Bob Dylan ha ganado el premio Nobel de Literatura por “haber creado una nueva expresión poética dentro de la gran tradición americana de la canción”. Pero sus discos no solo han sido relevantes para músicos y escritores, sino también para los científicos. Y no solo porque sus canciones sean el tema de asignaturas universitarias, sino también porque al menos uno de ellos podría ganar un almuerzo gratis gracias a sus clásicos.
En 2014, cinco científicos suecos confesaron que llevaban 11 años metiendo con calzador citas de Bob Dylan en sus estudios. Todo formaba parte de una apuesta: quien lograra publicar más versos del cantante en sus trabajos, se ganaría un almuerzo en el restaurante de la universidad.
Tal y como recogía The Guardian en su momento, todo empezó en 1997 con un trabajo de Jon Lundberg y Eddie Weitzberg, profesores del departamento de Fisiología y Farmacología del Instituto Karolinksa de Estocolmo. Este estudio se titulaba: Nitric Oxide and Inflammation: The Answer Is Blowing In the Wind. Óxido nítrico e inflamaciones: la respuesta está en el aire. Era un trabajo sobre gases intestinales. Publicado en Nature, eso sí.
En 2003, los profesores de biología Jonas Frisén y Konstantinos Meletis publicaron otro artículo cuyo título, Blood on the Tracks: A Simple Twist of Fate?, contenía dos referencias dylanescas: el título de su decimoquinto disco, publicado en 1975, seguido de la segunda canción del mismo álbum.
Lundberg y Weitzberg colaron poco después otra canción de Dylan en uno de sus estudios: The biological role of nitrate and nitrite: The times they are a-changin’ (El papel biológico del nitrato y el nitrito: los tiempos están cambiando). Un bibliotecario de la universidad les avisó de que no estaban solos, lo que les llevó a enviar un correo electrónico a sus colegas y comenzar con la apuesta, como explicaba la web de la universidad.
Frisén respondería con Eph receptors tangled up in two (Receptores Eph enredados de dos en dos), publicado en 2010 y haciendo referencia a Tangled Up in Blue, que es la primera canción de Blood on the Tracks.
El año siguiente, Lundberg y Weitzberg responderían con Dietary nitrate – a slow train coming (Nitrato dietético: un tren se acerca lentamente). La segunda parte es el título de un disco de Dylan publicado en 1979. Este artículo incluía además una cita (parafraseada) de The Ballad of a Thin Man, un tema clásico del premio Nobel incluido en Highway 61 Revisited: "We know something is happening, but we don’t know what it is – Do we, Dr Jones?". Sabemos que algo ocurre, pero no sabemos lo que es, ¿verdad, doctor Jones? Está ligeramente modificada: en lugar de we (nosotros) la canción usa el pronombre you (tú).
Poco después se les uniría el profesor de investigación cardiovascular Kenneth Chien, que llevaba años citando a Dylan sin saber que podía ganar una comida gratis: ya en 1997 había publicado Tangled up in blue: Molecular cardiology in the postmolecular era.
En 2014, cuando el Instituto Karolinska publicó su historia, los científicos explicaron que la apuesta estaba abierta a todo el mundo, “siempre y cuando las citas estén relacionadas con el contenido científico, refuercen el mensaje y mejoren la calidad del artículo y no al contrario”.
Ya entonces aseguraban que Dylan se merecía el Nobel. Chien incluso le comparaba con Shakespeare. Y Meletis apuntaba que la capacidad de innovación de Dylan es un ejemplo para los científicos: “Un investigador también debe buscar caminos nuevos y diferentes”.
Una tendencia en aumento desde 1990
No están solos: desde 1990, las citas a Dylan en las publicaciones de biomedicina han crecido de modo exponencial, según un trabajo que publicó en diciembre de 2015 el British Medical Journal. Esta revista publica cada año un especial navideño con investigaciones científicas humorísticas, aunque no falsas, como por ejemplo por qué desaparecen las revistas de las salas de espera.
Su trabajo se titula Freewheelin’ scientists: citing Bob Dylan in the biomedical literature (Científicos espontáneos: citando a Bob Dylan en las publicaciones biomédicas). Por supuesto, se trata de otra referencia al cantante: The Freewheelin’ Bob Dylan es su segundo disco, publicado en 1963. El estudio era obra de Carl Gornitzki, bibliotecario, Bengt Fadeel, profesor de toxicología, y Agne Larsson, estadístico. Los tres, del Instituto Karolinska.
Según su investigación, hay al menos 213 referencias a Bob Dylan en publicaciones de este ámbito científico. La primera dataría de 1970: era un trabajo titulado, simplemente, The Times They Are A-Changing’ (Los tiempos están cambiando).
Esta es precisamente la canción de Dylan más citada: se menciona en 135 artículos. Le siguen Blowin’ In The Wind (36 artículos) y, con una popularidad menor, All Along The Watchtower, Knockin' On Heaven's Door y Like A Rolling Stone. Ninguna sorpresa: todas menos All Along The Watchtower aparecen en la lista de las diez canciones más populares de Bob Dylan en Spotify.
El trabajo del British Medical Journal recoge estudios como Knockin’ on pollen’s door: live cell imaging of early polarization events in germinating Arabidopsis pollen, que hace referencia a Knockin’ on Heaven’s Door y es un estudio sobre… el polen, según deduzco del incomprensible resumen del estudio. Otro ejemplo: las reflexiones sobre el psicoanálisis del doctor William Colman se titulan Bringing it all back home: how I became a relational analyst. Bringing It All Back Home es el título del quinto disco de Dylan.
Los trabajos con referencias al músico se citan menos y, por tanto, tienen menos repercusión que la media de estudios de este campo. Lo cual tiene sentido: los cinco científicos suecos de la apuesta ya explicaban que suelen jugar a esto sobre todo en comentarios y revisiones, ya que su tono suele ser más ligero.
En definitiva, si te apetece usar un título de Dylan en tu próximo análisis sobre la mucosa intestinal, no te lo pienses dos veces, está bien.
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