La pandemia por la covid-19 ha marcado el 2020. El confinamiento, la incertidumbre económica y los problemas de ansiedad han sido la cotidianidad de muchas personas. Muchos quisieran mandar a la verga este año. Otros sienten que les ha ido de la verga. Quienes no se han enfermado, quizá se sientan "muy vergas".
Como ocurre con varias palabras del español que se habla en México, verga ha adquirido varios significados, además de la primera acepción que le da el Diccionario de la Lengua Española de la RAE, que es simplemente “pene”. Más adelante, la RAE detalla que también se usa “para expresar sorpresa, protesta, disgusto o rechazo” en México, Venezuela y el Salvador. “Verga es una palabra que se ha vuelto polisémica, es decir, adquiere diferentes significados según el contexto de uso”, dice a Verne Idanely Mora Peralta, doctora en lingüística e investigadora del Instituto de Investigaciones Filológicas de la UNAM.
Como lo muestra su uso en memes y gifs compartidos ampliamente en redes sociales, verga se ha vuelto una forma muy productiva de los hablantes mexicanos. Dependiendo del contexto de los hablantes, las expresiones pueden pasar de lo muy positivo hasta ser una ofensa muy grave. “'Está bien vergas', entre amigos puede referirse a algo muy positivo y en cambio decir, ‘ya valió verga’ puede ser que todo ha ido mal”, refiere Mora.
Se trata de un sustantivo femenino usado para designar de modo altisonante al miembro masculino. Aunque su origen no tiene nada que ver con la anatomía y sí con la náutica, ya que proviene del latín virga, que significa bastón de mando, o báculo. Aunque su popularidad es reciente, el primer uso que se le da a verga para referirse a un pene data del año 1380 en España, según el Corpus Diacrónico del Español de la RAE y en México se popularizó su uso a partir de la segunda mitad del siglo XX.
“Si decimos ‘que te valga verga' quiere decir que no te entrometas, pero además de su utilización en varias frases se usa simplemente como una interjección de sorpresa”, indica la lingüista Mora. Cuando alguien dice “¡verga!”, puede que se haya asustado, si dice “vergazo” puede describir un fuerte golpe o simplemente dice “qué vergas…”.
En su Útil y muy ameno vocabulario para entender a los mexicanos, el escritor Héctor Manjarrez define esta palabra como una expresión que “flota en la ambigüedad y chapotea en las anfibologías”. Al mismo tiempo, indica que se emplea para expresar superioridad como “ser muy verga” lo mismo que para certificar una derrota como en “valiste verga”.
Al igual que el verbo mamar o la palabra pendejo, ambas consideradas expresiones altisonantes, la verga esta fuertemente asociada al sexo, al referirse directamente a un pene. “El tabú tiene un peso muy importante en la sociedad y usamos esas palabras para dar expresividad y fuerza en lugar de usar otras palabras”, dice Mora. Por ejemplo, en vez de decir “valió madres”, haciendo referencia a las progenitoras, se usa “valió verga” para darle más potencia.
Lo cierto es que se trata de una palabra que conlleva un machismo cultural inherente a la sociedad de México. “El machismo tiene una fuerte presencia en la lengua y la cultura del país, por eso se hace uso de estas expresiones”, añade Mora. Por eso, muchas veces se suele hacer uso de expresiones eufemísticas para no pronunciar la palabra verga. “Me lleva la ver...güenza” o “ya valió ver...dura”, son algunos de los juegos de palabras. Con estos referentes, uno puede pasarse de verga o de lanza, dependiendo de cuánta fuerza se quiera expresar con la palabra.