El 2 de noviembre se celebra el Día de Muertos en México. Pero, aunque muchos se pondrán nostálgicos al recordar a los fallecidos, no se trata de un día triste. La fiesta de Muertos, de origen prehispánico, es una de las más importantes en el país y es solo la punta del iceberg de una cultura donde la muerte es algo mucho más familiar, con la que se puede bromear y a la que se rinde culto. Como dijo Octavio Paz, el único premio Nobel de Literatura mexicano: “Nuestro culto a la muerte es culto a la vida”. Estas son las razones por las que México tiene una relación especial con la cultura de la muerte que fascina al resto del mundo.
1. El Día de Muertos tiene todos los ingredientes de una fiesta (incluso mariachis). En esta fecha se recuerda al fallecido, pero también lo que le gustaba comer, beber y la música que escuchaba. Familias enteras acuden al cementerio con cervezas y comida y estos se engalanan con el cempásuchil, una flor otoñal. Hasta hay mariachis y tríos especializados en ir a cantar a las tumbas para animar el ambiente.
2. Uno de los símbolos más reconocidos del país es una calavera. El artista mexicano José Guadalupe Posada (1852-1913), célebre por sus grabados, hizo de la muerte uno de sus temas recurrentes y la representó como un esqueleto vestido de manera elegante. Así nació La Catrina, una figura emblemática del Día de Muertos mexicano.
3. La celebración de los muertos está relacionada con el orgullo patrio. Para México, un país que comparte una extensa frontera con Estados Unidos, la rivalidad entre el Día de Muertos y el Halloween es un tema de debate nacional. Aunque, poco a poco, la costumbre anglosajona se ha extendido.
4. Los niños están familiarizados con el tema. Por eso hay hasta dibujos que explican el Día de Muertos. Además, reciben un regalo por estas fechas al que llaman "calaverita".
5. Hay dulces con motivos fúnebres. El pan de muerto es un pan dulce horneado con figuras de huesos y espolvoreado con azúcar roja (morena) que, tradicionalmente, recuerda la sangre. También están las calaveritas de azúcar: pequeños cráneos hechos de dulce.
6. Existen numerosos términos para referirse a Ella: La Huesuda, la Calaca, la Catrina, la Parca, la Dama de Negro, la Santa Muerte, la Novia Fiel y muchos más.
7. Los muertos se exponen en un museo. Guanajuato, una de las ciudades más bellas del país, era una riquísima región minera durante el virreinato. Su subsuelo, rico en nitratos y alumbre, hizo que los restos de las personas ahí enterradas se momificaran. Los cuerpos, exhumados entre 1865 y 1989, se pueden observar en el Museo de las Momias de la ciudad, que ahora es una de sus principales atracciones turísticas.
8. Se escriben versos prediciendo la muerte de otros. Es lo que se llama calaveritas literarias: pequeños poemas jocosos y satíricios que se dedican a un vivo - especialmente a políticos - y que tratan de su inevitable encuentro con la muerte.
9. Hay miles de rituales para recordar a los difuntos (como desenterrarlos). Desde las más sencillas - colocar un altar con cempasúchil y fotos del fallecido - a las más inusitadas: en el cementerio de Pomuch, una región maya, se exhuman y limpian los huesos de los difuntos cada 2 de noviembre.
10. El culto a la Santa Muerte es casi una religión. Incluso el Vaticano está intentando plantar cara a la fe que le profesan miles de personas, especialmente en los barrios más bravos, como Tepito. Se trata de un esqueleto ataviado con una túnica como si fuera una virgen y a la que se le reza y ponen velas. Estas fotos son un buen ejemplo.
11. Existe merchandising. Igual que colgarse un crucifijo al cuello o ponerse una camiseta de Los Ramones. Hay colgantes, llaveros, pendientes, mochilas. Pero con la Santa Muerte.