A eso de las seis de la tarde Paula ha depositado su voto en una de las mesas electorales habilitadas en el colegio madrileño Pío XII, cerca de Plaza Castilla. Aunque estaba allí presencialmente la papeleta que ha introducido en la urna había sido elegida por una persona que se encontraba a 17 horas de avión de Madrid: un emigrado español al que había decidido ceder su voto a través de la iniciativa de Marea Granate para unir a abstencionistas y residentes en el extranjero a los que no les habían llegado las papeletas o no completaron a tiempo el procedimiento para votar. Este 20D Paula ha cumplido con su palabra.
Paula Bartolomé tiene 26 años y trabaja como informática. Son sus segundas elecciones generales. En las anteriores votó , pero estas estaba muy desencantada con todos los partidos. Iba a votar nulo y decidió cedérselo a alguien. "C
Jorge -pide no dar su apellido- es el emigrado por el que votará Paula y que seguirá desde la ciudad de Hangzhou - donde lleva viviendo dos años y medio de forma intermitente- el escrutinio de los resultados. Madrileño, del barrio de la Concepción, cuenta a Verne por email que el interés por la política se le despertó "en las elecciones europeas y ahora no puedo parar, entre debates, vídeos, periódicos, noticias que se contradicen... está interesantísimo."
Este joven de 24 años que se gana la vida en China impartiendo clases de Inglés -y que acaba de abrir también una empresa de control de calidad- conoció la iniciativa de Marea Granate a través de la prensa y enseguida lo tuvo claro: "Me he debido inscribir hace 10 o 15 días, según lo leí. El proceso era enormemente cómodo y a los pocos días me llegó la confirmación de Paula. Entonces llevaban gestionadas ciento y pico parejas y ahora somos varios miles. Me alegro enormemente por cada español que va a poder ejercer su derecho a voto a pesar de tanto. Doy gracias por la oportunidad de hacernos oír".
Después de introducir la papeleta elegida por Jorge, Paula decía sentirse contenta y emocionada: "Anoche estaba incluso un poco nerviosa por la responsabilidad de votar por otro. Cuando me inscribí tenía claro que no quería defraudar a la persona y que debía respetar su voluntad". Cuando le preguntamos si en algún momento entraron en conflicto sus ideas políticas con las de Jorge nos dice que no: "Es cierto que no era la opción a la que me sentía más próxima, pero tampoco me suponía un problema. Quizás hubiera sido diferente si hubiera elegido algo muy extremo. Pero no me siento mal. Yo voto como si fuera él".
Según el cómputo que Marea Granate tiene en su web habrían sido 'rescatados' 3.477 votos de españoles residentes en el extranjero que habían tenido problemas para votar a distancia. 580 de ellos estaban, como Paula y Jorge, censados en la Comunidad de Madrid. "A mí esto me ha sacado una espinita que tenía bien clavada", explica Jorge, "con lo metido que estoy en política me indigna el doble ser silenciado con este juego tan sucio, parece ser que obligarnos a emigrar no fue suficiente. A Paula ya le he dicho que le debo una cena y que le estoy agradecidísimo, para ella es un paseo el domingo, pero para mí y para todos los expatriados que nos podemos hacer oír, es un mundo, y otro motivo más para sonreír."
Para hacer público su agradecimiento los emigrados han utilizado en las últimas horas las redes sociales, donde han vuelto a compartir carteles con el lema #RescataMiVoto. En esta ocasión no lo hacían para encontrar pareja, sino para dar las gracias a sus 'donantes'. Y al otro lado, quienes acudían a los colegios para depositar los sobres han utilizado el lema #EsteVotoNoFalta para confirmar su participación.
Pero no todos los inscritos en la web de Marea Granate han encontrado un abstencionista con quien intercambiar el voto. En la misma jornada de las elecciones aún había 13.180 emigrados a la espera de donante. Durante la campaña electoral los portavoces de Marea Granate ya habían advertido que, según sus previsiones, solo un 6,11 % de residentes en el exterior podría votar el 20D. El colectivo atribuye lo ocurrido a la excesiva burocracia que requiere el sistema de 'ruego del voto' y pide la derogación de la actual ley.