El español que hablamos en México es multifacético y son justamente los hablantes quienes dan una gran variedad de significados a una sola palabra. El verbo mamar, de acuerdo con el Diccionario de la Real Academia de la Lengua, significa “atraer, sacar, chupar con los labios y la lengua la leche de los pechos”. Pero si le dices a alguien que “no mame” quiere decir que deje de exagerar o alguien muy “mamado” es musculoso. Al mismo tiempo que alguien “diga puras mamadas”, puede referir a alguien muy mentiroso.
Georgina Barraza Carbajal, doctora en lingüística, y gramática de la Academia Mexicana de la Lengua, explica a Verne que el verbo mamar es un ejemplo de una forma productiva del español que se habla en México. “Hay particularidades que hacen que sean caracterizadores de una cultura como el caso de mamar”, dice vía telefónica. Y sus usos son tan variados que van de lo inocente a lo altisonante. “Su uso se extiende al ámbito sexual y se le da un significado de sexo oral”, por ejemplo.
Se trata de un verbo que cae en el tabú, según dice a Verne Arturo Hernández Bravo, académico de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM. “Tiene relación con un acto íntimo que va más allá de alimentar, ya que hablamos de una parte de la mujer humana, los pechos, que son tabú para la sociedad porque se han asociado a cuestiones sexuales y que en general no solemos usar para hablar del tema”, dice, vía telefónica.
Pero el uso de la palabra no para ahí, ya que también se asocia con varias expresiones altisonantes. Según el Diccionario breve de mexicanismos de Guido Gómez de Silva, un “mamón” no solo es un sujeto que mama o lactante, sino que es un adjetivo vulgar para designar a alguien antipático. “Un consentido de su madre, un tipo que cae mal por eso”, dice Hernández Bravo. "O el 'mamado' es un tipo que ha exagerado mucho con sus músculos", apunta.
Y en efecto, decir “no mames” o “te la mamaste” puede parecer muy grosero, pero no es una particularidad de la lengua en México. “La altisonancia o el uso de palabras groseras no es exclusivo del español de México, pero varía la elección de palabras”, dice Barraza. “Mientras aquí una mala palabra puede ser mamar, en España se usa mucho la palabra ‘culo’ que en México es muy vulgar”, señala la gramática. Para atenuar el sonido de esta palabra, los mexicanos pueden hacer uso de otros recursos fonéticos como “no manches” para suavizar el “no mames” o “está bien mama dolores” para evitar decir la palabra “mamado".
Para los académicos de la lengua, uso del verbo mamar y sus variantes se ha extendido debido al uso de redes sociales y desde luego, de los memes. “Las redes nos terminan igualando a los usuarios, por eso usamos palabras que forman parte de otras generaciones, sobre todo de los jóvenes”, indica.
Lo cierto es que entre más usamos una palabra, más define nuestra cultura. “Si dices ‘qué mamón’ en vez de 'qué antipático' es porque quieres dar fuerza a tu frase”, comenta Hernández. “Sobre el uso que le damos a palabras como esta se pueden hacer estudios culturales, no solo lingüísticos”, indica Barraza. Lo cierto es que este verbo nos ha dejado muchas “mamadas” o bromas que podemos compartir hasta el hartazgo.
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