Es color rosa pastel, no tiene ojos, mide solo 7 centímetros y casi imposible de encontrar. El bagre ciego de Múzquiz es una rara especie de pez que solo habita en las aguas profundas de la zona norte de Coahuila, o al menos eso se creía. En mayo de 2016, un grupo de investigadores en Texas descubrió por primera vez un par nadando en una cueva subterránea en el sur de ese Estado, del otro lado de la frontera. ¿Cómo llegaron ahí? Es la pregunta que Dean Hendrickson, ictiólogo (zoólogo de peces), de la Universidad de Texas, busca responder.
“Estos peces proporcionan evidencia para apoyar la teoría de que existe un conducto de aguas subterráneas que conecta ambos lados de la frontera”, explica Hendrickson a Verne vía telefónica. “Lo que aún no sabemos es si la especie se trasladó de México hace mucho tiempo y se estableció aquí o si viaja de un lado a otro constantemente”. Este sistema de cuevas subterráneas se encuentra en la cuenca del Río Bravo, que atraviesa la frontera de México y Estados Unidos. Algunas pueden alcanzar hasta los 100 metros de profundidad. “En época de lluvias, el nivel de agua aumenta y los peces pueden llegar a las zonas menos profundas”, agrega el investigador. “De otra manera no hubiera sido posible encontrarlos, porque ellos pueden nadar entre ranuras muy estrechas que son inaccesibles para nosotros”.
Jack Johnson, un directivo de la zona natural protegida Amistad Recreation Area, donde se hallaron los bagres, detectó un grupo de peces con las características similares a esta especie cuando exploraba las cuevas en abril de 2015. Después de varias sesiones de búsqueda, un grupo de biólogos de la consultora de sistemas acuáticos Zara Environmental, encontró los peces en mayo. Un mes después, Hendrickson logró identificarlos como bagres ciegos de Múzquiz. El 17 de junio, la Universidad de Texas en Austin, informó del hallazgo en su web. Desde entonces, la noticia se ha publicado en medios como The Guardian, Time y Newsweek.
Hendrickson comenzó a estudiar a este pez mexicano desde mediados de los noventa, después de que sus colegas dejaron un par de especímenes en su oficina. “Es una especie fascinante, a pesar de ser ciego tiene una gran capacidad para encontrar su camino y aprender nuevas rutas si encuentra obstáculos en su camino”, dice el académico. También puede pasar semanas sin comer y se hace el muerto para guardar energía. La primera vez que los encontré bocarriba, me asusté, porque es raro que un pez haga esto. Después me di cuenta de que solo estaban en estado de reposo”.
El bagre ciego de Múzquiz es considerada una especie en riesgo. “Se ha clasificado así en México porque es muy difícil de encontrar”, dice Hendrickson. “El sistema de suministro de agua en la cuenca del Río Bravo es principal factor que puede poner en peligro a la especie, en menor medida, la contaminación del agua que se ha detectado en la zona también lo pone en riesgo”. A través de pruebas genéticas realizadas con los peces descubiertos pueden proveer pistas de cuántos bagres ciegos existen actualmente en la zona fronteriza. “Esperamos obtener resultados de uno de los peces en las próximas semanas”, comenta Hendrickson. Los bagres fueron trasladados al Zoológico de San Antonio, que provee las condiciones ideales para estudiarlos, asegura el investigador.