo a la actualidad, pese a la inevitable mención a Rosalía (en el artículo 156, “¿Hay vida española en otros planetas?”). “No sale Albert Rivera, por ejemplo -explica García de la Riva-, a pesar de que nadie podía pensar hace un año que fuera a apearse de la vida política”. Su idea es que el libro se pueda leer dentro de años sin que envejezca. “Lo que es absurdo porque el humor es lo que envejece más rápido y de manera más injusta”.
Un prólogo firmado por Franco
El libro se vende en la web de El Mundo Today y en una única librería, La Llama (en Barcelona). Igual que su anterior título, Historia, lo han editado ellos mismos, con el asesoramiento de Ediciones La Cúpula. Lo hacen así para tener un mayor control sobre el diseño y el contenido, y (no se esconden) porque les resulta económicamente más ventajoso aunque vendan menos ejemplares.
No estar en grandes librerías y centros comerciales también tiene otra ventaja, cuenta García de la Riva: “El libro no llega a nadie a quien no le interese”. Así es más difícil que alguien se enfade al leer esta parodia de un texto que cada vez se considera más intocable.
Lo más que les ha pasado hasta ahora es que un cliente devolvió un ejemplar que había intentado regalar a su abuelo. Lo rechazó nada más ver la mención en la portada al prólogo firmado por Francisco Franco.
“Si lees esto, significa que algo terrible ha ocurrido y yo estoy muerto”, arranca este prólogo. Puig aclara que en esta introducción no hay tesis política: “Es una gamberrada”. Algo que les resulta más fácil permitirse cuando “los que compran el libro han ido a nuestra web y nos conocen”.
Los límites de la sátira
Los autores relativizan la influencia del humor político: “Puede abrir debate sobre temas importantes”, dice Puig, que pone como ejemplo uno de sus artículos recientes sobre el veto parental: “Pablo Casado defiende un pin parental para los padres que prefieran que a su hijo le regalen el máster”. Algunos de sus comentaristas en Facebook opinaban en serio sobre esta medida. “Pero no le veo ningún efecto ni pernicioso ni constructivo al humor”, dice. “No me parece legítimo utilizarlo como una mera excusa para hacer pedagogía o para edificar, creo que contamina mucho”.
“Preferimos un chiste que desacralice ciertos prejuicios a un chiste que deje clara una línea editorial o una postura -añade García de la Riva-. Es mucho más bonito el chiste que te hace reír de una paradoja tuya de la que no te habías dado cuenta, que el chiste que te hace decir sí, cuánta razón”. Y confía “en que nadie se haya formado una opinión política con El Mundo Today, El jueves o con un monólogo de El club de la comedia”.
En su opinión, el humor no tiene por qué ser constructivo, al contrario: “Si ponemos en cuestión la Constitución alguien dirá: bueno y entonces qué hacemos. ¡Ese no es mi trabajo! Mi trabajo es echar abajo tus prejuicios”. Y concluye: “En el momento en el que el humorista deja de hacer eso, el chiste pierde la gracia”.
Puig abunda en este sentido, cuando afirma que “la Constitución [la del 78] es importante y es un texto muy valioso”, pero “sacralizar algo es convertirlo en un fósil. Es una herramienta que está para servirnos”. García de la Riva añade que es “una obra humana y otros humanos pueden hacer otra Constitución. Nosotros hemos hecho una. Creo que es bonito no perder este punto de vista. Pero somos humoristas. En realidad, no hay tal reflexión. Fue más algo como vamos a hacer la Constitución, jaja, qué risa, y la hicimos”.