“Este año ha sido fabuloso. Gracias por haber formado parte de él”. Durante estos días, una aplicación de Facebook elige las fotografías colgadas por los usuarios que han tenido más likes y sus publicaciones más comentadas, las empaqueta y las presenta como “Tu año en Facebook” acompañado de ese mensaje automático, optimista y agradecido, que se puede retocar añadiendo o quitando contenido. También es opcional compartillo en el muro con otros contactos, incluso después de haberlo visto. Quizás por la tendencia a acompartir en la red social las fotografías en las que uno sale bien y muy sonriente y no aquellas de sus días tristes, Facebook piensa que nuestras vidas son maravillosas. Pero ¿y si realmente el 2014 no hubiera sido tan bueno?
El año del estadounidense Eric Meyer, definitivamente, ha sido durísimo. Su hija Rebecca, de 6 años, falleció el 12 de junio por un cáncer. Por eso, cuando Facebook le ofreció ver el resumen de su año con la foto de portada de su hija rodeada de dibujitos que parecen estar celebrando una fiesta, se indignó tanto que escribió un post en su blog un post titulado Un cruel e involuntario algoritmo:
“¡Eric, así ha sido tu año!”. Una foto de mi hija, que ha muerto. Que murió este año. Sí, mi año tenía ese aspecto. Muy cierto. My año se parece a la ausente cara de mi hijita. (...) Y ya sé, por supuesto, que no es algo deliberado. Este algoritmo involuntario y cruel es el resultado de un código que funciona en la inmensa mayoría de los casos, recordando a la gente lo más maravilloso de sus años, mostrando selfies en una fiesta o una ballena desde un bote de pesca o del puerto en su casa de vacaciones. Pero para los que hemos vivido la muerte de nuestros seres queridos, o hemos pasado mucho tiempo en el hospital, o hemos vivido un divorcio o perdido el trabajo o vivido cualquier crisis, puede ser que no queramos mirar de nuevo este año”.
La publicación de Eric Meyer, la pasada Nochebuena, puso palabras a lo que muchos habían sentido al ver cómo Facebook les presentaba su resumen del año, que no hay que solicitar, sino que la red social ofrece de manera privada a los usuarios y que luego ellos deciden si publicar o no (también puede modificarse). Los comentarios del post de Meyer empezaron a ser el refugio de otras personas que se habían sentido identificadas y que contaban cómo también habían perdido este año a algún familiar o habían pasado por una crisis.
El tema apareció en los siguientes días en algunos medios de comunicación de Estados Unidos y Facebook terminó por disculparse con Meyer. Primero Jonathan Gheller, responsable de la aplicación de Facebook, se disculpó directamente con él y después hizo unas declaraciones a The Washington Post:
"[La aplicación] ha sido fantástica para un montón de gente, pero es evidente que en este caso provocamos dolor en vez de alegría. El ‘feedback’ es muy valioso " (...) "Podemos hacerlo mejor. Estoy muy agradecido de que sacara tiempo de su dolor para escribir ese post".
El día 27, Meyer publicaba una nueva entrada -Bueno, esto ha crecido muy rápido- en la que agradecía la reacción de Facebook y se disculpaba con el equipo de la compañía por haber dado por hecho que se trataba de un grupo de programadores jóvenes que no podían entender el sufrimiento:
“Sí, su aplicación no sirvió para manejar situaciones como la mía pero no son los únicos. Sucede todo el tiempo en todas las webs, en todos los contextos imaginables. (...). Empecé a recibir informes de ThinkUp [un app para medir impacto en redes] y una de las primeras cosas que me mostró fue mi enlace compartido en Twitter más popular. Fue cuando puse un enlace al obituario de Rebecca. 'Popular' tal vez no era la mejor palabra en esta ocasión. La historia es que ThinkUp es producto de dos de las personas más inteligentes y caritativas que conozco. (...) Y, sin embargo, han caído en el mismo error que el equipo de Facebook (...) no es porque sean malos diseñadores: no lo son. Tampoco porque ignoraran a sus usuarios: no lo hicieron. Es un fallo tan común que casi no es un fallo. Simplemente… es. He sido víctima de mí mismo. Todos lo hemos sido. Todos lo seremos. Hará falta tiempo, práctica y muchos tropiezos para averiguar cómo hacerlo mejor pero es, a mi juicio, de vital importancia que lo hagamos”.
El caso de Meyer ha atraído una atención excepcional por su dramatismo, pero hay otros usuarios que también han mostrado su descontento con Tu año en Facebook. Algunos lo han hecho en forma de humor, como esta publicación que bromeaba con las fotos de los ex.
Otros, con un tono más reivindicativo. El pasado día 27, el mismo día que Meyer publicaba su segundo post, El País publicaba la carta de una lectora titulada ¿Este año ha sido fabuloso?
Fabuloso. Fabuloso por los millones que nos ha escamoteado la corrupción, por la afluencia cada vez mayor en comedores sociales, por el paro. Fabuloso por los más de 170.000 desahucios ejecutados, por aquellos a los que se los lleva cada día la hepatitis C y por el éxodo forzado.
No nos equivoquemos, este 2014 ha dejado mucho que desear, intentemos que no nos ciegue el espíritu vacuo de la Navidad. Compartamos, amemos y perdonemos, sí, pero durante todo el año, y sobre todo, pongámonos a luchar.