El lanzamiento del teaser de Star Wars: El despertar de la Fuerza en noviembre de 2015 fue uno de los eventos cinematográficos más esperados a nivel mundial. El video publicado en YouTube obtuvo millones de reproducciones en las primeras horas. En la primera escena se vio por primera a vez a Finn, el stormtrooper que se rebela de la Primera Orden para unirse a la Resistencia. A los pocos días del lanzamiento del trailer, el buzón de Facebook de Bo Johnson, director de un programa de mentoría para jóvenes en Illinois, se llenó de mensajes. “Todos me decían cuánto me parecía al personaje, uno de mis amigos me incluso me dijo que creía que era yo”, comenta Johnson a Verne vía telefónica. “Al principio pensé que estaban siendo racistas, hasta que mi madre me dijo lo mismo”.
Su parecido con el actor John Boyega convenció al hombre de 28 años a comprar un disfraz de stormtrooper y pasear por el centro de la Ciudad de México con un pedazo de cartón que se lee: Perdí mi trabajo en el lado oscuro. Necesito dinero. Finn. Una fotografía de él fue compartida en la cuenta de Facebook de la web Sopitas, la cuál ha obtenido más de 10.000 me gusta desde principios desde la semana pasada. Otros usuarios han compartido fotos similares en Instagram.
Johnson vive en México desde septiembre de 2015. Decidió tomarse un año para conocer México y aprender un poco de español. “Por ahora las calles son mi escuela, pero estoy buscando a un tutor”, comenta. Para cubrir sus gastos en la Ciudad de México trabajaba como maestro de inglés en dos instituciones y dando clases particulares. Siguiendo los consejos de sus familiares y amigos, Johnson compró un casco de stormtrooper en plaza Buenavista y mandó hacer un traje en una tienda de disfraces en Azcapotzalco, en el norte de la capital. A principios de enero hizo su primer paseo por la calle Madero. Un amigo le recomendó ir ahí pues es la predilecta de las botargas, princesas de Disney y superhéroes que se fotografían con niños y turistas. “En unas tres o cuatro horas gané 3.000 pesos”, asegura Johnson. “A la gente le daba mucha risa mi cartel, aunque algunos realmente creían que había perdido mi trabajo y me preguntaban en qué parte de la ciudad estaba el lado oscuro”, bromea.
Después de pasar tres fines de semana disfrazado de Finn en Madero, Johnson decidió renunciar a su empleo de docente. “Me di cuenta que ganaba mucho más trabajando unas horas por un par de días”, dice. “En promedio obtengo entre 3.000 y 6.000 pesos en un fin de semana. Prefiero dedicar el resto de mi semana a pasear por la Ciudad de México y comerme unos tacos. Un amigo me ha dicho que estoy viviendo el sueño americano en México”. Ante el éxito de su disfraz en México, Johnson planea viajar a varios países. “Me encantaría ir a Brasil para aprovechar el turismo de los Juegos Olímpicos”. Johnson ha adquirido un traje de stormtrooper oficial para preparar su gira. En cuanto se lo entreguen planeará su siguiente viaje. “La verdad no era muy fan de Star Wars, pero le he tomado el gusto”, comenta.