El partido entre el PSG y el Estambul Basaksehir del 8 de diciembre empezó con el sonido de un silbato y acabó con una expresión racista 14 minutos después. Pierre Webó, exjugador camerunés de 38 años y actualmente miembro del cuerpo técnico del conjunto turco, se encaró al cuarto árbitro –el rumano Sebastian Coltescu– después de que este se refiriera a él como “el negro” a través del pinganillo que utiliza el equipo arbitral para comunicarse. La decisión del árbitro principal de expulsar a Webó por su reacción acabó con un incidente sin precedentes en las competiciones de la UEFA: los dos equipos se unieron para protestar contra un árbitro por racismo y, tras más de 10 minutos de discusión en el campo, el partido tuvo que ser aplazado.
Este miércoles 9 de diciembre, jugadores de ambos equipos retomaron el partido con un acto de protesta, arrodillados en el centro del campo, y la UEFA anunció la retirada de Coltescu de competiciones europeas. Este, durante el partido que provocó la polémica, defendía que todo había sido un malentendido debido al idioma y que su comentario no tenía connotaciones racistas. Aunque las tiene, según explica a Verne la socióloga Esther Pineda, autora de multitud de ensayos sobre racismo y género: “Referirse o dirigirse a una persona por su color de piel es racista”, afirma, “es un ejercicio de racialización, es decir, de jerarquización social de las personas por su pertenencia étnica racial”.
Para Antumi Toasijé, historiador y presidente del Consejo para la Eliminación de la Discriminación Racial o Étnica, “cualquier comportamiento o mensaje que puesto en situación inversa resulte chocante o extraño, merece una seria reflexión". Este fue precisamente uno de los reproches que Demba Ba, delantero francés compañero de Pierre Webó en el Estambul, lanzó al cuarto árbitro: “Usted si se dirige a un blanco no dice ‘este tío blanco’. ¿Por qué va a señalar a un negro diciendo ‘este tío negro’?”, preguntaba tras el encontronazo entre Webó y Coltescu.
Alejandra Evui Salmerón Ntutumu, cofundadora de la asociación activista y defensora de la visibilización y empoderamiento de la cultura Africana Afromurcia, pone un ejemplo similar a Verne: “¿Ese árbitro se dirige a todos sus colegas por su color de piel? ¿Alguna vez se dirigió a algún otro colega caucásico como ‘el blanco’?”, pregunta. “¿Qué tipo de profesional es este que en lugar de hacer uso de un nombre utiliza un adjetivo calificativo?”.
“Un deportista, un técnico, debe ser designado en el campo de juego por su nombre o por su dorsal, su posición, etcétera”, considera Toasijé. “Por norma general, cuando a las personas se las designa por sus características físicas y no por su nombres se las está reduciendo a meros objetos”.
Distintas palabras, distintas connotaciones
Tal y como puede escucharse en algunas escenas de la discusión con Coltescu, este defiende que no existe connotación racista sus palabras: “En Rumanía, negru [término rumano que utilizó el cuarto árbitro y que provocó la discusión] hace referencia al color de la piel, y entre nosotros hablamos en rumano”, defendía.
No todas las palabras para designar a las personas afrodescendientes cuentan con la misma connotación racista, aunque pueden serlo de todos modos según su uso y el contexto en el que se utilicen. “La palabra negro varía su significado dependiendo del idioma, en gran número de lenguas europeas existen dos designaciones para las personas denominadas negras, una es cosificante y la otra describe un color”, cuenta Toasijé. Pone como ejemplos las francesas nègre y noire, las alemanas neger o schwarz o las inglesas negro y black, donde las primeras acepciones [el négre francés, el neger alemán y el negro inglés] son racistas y cosificantes y provienen de la esclavización mientras que las segundas [noire, schwarz o black] hacen referencia a un color y, según Toasijé, “pueden ser racistas dependiendo del contexto”.
“En castellano solo hay una designación general para el color negro y cuando se aplica a las personas como sustantivo, como en ‘el negro’ en lugar de ‘el hombre negro’ se convierte en racista, ya que el sujeto deja de ser la persona y pasa a ser el color”, explica Toasijé. “Aun teniendo en cuenta lo anterior, cabe preguntarse ¿por qué y en qué contextos se hace referencia a esa u otras características externas de cualquier ser humano? Por eso lo que se está señalando en este caso [en las palabras del cuarto árbitro] no es tanto la palabra en sí sino el hecho de que es totalmente innecesario utilizarla en ese contexto, como en la inmensa mayoría de situaciones en las que se utiliza”, considera.
Algunos activistas antirracistas defienden una reapropiación del término ‘negro’ para normalizarlo e intentar acabar con su matiz negativo. Sin embargo, según explica Esther Pineda, “estos [intentos de reapropiación] proceden de la población africana y afrodescendiente; lo cual apunta a la dignificación del término, a darle un nuevo significado positivo e identitario para contrarrestar su histórico empleo como agresión y descalificación, pero esto es un proceso que solo corresponde a la población africana y afrodescendiente. Toda persona debe ser mencionada o se debe dirigir a ella por su nombre y apellido, lo contrario es un acto de deshumanización y racismo”.
Un nuevo episodio de racismo en el fútbol
Neymar y Mbappé fueron algunos de los primeros jugadores del PSG que se acercaron a mostrar su apoyo a Pierre Webó después del incidente con el cuarto árbitro. Ambos habían sufrido anteriormente episodios racistas. Incluso el propio Webó, que en su etapa de jugador pasó por el Mallorca y el Osasuna, también vivió episodios de racismo en la Liga española.
En el libro Tarjeta negra al racismo, de Salvador Rodríguez Moya, Webó hablaba del racismo sufrido en la Liga española, tal y como recoge este reportaje de EL PAÍS. “¿Si España es un país racista? Son costumbres, y si no las conoces cuando llegas desde fuera no lo entiendes”, contaba en el libro. También son tristemente recordados episodios racistas como los abucheos imitando a un mono dirigidos a Samuel Eto’o o los lanzamientos de plátanos a jugadores como Thomas N’Kono, Carlos Kameni o Dani Alves, que decidió devolverles la burla a los aficionados comiéndose uno de los plátanos arrojados durante el partido.
Para Esther Pineda, “nuestras sociedades a nivel mundial siguen siendo estructural y profundamente racistas, sin embargo, en la actualidad es posible evidenciar algunas reacciones de rechazo ante el racismo, principalmente por parte de las nuevas generaciones”. Pone como ejemplo el abandono del partido por parte de los jugadores del PSG y el Estambul, un gesto inaudito hasta la fecha. “Es un mensaje de no tolerancia al racismo, lo cual hace unos pocos años no ocurría ante actos de discriminación de esta naturaleza”, concluye.