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De los Kennedy a los Brown: 7 familias marcadas por la desgracia

Como un macabro e inevitable ciclo vital, la hija de Whitney Houston apareció inconsciente en la bañera de su casa el 31 de enero en circunstancias muy similares a las de su madre, fallecida hace dos años. La familia de la joven, en una entrevista en la televisión estadounidense, acaba de anunciar que ha abierto los ojos, aunque sigue recibiendo ventilación artifical. Esta trágica circunstancia familiar se repite casi periódicamente en distintas sagas.

Ejemplos hay muchos: familias en las que la desgracia salta de generación en generación. Diferentes causas o circunstancias, pero siempre con fatales resultados. Como una maldición incrustada en el apellido. Veamos algunas de estas estirpes señaladas:

Bobbi Kristina Brown, una desgracia calcada a la de su madre

Whitney Houston junto a su hija Bobbi Kristina Brown AP

La hija de la cantante apareció inconsciente en su bañera el pasado 31 de enero. Así la encontró su novio, Nick Gordon, quien avisó a las autoridades. Poco pudieron hacer: Bobbi Kristina Brown estaba en coma. Solo una máquina de ventilación artificial la mantiene con vida, aunque en las últimas horas "su condición ha mejorado levemente", según han informado los médicos a la familia. El hallazgo se produjo casi coincidiendo con el día en el que, hace tres años, Whitney Houston fue hallada muerta también en una bañera. La diferencia podría estar en la causa: mientras la cantante sufrió una sobredosis de cocaína, las autoridades investigan si el novio de Bobbi Kristina pudo golpearla, ya que los forenses han hallado marcas en su rostro.

Los Kennedy, la estirpe maldita por excelencia

Joseph y Rose Fitzgerald Kennedy, rodeados de ocho de sus hijos.

No podían imaginar el diplomático Joseph P. Kennedy y su esposa Rose Fitzgerald Kennedy que su apellido se identificaría con el summum de la desgracia caída sobre una familia, la maldición en su máximo exponente. De aquel matrimonio, consumado el 7 de octubre de 1914, nacieron nueve hijos: cuatro de ellos murieron por causas no naturales y a otra de ellas, Rosemary, se le realizó una lobotomía que la dejó incapacitada para el resto de su vida. 

El primero de la lista de fallecidos fue Joseph P. Kennedy Jr., piloto de combate que falleció en 1944 durante la Segunda Guerra Mundial tras estrellarse su bombardero. Casi 20 años más tarde, en 1963, llegaría el asesinato de su hermano John Fitzgerald Kennedy, una de las muertes más impactantes del siglo XX. JFK, uno de los presidentes más populares que ha conocido Estados Unidos, recibió un disparo en la cabeza mientras visitaba la ciudad de Dallas. A JFK le seguiría Kathleen Agnes Kennedy, quien con 28 años perdió la vida en un accidente de avión en los Alpes. En 1967, a los 42 años, fue el turno para Robert Francis Kennedy, más conocido como Bobby Kennedy, tiroteado en Los Ángeles nada más ganar las primarias demócratas por las que postulaba como presidente del Gobierno. Solo una hermana, Jean Ann Kennedy, continúa viva, pero la desdicha no solo se cebó con su generación: el hijo de JFK, John-John, murió en 1999 en un accidente de aviación junto a su mujer y su cuñada a los 38 años de edad.

Los Panero, la saga de la amargura

El poeta falangista Leopoldo Panero, nacido en 1909 y miembro de la Generación del 36 junto a figuras de la talla como Miguel Hernández o Gabriel Celaya, murió de una angina de pecho cuando tenía 52 años y regresaba a su casa conduciendo. Era 1962. Sobre su muerte y la problemática relación de sus tres hijos gira El desencanto (1976), película de culto de Jaime Chávarri que saca a relucir los trapos sucios de una familia marcada por la hipocresía y los problemas de la dinastía con las drogas y la enfermedad mental.

El mediano, Leopoldo María, estandarte del malditismo, tuvo problemas con el alcohol y la heroína y pasó largas temporadas de su vida en centros psiquiátricos, en uno de los cuales murió en 2014. En septiembre de 2013 había fallecido su hermano mayor Juan Luis Panero, también poeta, por un cáncer. El menor de los hermanos, Michi Panero, escritor, hostelero y figura imborrable de la movida madrileña, homenajeado en el tema El hombre que casi conoció a Michi Panero de Nacho Vegas, lo había hecho una década antes, en 2004, abandonado por casi todos y víctima también de un cáncer que se cebó en una salud ya muy afectada por la intensa vida nocturna del pasado.

Suárez o la penitencia del cáncer

Cuatro de los siete hijos que tuvo el primer presidente de la democracia moderna en España, Adolfo Suárez, han padecido cáncer. El propio presidente murió de forma prematura tras un largo proceso del mal de Alzheimer. La primera de sus hijas, Mariam Suárez, murió de cáncer de mama en el año 2004. La lucha contra la enfermedad fue en paralelo a la que mantuvo su madre y esposa de Suárez, Amparo Illana, quien también acabaría sucumbiendo. Sonsoles Suárez, su hermana, fue diagnosticada también con cáncer de mama en la etapa en la que presentaba el programa Espejo Público de Antena 3. Cuando lo superó, recibió la noticia de que la hermana más pequeña, Laura, padecía un tumor. Ambas, por fortuna, lograron superarlo aunque con secuelas. Adolfo Suárez Illana ha sido el último en anunciar que padece un tumor, en esta ocasión en la garganta.

Geldof y la larga sombra de la heroína

Captura de la última foto subida por Peaches a Instagram, junto a su madre. Instagram

Peaches Geldof, hija de la presentadora británica Paula Yates, decidió el año pasado imitar a su madre de la peor manera posible. Yates, casada con el cantante y activista Bob Geldof, apareció muerta en su casa en el año 2000 y los forenses dictaminaron que se trataba de una sobredosis de heroína. Catorce años después los expertos repitieron autopsia: su hija, Peaches, apareció muerta en su casa de Inglaterra y por las mismas causas. Estaba con su hijo de 11 meses. Para terminar de alimentar el drama, un día antes del suceso Peaches había subido a Instagram una foto de ella cuando era niña acompañada de su madre que levantó un tremendo revuelo en las redes sociales por una supuesta mano fantasma.

Bruce Lee y su hijo: dos muertes llenas de misterio

Las tumbas de Bruce y Brandon Lee, en Seattle YouTube

Bruce Lee, nacido en 1940 en Hong Kong, se convirtió en una estrella mundial del cine de artes marciales en la década de los setenta a raíz de películas como Operación Dragón. Su leyenda se consolidó cuando en 1973 murió en un hotel de China en extrañas circunstancias, tras padecer un fuerte dolor de cabeza y entrar en coma irreversible. Su hijo, Brandon Lee, tenía entonces ocho años. Se hizo actor y empezaba a cosechar cierta fama cinematográfica cuando el 31 de marzo de 1993 fallecía tras recibir un disparo. Su muerte fue aún más enigmática. Brandon estaba rodando una secuencia de la película El cuervo en la que debía recibir un disparo, obviamente con una arma de fogueo. Pero de la pistola del calibre 44 salió una bala real que acabó con su vida. A día de hoy sigue siendo un misterio por qué había munición real en el arma. Por cierto, el rumor de que esta es la secuencia en la que Brandon murió es una leyenda urbana.

Los Rockefeller, los ricos también lloran

Richard Rockefeller, bisnieto del mítico John D. Rockefeller, ha sido el último miembro de la saga en morir en extrañas circunstancias al estrellarse su avión el pasado junio por causas no aclaradas. Volvía del 99 cumpleaños de su padre David, el actual jefe del clan. Un sobrino de David, Michael Rockefeller, tuvo un final aún más misterioso cuando la canoa en la que se encontraba explorando Nueva Guínea en una expedición antropológica volcó y nunca fue encontrado, dando lugar a hipótesis de que había sido comido por caníbales.

La muerte de su padre Nelson también dio lugar a rumores, ya que aunque murió a una edad avanzada, lo hizo desnudo y en presencia de su asistente y presunta amante de 25 años, Megan Marshack, quien tardó más de una hora en llamar a urgencias. El ex vicepresidente de los Estados Unidos fue enterrado sin autopsia pese a las dudas. Un año antes, en 1978, otro hermano de Nelson y David Rockefeller, John D. Rockefeller III también falleció trágicamente en un aparatoso accidente de tráfico. Como afirma Ellen Rockefeller, otra de las hijas del actual patriarca, al hablar de su mala fortuna: "No importa si tenemos dinero o no, sufrimos a nuestra propia manera".