Pasadas las 17.00 de la tarde del domingo (hora de Colombia), el mundo se enteró de que más de seis millones de colombianos habían impuesto su rechazo en las urnas a los acuerdos de paz con las FARC pactados durante más de cuatro años en La Habana. A la cara de desilusión del presidente Juan Manuel Santos se unió la de una multitud reunida en el conocido parque de los hippies de Bogotá. En las sedes del Centro Democrático, el partido del expresidente Álvaro Uribe, principal opositor al proceso, se repartieron las sonrisas.
Han pasado tres días desde que se conociera la votación. A la espera de que la incertidumbre sobre si continúa o no un proceso que debía acabar con más de 50 años de guerra en Colombia, Verne ha salido a la Plaza Bolívar, en el centro de Bogotá, a preguntarle los ciudadanos cómo se sienten. Las respuestas escritas en la pizarra dibujan el mismo mapa de aprobación y rechazo del plebiscito. Colombia sigue dividida.